La dimisión hace dos semanas de Sabine Lautenschläger de su puesto en el comité ejecutivo del BCE, dos años antes de que finalizara su mandato, ha sido la última señal de la división interna que acusa la institución. La renuncia de la representante alemana en el máximo órgano de decisión ha puesto de relieve la falta de consenso sobre las últimas medidas tomadas por Mario Draghi –a quien apenas le restan ya unos días de mandato–, como la rebaja de la tasa de depósito a un nivel aún más negativo, al -0,5%, o la reanudación de las compras de deuda a partir de noviembre.

Junto a la dimisión de Lautenschläger, considerada firme defensora de la política monetaria más ortodoxa, han aireado sus discrepancias con Draghi los gobernadores de los bancos centrales de Alemania, Holanda, Austria y también Francia, en especial en lo relativo a las compras de deuda.

Las critícas a Draghi son tan declaradas que han llegado incluso a la prensa sensacionalista alemana, con la entrevista que concedió Jens Weindmann al diario Bild justo después de que el BCE activara una nuevo paquete de estímulos y en la que el presidente del Bundesbank afirmó que la institución “había ido demasiado lejos”.Este rotativo alemán no dudó en comparar a Draghi con el conde Drácula, ávido de la sangre de los ahorradores alemanes.

Alemania se prepara ahora para presentar un candidato para el puesto vacante en el comité ejecutivo del BCE y que, de acuerdo a una ley no escrita, corresponde a Berlín, una vez que el reparto de poderes ya se ha equilibrado con una presidencia que será para la francesa Christine Lagarde.

Lagarde deberá reconstruir el consenso interno y persuadir a países como Alemania de que gasten más

El Eurogrupo iniciará hoy el proceso de selección de los nuevos miembros de la ejecutiva del BCE y hasta hoy solo ha recibido la candidatura del italiano Fabio Panetta para sustituir al francés Benoit Coeuré, cuyo mandato concluye a finales de año. Se espera que confirme el nombramiento de Panetta, actual subgobernador del Banco de Italia, que será un refuerzo para las posiciones más acomodaticias defendidas hasta ahora por Draghi.

El candidato alemán, cuyo nombre se aguarda para los próximos días, llegará en cambio bajo la fuerte presión de la opinión pública alemana, beligerante con los tipos cero que han minado la rentabilidad de los ahorros, y con Berlín en el centro de todos los mensajes del BCE. La institución está llegando a los límites de su política monetaria y reclama con insistencia que los países con margen para elevar el gasto público, como Alemania, lo hagan para dar impulso económico a la zona euro.

En un contexto en que la política monetaria está perdiendo efectividad y en el que las disputas internas pueden debilitar la credibilidad de la institución, la elección del sustituto de Sabine Lautenschläger es relevante, según reconoce Joaquim Fels, asesor económico de Pimco. “El BCE necesita otra voz creíble y con autoridad además de la de Jens Weidmann que explique a una opinión pública alemana escéptica la política monetaria en su propia lengua”, añade. Fels apunta además a uno de los grandes desafíos que afronta Lagarde, el de convencer a los países con margen fiscal que “la mejor manera de salir de los impopulares tipos negativos y las compras de deuda es apoyar la demanda y el crecimiento con inversiones en infraestructuras y/o rebajas de impuestos”.

Lagarde deberá sacar partido a la capacidad negociadora que se le supone de su paso por la política para limar las divisiones internas en el BCE y evitar que hagan mella en la credibilidad de la institución. “Las noticias de discrepancias rebajarán el efecto psicológico y de impulso a la confianza de la última tanda de estímulos”, advierte Gilles Moëc, economista jefe de Axa IM, que además considera que la nueva presidenta de la institución no tomará nuevas decisiones hasta al menos mitad de 2020, una vez calibrado el efecto de las últimas medidas.

Sobre Lagarde caerá además la tarea de redefinir la estrategia del BCE, sin cambios desde 2003, cuando se marcó el objetivo de lograr una inflación inferior, aunque próxima, al 2%.

Las candidatas que baraja Berlín

La marcha de Sabine Lautenschlager deja una vacante en el comité ejecutivo del BCE que Alemania reclama para sí y para la que las principales candidatas son mujeres.

Isabel Schnabel. Es una de las favoritas, profesora de economía financiera en la Univesidad de Bonn y miembro del Comité de Sabios, un consejo de expertos económicos que asesora al Gobierno de Alemania. Dentro de la ortodoxia monetaria alemana, su perfil es considerado más moderado.

Claudia Buch. Es la actual vicepresidenta del Bundsbank y con anterioridad, también miembro del Comité de Sabios.

Elga Bartsch. EEs jefa de economía e investigación de mercado de BlackRock y ha sido economista jefa para Europa en Morgan Stanley.

Fuente: El País