«No es tiempo de palabras, sino de acción». Así resumía este miércoles el presidente y consejero delegado de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, el papel que el sector empresarial, y más en concreto el energético, debe desempeñar en la lucha contra el cambio climático. Lo hizo en el evento de clausura del Observatorio ODS sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas, organizado por CincoDías con el patrocinio de Iberdrola.

En él, Sánchez Galán reclamó objetivos «más a corto plazo» en la lucha contra el calentamiento global y aplicar «más sistemas de medición» porque, según explicó, «lo que no se mide no existe». «Desde la cumbre de París hemos conseguido que el negacionismo respecto al cambio climático desaparezca. Ya solo queda algún despistado», valoró el presidente de Iberdrola, que destacó que la energía eléctrica «apenas supone el 25% de las emisiones en el sector», y que incluso «tenemos tecnología para generar toda sin emitir nada, porque la energía verde es hoy competitiva».

A este respecto, Sánchez Galán describió los objetivos que se ha marcado la compañía de cara al medio plazo, tras llevar a cabo un proceso de transición particular que cifró en 20 años. «En España el objetivo es el de producir cero emisiones en 2030, como ya hacemos hoy en Reino Unido, Irlanda, Francia, Alemania y prácticamente en EE UU. En España emitimos una quinta parte que nuestros colegas y cinco veces menos que la media de Europa. Para 2030 vamos a duplicar la potencia en renovables y nuestras emisiones serán cero», anticipó el ejecutivo. Este aclaró que las únicas fuentes de producción térmicas que quedarán entonces servirán como refuerzo en casos de emergencia.

Sánchez Galán participó en el evento junto a Cristina Gallach, alta comisionada para la Agenda 2030 de la ONU en España, y Luis Alfonso de Alba, enviado especial del secretario general de Naciones Unidas para la Cumbre sobre la Acción Climática 2019. El presidente de Iberdrola insistió en que la consecución de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible son también obligación del sector empresarial, algo que no es incompatible con la obtención de beneficios. «Niego la mayor. El fin de una empresa no es ganar dinero, sino combinar tres ejes: el interés del accionista, de sus trabajadores y el interés social», sintetizó el directivo. Para este, los ODS planteados por Naciones Unidas «nos han hecho la vida más fácil. Nos ha permitido marcar unos objetivos muy claros y perseguirlos. Y yo estoy empeñado en que lo que no se mide no existe».

Para Cristina Gallach, las transformaciones que conllevan los ODS a nivel económico y social requieren de una constante colaboración entre las Administraciones públicas, tanto estatales como locales, y el sector empresarial. «Son procesos complejos, socioeconómicos, medioambientales, energéticos… Nada se puede hacer si no está metido de lleno el sector empresarial. Las ODS ayudan a que se organicen mejor y hagan frente a sus problemas internos. Todo ello combinado repercute en un crecimiento económico inclusivo».

En España, cada vez son más las instituciones y empresas que se han comprometido con estos objetivos. Ignacio Sánchez Galán puso el punto de inflexión en la cumbre de París de 2015, ya que «se implicó por primera vez a la sociedad civil y a las empresas para ayudar, empujar y exigir a los lideres políticos tomar conciencia. Los cambios que deben acometerse dependen del esfuerzo de todos, y a todos los niveles».En este sentido, Luis Alfonso de Alba aclaró que «no se trata de que la empresa sustituya la capacidad que pueda tener una Administración pública, sino de que se tomen en cuenta sus habilidades y experiencias».

Muchas de esas actuaciones que desencadenan los ODS van encaminadas a un objetivo: conseguir que la temperatura media del planeta no suba de los 1,5 grados centígrados al finalizar este siglo. Un límite que, según los últimos datos, parece que se sobrepasará. Sin embargo, los ponentes son optimistas en cuanto a que aún hay margen para actuar. «Necesitamos reducir un 45% las emisiones contaminantes respecto a 2010. Eso es posible. Tenemos la tecnología y la capacidad para hacerlo, pero necesitamos articularlas mejor, dar mejores señales a los mercados para que vengan nuevas inversiones. Si no, iremos a un incremento de tres grados con consecuencias fatales. Es peligroso el escenario de la inacción», valoró Luis Alfonso de Alba.

Para Ignacio Sánchez Galán «hay que ir deprisa», y resumió los efectos que tendrá el calentamiento global de manera gráfica. «Hagan una correlación entre los niños que van al Hospital Niño Jesús los días de alta contaminación y los que van los días de baja».

El presidente de Iberdrola recalcó que, para que cale entre la sociedad la importancia de tomar medidas drásticas contra el calentamiento global, el mundo empresarial necesita enviar un mensaje de que está involucrado de manera convencida. «Una transición no es que unos se aprovechen del proceso. Es educación, formación, mentalización, es una oportunidad para todos. La electrificación de la economía es una gran oportunidad», afirmó, explicando que en los próximos 20 años «hay que hacer más de lo que se ha hecho en los últimos 120», y para ello harán falta «20 billones de dólares de inversión en ese periodo para hacerlo realidad».

“Bienvenidos al club del deterioro de activos”

El presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, aprovechó el evento para recordar el largo recorrido de su compañía en la apuesta por la energía verde, camino al que últimamente se están sumando nuevas empresas. «Bienvenidos al mundo de los deterioros de activos», señaló Sánchez Galán, «nosotros llevamos 20 años haciéndolo».

La petrolera Repsol, por ejemplo, anunció este martes una revisión a la baja de la valoración de los activos por un importe neto de 4.800 millones de euros para potenciar sus planes renovables y convertirse en una compañía con cero emisiones. En ese sentido, Galán recordó que en Iberdrola llevan dos décadas de transición. «Hemos cerrado 17 plantas y hemos cerrado todo nuestro carbón», aseguró el directivo.

Según el presidente de Iberdrola, la empresa ha invertido más de 100.000 millones de euros en los últimos años en energías renovables y terrenos respetuosos (redes y almacenamiento) con el medio ambiente. «Nuestro compromiso es con todos los países; en este momento producimos con cero emisiones en Reino Unido, Alemania, Francia, Italia, Hungría o Chipre», reiteró.

En cuanto a España, donde todavía no se ha alcanzado este objetivo, Galán aseguró que los planes de la compañía incluyen la neutralidad energética de cara a 2030. «Ahora mismo en España producimos la quinta parte de emisiones que nuestros colegas y cinco o seis veces menos que la media europea», añadió. Según el empresario, «no queda prácticamente ninguna central funcionando, son todas renovables» y su objetivo es que a medida que se cierren tengan «potencia suficiente» para incorporar nuevos sistemas de energía limpia. «Vamos a duplicar la energía renovable», mantuvo, «y si queda algo, que sean centrales de backup para situaciones de emergencia».

Fuente: Cinco Días