Huawei necesita desesperadamente amigos como Facebook. El gigante chino de los teléfonos móviles y los equipos de telecomunicaciones, liderado por Ren Zhengfei, puso en marcha la semana pasada su propio sistema operativo en caso de que Washing­ton bloquee el acceso a Android, de Google. La esperanza es que las compañías extranjeras de aplicaciones creen versiones compatibles, y permitan a la compañía mantener su influencia en los mercados globales. Huawei gastará 1.000 millones de dólares para apoyar a los desarrolladores, pero los incentivos financieros pueden no ser suficientes.

La excesiva dependencia de China de los sistemas operativos estadounidenses ha hecho dolorosamente obvio que sin la tienda Google Play, los teléfonos Huawei tendrán poco atractivo en el extranjero. Esa vulnerabilidad se puso de manifiesto cuando el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, incluyó a Huawei en la temida Lista de entidades, que restringe la capacidad de las empresas estadounidenses para vender a la empresa china.

La raíz del problema es el hecho de que la industria de software de China no se ha molestado en desarrollar aplicaciones para usuarios extranjeros; WeChat, de Tencent es utilizado casi en su totalidad por residentes en el país asiático, al igual que Alipay. Si Huawei quiere vender relojes, televisores o teléfonos con su sistema operativo Harmony en el extranjero, debe cargarlos con las herramientas que ya utilizan los clientes extranjeros. Por eso está tratando la compañía de facilitar que las aplicaciones Android existentes se ejecuten en Harmony con solo unos retoques.

Los representantes de Huawei podrían comenzar por visitar a los fabricantes de aplicaciones no estadounidenses con grandes bases de usuarios en el extranjero, en los mercados donde los teléfonos chinos son populares. Empresas como la app de chat japonesa Line, con 500 millones de usuarios; la pasarela de pagos de India Paytm; o Spotify, que es sueca, podrían llevar a cabo duras negociaciones sobre el reparto de ingresos; Huawei las necesita a ellas mucho más que al revés.

Pero Ren no puede tener éxito sin la ayuda de Estados Unidos. Facebook, YouTube, PayPal y WhatsApp son omnipresentes no solo en Occidente sino también en las economías en desarrollo: las descargas de Android están en los miles de millones. El reto será convencer a estas empresas de que pongan en marcha versiones Harmony de sus aplicaciones.

Cualquier participación en los ingresos o pagos podría toparse los controles de exportación de Estados Unidos. Sería el momento de un quid pro quo; por ejemplo, Ren podría usar sus exquisitas conexiones con Pekín para ayudar a gente como Mark Zuckerberg, de Facebook, a avanzar en sus frustrados planes de expansión de larga data en la República Popular. El futuro de Huawei en los teléfonos móviles puede depender de la expectativa de ganancias mutuas.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías

Fuente: Cinco Días