Los efectos económicos de la crisis política catalana quedaron “limitados” en el último tramo del año pasado a los sectores del turismo, el comercio y la construcción. Según la previsión efectuada por la Cámara de Comercio de Barcelona, el producto interior bruto (PIB) de la comunidad creció el 0,5% entre octubre y diciembre, tres décimas menos que en el trimestre anterior y dos décimas menos que en el conjunto de España. Sin embargo, la entidad está preocupada sobre todo por los indicadores que actúan como termómetro de la evolución a medio plazo. Desde octubre, la confianza empresarial ha descendido y también han bajado las matriculaciones de vehículos industriales, los visados de obras y la creación de sociedades mercantiles. “La incertidumbre es permanente, se desplaza pero nunca desaparece, y eso impregna todo el contexto político y económico”, ha advertido Miquel Valls, presidente de la Cámara, quien ha añadido: “La situación política está frenando el crecimiento de la economía catalana”.

La inestabilidad creada a partir del 1 de octubre ha incidido a corto plazo a los sectores más vinculados al consumo. Así lo recoge un informe elaborado por la Cámara de Comercio de Barcelona, que no ha incluido el efecto que ha podido tener el traslado de sedes sociales y fiscales. “Es un asunto de una gran importancia, mucho más de la que se le está dando, pero nos faltan datos para analizarlo”, ha justificado Valls. La Cámara de Comercio estima que el PIB catalán aumentó el 3,2% el año pasado, en línea con las previsiones que el organismo elaboró en octubre. Y para este año, prevé una expansión del 2,7%, igual que en el conjunto de España. Eso sí, con el supuesto de que se constituya un gobierno de la Generalitat para los próximos cuatro años. “Si la incertidumbre de agrava, habrá que revisarlo a la baja”, ha explicado Valls.

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El aguante de la economía catalana se explica por el buen comportamiento de la industria gracias a las exportaciones. El director de Estudios de la Cámara de Comercio, Joan Ramon Rovira, ha recordado que la economía catalana tiene un comportamiento más “volátil” que el conjunto de la española, pero ha señalado que tras ese crecimiento del 0,5% se esconden “evoluciones dispares” entre sectores: mientras la industria y las ventas exteriores han seguido tirando de la economía y ha crecido por encima del conjunto de España, el turismo, el comercio y la construcción han sufrido descensos que se pueden atribuir a la inestabilidad política.

El turismo, el sector más afectado

“La construcción muestra fuertes caídas en septiembre y octubre, que contrastan con la evolución muy positiva del resto de España. Es excepcional y podría ser atribuible al contexto político. El comercio muestra que las ventas minoristas han sido inferiores durante todo 2017. Eso puede postrar una bajada de confianza por la situación política pero también una convergencia con el crecimiento del resto del Estado. Y el sector turístico es el que más ha acusado los efectos de la inestabilidad política”, ha añadido Valls.

La Cámara de Comercio, sin embargo, advierte de que los indicadores a medio plazo no son halagüeños, por lo que ha instado a recuperar un clima de estabilidad con la formación de un gobierno para los próximos cuatro años. En concreto, la matriculación de vehículos industriales, los visados de obra nueva y la creación de empresas están descendiendo y marcando un diferencial con el resto de España. “Hay que alertar del riesgo de que la conflictividad política pueda afectar la atracción y retención de talento y la localización de inversiones”, ha concluido Valls.

Fuente: El País