GlaxoSmithKline tomará esteroides en forma de fusión para su larga dolencia. Combinará su unidad de consumo con la de Pfizer y la escindirá. Eso debería dejar más potencia de fuego para la división farmacéutica de GSK, más débil. La pregunta es si sabrá invertirlo.

Dividir GSK podría beneficiar a los accionistas, pero solo si las empresas que queden prosperan. Fusionar su parafarmacia con la de Pfizer generará 550 millones de euros de ahorro de costes y una empresa líder en mercados clave como EE UU. El margen operativo de la nueva división estará en el 25%-30%, en línea con el de Reckitt Benckiser. Si se incluye la deuda, su valor está en unas 15 veces el beneficio de explotación futuro, mientras que GSK está en torno a 11.

GSK pagará un alto precio: aportará un 32% del negocio, mientras que Pfizer solo contribuye con una ganancia operativa en torno al 27%. Sin embargo, esa prima da a GSK la gestión de la nueva empresa y la opción de decidir cuándo realizar la escisión, probablemente en un plazo de tres años.

La clave es lo que deja atrás. La unidad farmacéutica de GSK ha sufrido el final de varias patentes y la falta de fármacos nuevos. Eso requiere inversión, pero GSK ya tiene una deuda equivalente a unas dos veces el ebitda. Al agrupar la unidad de consumo, más estable, con más deuda, la unidad farmacéutica reducirá su apalancamiento.

Supongamos que la unidad de consumo se cargue con una deuda igual a cuatro veces el ebitda; eso permitiría transferir deuda igual a dos veces el ebitda en el momento de la escisión. El negocio de consumo de GSK tendrá un beneficio operativo de 2.200 millones de euros en 2021, según Liberum. Si se añaden sinergias, depreciación y amortización, la participación de GSK en el ebitda estaría en unos 3.000 millones de euros. Eso implica al menos 5.500 millones de potencia de fuego extra.

Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías

El reto es cómo usarlos. Walmsley ha fichado mucha gente para I+D, y acaba de comprar la oncológica Tesaro. A los inversores no les gustó nada esta operación, y la acción cayó un 8%. Si Walms­ley no lo hace bien, lo que quede de GSK puede algún día ser el objetivo.

Fuente: Cinco Días