Iberdrola ha solicitado al Ministerio de Energía el cierre de las dos únicas centrales de carbón que tiene en España: la de Velilla (en Palencia) y la de Lada (en Asturias), que suman entre las dos una potencia de 874 MW. El cierre de estas plantas no tendría ningún efecto sobre la minería de carbón en España, pues la primera quema un porcentaje muy reducido de mineral autóctono y la segunda produce solo con carbón de importación, según subraya Iberdrola.

 Según una nota remitida el viernes por la compañía que preside Ignacio Sánchez Galán, las plantillas de estas plantas (Lada tiene 80 empleados y Velilla, 90) serán recolocadas , “tanto en las labores de desmantelamiento de las centrales, que durará cuatro años desde que reciban el permiso de cierre del ministerio, como en otras instalaciones de la compañía. La inversión prevista para estas tareas es de 35 millones de euros. “Las zonas que ocupan ahora Lada y Velilla serán objeto de una restauración paisajistica”, según Iberdrola, tal como han hecho en estos casos otras eléctricas.

El cierre de estas centrales térmicas viene a coincidir con el trámite de un real decreto por el que el ministro de Energía, Álvaro Nadal, quiere arrogarse la potestad de vetar el cierre de centrales eléctricas. Se trata de una norma por la que se regulará el procedimiento de cierre de las instalaciones de generación eléctrica.

Según la normativa actual, el cierre de una central debe aprobarla el ministerio, previo dictamen de la CNMC y del operador del sistema, REE, siempre que lo solicite la compañía propietaria. Por tanto, estando en manos del Gobierno la decisión última de cierre (quedaría por ver qué dirían los tribunales en el caso de que se obligase a una eléctrica a mantener la producción a pérdida) no ha dejado de sorprender el empeño en reforzar sus poderes para evitar los cierres de plantas.

Todo apunta al temor de que la italiana Enel, opte por el cierre de las dos grandes centrales de carbón de su filial española, Endesa: la de Andorra (Teruel) y Compostilla (León). O que la propia Iberdrola, como ya demostró en el proceso de cierre de Garoña, se empeñe en dar carpetazo a su parque nuclear para dar salida a sus centrales de ciclo combinado, la mayoría ociosas.

Aunque Nadal quiso regular el cierre a través de un real decreto ley, se ha tenido que conformar con un real decreto, que podrá ser recurrido fácilmente por las empresas, tras la negativa de los partidos de la oposición a respaldar la medida. ¿Pretende el ministro la intervención de las instalaciones que las eléctricas quieran cerrar? Esa es la sospecha del sector.

De momento, al no haber entrado aún en vigor, la petición de Iberdrola no se regirá por esa futura norma. Tal es también el caso de la solicitud que cursó antes del verano Gas Natural Fenosa para el cierre de Anllarres, una central con una plantilla de apenas 14 personas.Una vez cursada la petición, el ministerio tiene nueve meses para responder.

Con esta medida, Iberdrola dice “avanzar en su apuesta por las energías limpias y su compromiso de reducción de emisiones de CO2 un 50% en 2030 respecto a los niveles de 2007” y “haber logrado una mejora del 75% desde 2000 en Europa”. La compañía tiene una cartera de 28.778 MW verdes, sobre todo eólica terrestre y marina (15.902 MW), e hidroeléctrica (12.756 MW)

Solo un 1,8% de la capacidad total del grupo, que suma 48.062 MW en el mundo, es de carbón, si bien, tiene una importante parque de gas (5.695 MW en España).

Iberdrola ha pedido recientemente a la CE y el Parlamento Europeo, junto a otras grandes eléctricas europeas, objetivos medioambientales más ambiciosos para 2030, con un incremento del objetivo de renovables hasta el 35%, frente a la propuesta actual del 27%.

El cierre de Lada y Velilla, que o incidirá, según Iberdrola, en la seguridad de suministro, la capacidad de producción de electricidad libre de emisiones del grupo quedará en el 68%, elevándose en España hasta el 76%.

CC OO dice que el cierre afectará a 400 personas

La solicitud de cierre de Lada y Velilla fue criticada de inmediato por los sindicatos. Según una nota remitida por CCOO de Industria, este calcula que la clausura afectará a unas 400 personas, que incluyen además de la plantilla fija de 170 personas, más de 200 de la industria auxiliar. “En Velilla el impacto del cierre será considerable, ya que la central es la última instalación industrial que quedaba en la comarca”, según CC OO.

El sindicato “permanecerá vigilante” a lo largo de todo el proceso que ahora comienza y que se podría extender hasta el año 2022. El Ministerio de Energía debe conocer los correspondientes informes técnicos antes de tomar una decisión. Y piden que las empresas auxiliares puedan seguir trabajando en otras para Iberdrola en otras instalaciones.

Fuente: El País