Qrob es otro de esos robots que han venido a quitarnos el trabajo. En su prototipo lleva una cámara Go Pro, una pareja de sensores para detectar llamas y localizar obstáculos, un sistema de navegación que integran un motor, un controlador de Arduino y un transmisor para control remoto, y una pareja de contenedores que bombean agua y líquido extintor, respectivamente. Es un cochecito que quiere ser bombero.

«Qrob puede extinguir fuego sin hacer necesario que los bomberos [humanos] se expongan a peligros innecesarios», señala el equipo de investigadores del Instituto de Tecnología de Malasia en el paper que acompaña a la presentación del proyecto, publicado en el International Journal of Advanced Computer and Science Applications (IJACSA).

Los robots bomberos no solo tienen la evidente ventaja de reducir las vidas que se ponen en juego durante las tareas de extinción, como ya se está haciendo con el uso de drones que sobrevuelan las llamas sin necesidad de tripulantes. «Qrob está diseñado para tener un tamaño más compacto que otros robots bomberos convencionales. De este modo puede encajar en pequeños puntos de entrada y lograr un alcance mayor en la extinción de fuegos en espacios confinados».

Este vehículo extintor está programado para determinar la ubicación de las llamas y detenerse a 40 centímetros de ellas. Además, aunque puede manejarse con control remoto, incorpora sensores ultrasónicos para evitar golpear obstáculos y otros objetos circundantes.

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Aunque el pequeño Qrob es por ahora un modelo previo a desarrollo de una solución comercial, el mercado ya ha integrado otros robots bomberos, como Thermite, que gana en tamaño y también en potencia. Más que un cochecito, es un tanque completamente blindados al calor, capaz de remontar desniveles de hasta el 70%, teledirigible hasta a un kilómetro de distancia y con fuerza para remolcar cargas de casi 800 kilos.

Otro robot bombero que también ha llegado al mercado es Firerob. Esta máquina, desarrollada en Croacia dentro de un proyecto europeo, también está pensada para actuar de forma autónoma, en incendios donde las condiciones son demasiado arriesgadas para la intervención humana: centrales nucleares, instalaciones químicas, refinerías… Firerob es capaz de avanzar hasta las entrañas del incendio, navegar por el entorno, reconocer objetos y retirar aquellos materiales que sean particularmente inflamables o peligrosos.

Un solo robot no basta, por ejemplo cuando el incendio afecta a áreas forestales de gran tamaño. Pero muchos robots juntos pueden estorbar más de lo que ayudan si no están coordinados. En este punto entra la inteligencia de enjambres. A esta tarea se aplican algoritmos que asignan una ubicación a cada vehículo autónomo y controlan sus distancias relativas, de manera que se minimizan las distancias de desplazamiento y se trazan las rutas óptimas para evitar colisiones.

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Fuente: El País