La economía española aguanta sorprendentemente en medio de la ralentización global. El Producto Interior Bruto de España cerró el 2018 con un crecimiento anual del 2,5%, según el avance provisional publicado este jueves por el INE.

La desaceleración del PIB es evidente respecto a las tasas del 3% o superiores que se habían encadenado en los tres años precedentes. Sin embargo, el crecimiento registrado se antoja muy positivo cuando se compara con la evolución de la zona euro: en los datos del cuarto trimestre conocidos este jueves, la actividad en España avanza a ritmos del 0,7%, una mejora de una décima respecto al 0,6% registrado en los tres trimestres anteriores y muy por encima del 0,2% que se exhibió en el tercer trimestre en una eurozona baqueteada por la incertidumbre en Italia, los chalecos amarillos en Francia o los problemas de la industria del automóvil alemán para adoptar las nuevas regulaciones medioambientales. En definitiva, pese a la ralentización de los socios comerciales la economía española resiste.

La economía española creció un 2,5% en 2018 y aguanta en medio de la ralentización global

La leve mejora hasta un 0,7% se explica por varios factores: uno de ellos es el empleo, que se eleva un 0,6% en el trimestre. Otro es la recuperación de las exportaciones, que vuelven a crecer después de que en el trimestre anterior retrocedieran por primera vez en cinco años. Y lo hacen con un robusto incremento del 1,9% trimestral, superior al 1,1% que suman las importaciones. 

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«La sorpresa ha sido el sector exterior. Las exportaciones han crecido casi un 2% trimestral en un contexto en el que nadie se lo esperaba», explica María Jesús Fernández, analista de Funcas.

Además, el consumo de las Administraciones Públicas sube un 1,2% trimestral, una tasa muy elevada y que explica hasta un tercio del crecimiento. Por sectores, en el trimestre tiran con fuerza la agricultura (+5,3%), la construcción (+1,2%), los servicios de información y comunicaciones (+2,1%), de actividades financieras (+3,1%), de profesionales (+1,7%) y el inmobiliario (+1,4%).

Por el contrario, pierde un poco de brío el consumo los hogares, que crece un 0,5% respecto al 0,8% del trimestre anterior. Aun así, se trata de un avance bastante sólido. En la parte negativa lo que llama realmente la atención es el desplome trimestral de la industria, que pierde un 0,9%. El sector está muy expuesto a las ventas al exterior, ha sufrido el anuncio de cierres de plantas y ha padecido los efectos de la homologación de estándares medioambientales, que ha provocado un cuello de botella en la producción de vehículos.

También resalta como nota negativa la caída de la inversión, que cede un 0,2% después de haber estado anotándose incrementos bastante importantes en los cinco trimestres precedentes.

La remuneración por asalariado y los costes laborales se han acelerado bastante y avanzan en términos trimestrales un 1,5% y un 1,6%, respectivamente. No obstante, en principio estos aumentos se están produciendo en línea o por debajo de lo que crecen en la zona euro, de forma que todavía se estaría manteniendo la competitividad en esta parcela. 

Según señala el INE, «la contribución de la demanda nacional al crecimiento interanual del PIB es de 2,7 puntos, una décima inferior a la del tercer trimestre. Por su parte, la demanda externa presenta una aportación de –0,3 puntos, una décima superior a la del trimestre pasado». En variación interanual, sobresale el crecimiento de la construcción, la agricultura y buena parte de los servicios. En cambio, la industria desciende un 1,1%. 

Fuente: El País