José Manuel Campa, (Oviedo, 54 años), es uno de los españoles mejor colocados en el orbe financiero internacional. Desde mayo preside la Autoridad Bancaria Europea (EBA, por sus siglas en inglés), el organismo responsable de construir un marco único de supervisión y regulación para toda banca de la UE, una tarea “más fácil de decir que de hacer”, admite Campa. La EBA ha inaugurado sede en el exclusivo barrio de La Défense de París, después de que dejara Londres por el Brexit.

Campa fue secretario de Estado de Economía con el PSOE entre 2009 y 2011 y director global de Asuntos Regulatorios del Santander hasta su nombramiento. “Entiendo que algunos cuestionen mi independencia pero no tomamos decisiones sobre bancos sino sobre regulación, que afecta a las entidades, pero no las supervisamos”, advierte por teléfono este ejecutivo que cobra unos 200.000 euros anuales libres de impuestos.

Pregunta. Cada vez hay más supervisores y reguladores bancarios en Europa, por lo que se dedica más dinero a esta labor. Los ciudadanos han elevado sus exigencias tras sufrir una crisis financiera sin precedentes que ha golpeado a la sociedad. ¿La EBA debe mejorar la reputación siendo más eficiente?

Respuesta. Sí, creo que se puede mejorar; en Europa tenemos una estructura compleja para la toma de decisiones pero creemos que es fundamental incrementar la información al mercado y la transparencia sobre los bancos.

P. Los tipos de interés negativos son la mayor reclamación de los bancos porque dicen que golpean su rentabilidad y que los factores positivos son menores que los negativos…

R. Es cierto que los tipos afectan a su margen financiero, pero también reducen las provisiones, el coste del riesgo y la mejora económica favorece su actividad. Creo que la banca estaría mejor en un entorno macroeconómico como el actual, de crecimiento, con tipos más positivos; es el escenario deseado por todos, también por los actores de la política monetaria. Pero si suben los tipos y también la morosidad, entonces no sería tan bueno.

P. Los supervisores reclaman fusiones intraeuropeas para tener bancos más grandes, ¿pero esto no crearía gigantes financieros difíciles de rescatar?

R. El problema de la banca europea es que su rentabilidad es inferior al coste de capital: según los últimos datos la rentabilidad sobre recursos propios era inferior al 7% y el coste de capital estaba en el 8%; el 80% de los bancos tienen una rentabilidad por debajo de esta cifra. El sector tiene que ser más eficiente mediante la reducción de costes, las inversiones en nuevas tecnologías y la reducción de la capacidad existente; ahí entran las fusiones. En una unión bancaria habría servicios más integrados, más sinergias y eficiencias. Si la fusión consigue estas mejoras, el banco resultante es más rentable y ofrece un mejor servicio al cliente, la operación es buena. Si se construyen bancos mayores pero más ineficientes que puedan crear problemas sistémicos, eso no sería bueno.

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P. Los bancos no ven ventajas en las fusiones transfronterizas porque no creen que generen ahorros de costes…

R. Es un punto de vista razonable porque los bancos están implantados localmente y es verdad que en muchos casos no hay reducción de costes porque no hay redes solapadas, pero ahí debería venir la inversión en tecnologías para acceder a los nuevos mercados con mecanismos menos intensivos en inversiones físicas. Si los bancos dicen esto es porque tendrán sus razones.

P. En muchos ámbitos se cuestionan los test de estrés a la banca. ¿Para qué sirven?

R. Garantizan una mejor y más homogénea información para fomentar la estabilidad del sector financiero y detectan las vulnerabilidades de las entidades. En 2020 habrá nuevas pruebas con pequeños cambios. En los exámenes de 2022 se incidirá más que ahora en la repercusión de los problemas medioambientales.

P. ¿Qué es lo mejor y lo peor de los test de estrés?

R. La parte positiva es que han proporcionado mucha más información homogénea entre los bancos europeos. Se nos critica por algo que no es justo: no haber detectado bancos con problemas, pero esa no es la misión de la EBA, cuyos exámenes resaltan las debilidades de las entidades. Por otro lado, creemos que debe haber más vinculación y proximidad en el tiempo entre las pruebas y los requerimientos que el supervisor luego pone a las entidades sobre capital, modelo de negocio o restricciones en los dividendos, tal y como sucede en Estados Unidos.

P. ¿En su mandato podrá avanzar en estos temas?

R. Sí, quiero dar más información homogénea sobre los bancos y ser transparente en las razones que nos llevan a tomar decisiones dentro de la EBA.

P. ¿Es buena la coordinación de la EBA con los bancos centrales de cada país de la UE?

R. La complejidad es alta porque hay muchos temas que están bajo el dominio de cada país. Deberíamos completar la unión bancaria para mejorar la coordinación entre las autoridades nacionales y el BCE, así como entre los supervisores y las de resolución para evitar mercados cerrados, que actúen como corralitos.

P. ¿Hasta dónde se puede mejorar la normativa contra el blanqueo de capitales, que es otra reivindicación social?

R. Estoy de acuerdo en que hay una demanda social en este aspecto y deberíamos mejorar claramente, aunque no tenemos una normativa común para Europa sino unas directivas que cada Estado aplica a su modo. Llevamos cinco directivas que establecen una regulación de mínimos en la lucha contra el blanqueo. Se debería acelerar la creación de una normativa común para ser más eficientes. La EBA tiene unas competencias que se limitan a incrementar la coordinación y compartir las mejores prácticas entre las autoridades de prevención de blanqueo.

P. ¿Habrá mejoras en su mandato?

R. Será una de nuestras prioridades, pero también la Unión Europa debería avanzar más en la normativa antiblanqueo.

P. En la resolución del Popular se criticó la falta de un mecanismo para bancos con problemas de liquidez y se aplicó el sistema para bancos insolventes…

R. El debate está sobre la mesa pero al final todos los problemas de un banco insolvente se manifiestan por una crisis de liquidez. Se ejecutó muy bien.

P. ¿Faltó transparencia?

R. No estoy seguro de qué es tener más transparencia, de todas formas el asunto está bajo las autoridades judiciales y ahí lo podremos ver.

“Si las ‘bigtech’ toman depósitos, tendrán iguales normas que la banca”

Pregunta. La banca se queja de tener una regulación más exigente que las fintech (pequeñas empresas tecnológicas) y las bigtech (las grandes firmas) cuando trabajan en negocios similares. ¿Tienen razón?

Respuesta. El reto es asegurarnos de que para la misma actividad tenemos una regulación igual, independientemente de que sean bancos o no las que lo realicen; la regulación debe ser neutral. Trabajamos para regular a las entidades de pago y a las de dinero electrónico para que haya neutralidad tecnológica. La tarea no es fácil porque somos una autoridad bancaria y regulamos entidades pero ahora podremos establecer normas para una actividad, la realicen bancos o no.

P. ¿Hay pruebas de este trato diferente?

R. La evidencia de que la regulación es discriminatoria es débil, pero tenemos que estar muy atentos si las bigtech toman depósitos para que se les aplique la misma regulación que a los bancos.

P. Otra reclamación es que las entidades es que tienen más obligación de ceder datos de los clientes a las tecnológicas que a la inversa…

R. Creo que ahora mismo la norma es más exigente para los bancos. La comisión europea debe seguir este aspecto muy de cerca.

Fuente: El País