La creación de empleo en Estados Unidos se estancó prácticamente el pasado mes de febrero, al registrarse solo 20.000 ocupados. El consenso de mercado anticipaba una moderación importante, pero no tan brusca como la anunciada en esta primera lectura. En enero la contratación avanzó a un ritmo de 311.000 empleados. La pasa de paro, entretanto, bajó dos décimas y se coloca de momento en el 3,8%. Los salarios, entre tanto, suben.

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Es el peor ritmo de creación de empleo desde septiembre de 2017. El indicador tomó, además, por sorpresa a Wall Street, donde los inversores se dividen entre quienes creen que es la primera evidencia de que la desaceleración económica -de la que ya venían alertando los principales organismos internacionales y las casas de análisis- está tomando cuerpo o si se trata de un bache temporal por el efecto combinado de las nevadas y el ruido provocado por el cierre parcial de las actividades del Gobierno federal tras el choque político para financiar el muro con México. En todo caso, el enfriamiento es evidente.

Los analistas esperaban algo más en el entorno de los 180.000 ocupados y que el paro se mantuviera en el 3,9%, frente al 4% en enero. El mal registro se explica, principalmente, porque el sector de la construcción destruyó el mes pasado 31.000 empleos y el indicador está plano en la restauración. Eso podría indicar factores estacionales, pero también confirma que la economía siguió su proceso de ralentización.

El bache no quita lustre a la mejora del mercado laboral en los últimos años: encadena ya 101 meses de creación de empleo; Los salarios subieron un 3,4% en el año, la mejor lectura desde el comienzo de la recuperación económica, hace una década, y está dos décimas por encima a lo esperado. Si el ritmo de contratación hubiera sido más sólido, ese detalle podría haber justificado que la Reserva Federal volviera a entrar en juego.

No va a ser el caso, al menos a corto plazo. El presidente de la Fed (el banco central estadounidense), Jerome Powell, llevaba dos meses hablando de paciencia a la hora de avanzar en el proceso de normalización de la política monetaria. Lo justificaba diciendo que las señales que llegan de la economía son conflictivas y hay corrientes contrapuestas que en este momento invitan a la cautela. Los indicadores de confianza refleja esa incertidumbre.

Los futuros de Wall Street reaccionaron en negativo y el dólar se depreció ligeramente. También bajó el tipo de interés de las letras del Tesoro a 10 años, que se mueve en el entorno del 2,6%. La próxima reunión de la Fed está prevista para el 20 de marzo. Hasta ahora se veían como posibles dos incrementos de tipos, con el más inmediato llegando en junio. Pero el dato aleja esa posibilidad y la rebaja.

La lectura de empleo se conoce una semana después de que se publicara el indicador de crecimiento en 2018. La expansión progresó a un ritmo del 2,9%, ligeramente por debajo a lo prometido por el presidente Donald Trump. La Fed anticipa que se moderará al 2,3% este año. Se atribuye, entre otros motivos, al debilitamiento del sector inmobiliario, la ralentización global y la incertidumbre del litigio arancelario.

Fuente: El País