Los vendedores de automóviles no eran optimistas a finales de 2018 sobre cómo evolucionaría el mercado este año. Sus previsiones se confirmaron en enero, en el que no solo se redujeron las matriculaciones sino que la caída se intensificó respecto a los meses precedentes. Las ventas cayeron un 8% y se situaron en las 93.546 unidades entre turismos y todoterrenos.

El canal más afectado por el desplome es del de particulares, contraído un 9,6% en el primer mes del año. Pero también las empresas, que estaban aguantando las estadísticas en los últimos meses, redujeron también un 5,5% sus adquisiciones. De esos datos se desprende una doble interpretación desde el sector: hay desgaste en la demanda y las dudas acerca de la tecnología a escoger teniendo en cuenta los anuncios que llegan desde las administraciones están frenando la compras. Anfac, la patronal de los fabricantes, y Faconauto atisban un ejercicio de estancamiento para el sector.

El director de comunicación de Faconauto, Raul Morales, explica que las ventas hubieran mostrado peores resultados de no ser «por las automatriculaciones de última hora», utilizadas por las marcas para salvar, relativamente, sus númneros.

Mientras que el segmento de turismos cae, las ventas de vehículos comerciales ligeros (furgonetas) crecieron un 8%. Este ámbito ha recuperado el ánimo tras las caídas de septiembre y octubre, motivadas por la entrada en vigor del WLTP, el nuevo sistema de homologación de motores basado en condiciones de conducción reales. Su implantación en septiembre, que conllevaba un encarecimiento de las matriculaciones a causa de un repunte de las emisiones contaminantes, comportó que se avanzaran las ventas en los meses del verano, para ahorrarse esos sobrecostes y aprovechar las ofertas de las marcas para sacarse de encima estocs.

«Las familias siguen retrasando su decisión de compra por la incertidumbre del mercado y la confusión sobre qué coche adquirir», afirma Noemí Navas, directora de comunicación de Anfac. Morales pedía que «se racionalizara el discurso y se tranquilizaran los ánimos», en una llamada a las administraciones sobre su voluntad de prohibir los coches de gasolina y diésel.

Fuente: El País