El Gobierno holandés se ha propuesto acabar con los actuales beneficios impositivos disfrutados por multinacionales del país como Shell, Philips o Akzo Nobel. A partir de 2021, tendrán que pagar al menos una parte de los impuestos sobre las ganancias obtenidas en Holanda, que ahora se ahorran, al deducir las pérdidas de sus filiales registradas en el extranjero. El Ejecutivo conservador ha hecho suya una iniciativa del partido ecologista Izquierda Verde y espera utilizar la suma millonaria así recuperada para aligerar algunos impuestos abonados por el contribuyente. Les apoyan los socialdemócratas y la izquierda radical.

Izquierda Verde ha aprovechado este miércoles su página web oficial para anunciar el paso dado por el Gabinete. “Hará suyo un proyecto de ley de nuestro diputado en el Congreso, Bart Snels, para que las grandes multinacionales dejen de aprovechar los trucos que les permiten evitar el pago de impuestos sobre lo que ganan aquí”, han señalado. En su cuenta de Twitter, añaden la siguiente frase: “No es justo que el panadero de la esquina los pague y nuestras multinacionales no lo hagan”.

250 millones de euros

Las ventajas fiscales usadas, entre otras, por Shell, cuya sede central está en La Haya, fueron desveladas en 2018 por el rotativo Trouw y causaron gran revuelo. Las deducciones aplicadas eran legales. En 2017, la petrolera ganó unos 1.300 millones de euros entre sus gasolineras de carretera, plantas químicas y una refinería, según el propio diario. La matriz y las filiales en el extranjero forman una entidad fiscal, de modo que pueden repartirse las pérdidas y ganancias y presentar juntas una sola declaración de impuestos corporativos. La dirección de la compañía subrayó entonces que todos los cálculos eran legítimos, pero en 2018, Marjan van Loon, presidenta y directora general de Shell en Holanda, reconoció que no pagaban impuestos sobre sus ingresos nacionales. Según las cifras manejadas por los medios locales, “ha podido ahorrarse en los últimos años unos 250 millones de euros”.

El año pasado, los directivos de la firma analizaron la situación con los diputados en el Parlamento, y fue allí donde los ecologistas presentaron su propuesta, respaldada por socialdemócratas y la izquierda radical. Consistía “en reducir de forma drástica, y por ley, las deducciones por pérdidas en las subsidiarias foráneas de Shell, para que se pueda gravar lo obtenido a domicilio”. La casa Philips acudió a la cita parlamentaria y se encuentra en una situación similar, según admitieron. Ambas compañías subrayan, no obstante, que solo han aprovechado el “clima favorable creado por el Gobierno holandés para que las multinacionales establezcan aquí su cuartel general”.

Aunque este tipo de ventajas fiscales son motivo de discusión desde los años ochenta, ahora resultan más difíciles de explicar para el Gobierno. Si bien fueron pensadas para que las compañías contribuyeran a la economía y el empleo, los beneficios que obtienen son muy abultados y pueden acabar dañando la reputación del país, cuyo Ejecutivo busca rechazar la imagen de supuesto paraíso fiscal.

Fuente: El País