Ferrovial se encuentra ahora mismo replanteando su modelo de negocio. Algo no infrecuente en esta compañía presidida por Rafael del Pino que hace años vendió su división inmobiliaria para hacer una apuesta más decidida por los aeropuertos británicos. Ahora las cartas vuelven a estar sobre la mesa: el grupo, con unas ventas hasta octubre de 9.114 millones y casi 96.000 empleados, quiere potenciar segmentos más rentables, donde logra mayores márgenes (como las autopistas) y desprenderse de otras actividades con márgenes menores y mayor competencia. Pero sin renunciar a su actividad constructora, que aunque aporte rentabilidades más modestas, es la puerta de entrada para muchos negocios y su seña de identidad.

¿Lo logrará a un buen precio? Ferrovial ha dado el primer paso poniendo a la venta su heterogénea división de servicios, una operación que gestionan Goldman Sachs y la consultora KPMG. Aunque desde la compañía explican que aún no hay nada decidido. «Estamos estudiando qué se va a hacer…, vender todo o parte. Puede que nos desprendamos de un sector de actividad dentro de servicios o de un área geográfica. Donde más fuertes somos en esa área es en España, Reino Unido y Australia», explican desde la compañía. En 2017, los servicios aportaron una facturación de 7.069 millones de euros, el 58% del total, y un resultado bruto de explotación (Ebitda) de 423 millones, el 45,4%.

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Pero es complicado que esa parte del negocio acabe en una sola mano: ahí entran desde la limpieza de edificios, la conservación de carreteras, el tratamiento de residuos, el mantenimiento industrial o la consultoría. También los alumbrados eléctricos, el catering de los trenes de Renfe, las torres de control de los aeropuertos que gestiona o los coches eléctricos (Zity) y las bicicletas urbanas de Barcelona.

Un enorme bocado cuya valoración ronda los 3.000 millones de euros. Ángel Pérez, analista de Renta 4, valora que, sin prima de control, toda la división ronda los 2.400 millones, que se elevaría hasta los 2.600 millones cuando desaparezcan los problemas que tuvo con el Ayuntamiento de Birmingham —que obligaron al grupo a provisionar 237 millones de euros por discrepancias en el contrato de mantenimiento de carreteras—. «Probablemente, con una prima de control, se podría elevar más esa cifra. Eso sí, el desarrollo del Brexit será clave para el precio final, ya que un tercio de la actividad de servicios está en Reino Unido», concluye.

Si lo logra, ¿qué podría hacer Ferrovial con ese dinero? El grupo explica que ve «más oportunidades en invertir en infraestructuras de transporte en Estados Unidos«, donde lleva tiempo y conoce bien el mercado. Consideran que hay elementos muy positivos en ese mercado, ya que hay un plan de inversión en carreteras y aeropuertos que han quedado obsoletos y además existen nuevos proyectos, como el desarrollo del ferrocarril. «Es un país estable y con seguridad jurídica, que es lo que nosotros buscamos. Además, vemos interés de los mercados de capitales para la financiación de estos proyectos», argumentan.

También apuestan por el mercado australiano en infraestructuras, con un nuevo modelo de autopista de peaje ya implantado en Estados Unidos que está teniendo mucho éxito. Xavier Cebrián, gestor de fondos de Gaesco Gestión, también destaca el buen comportamiento del sector de infraestructuras y autopistas en el que Ferrovial quiere hacer su apuesta inversora. Considera que las autopistas «están muy bien gestionadas y permiten un flujo continuo de caja para la compañía».

Por su parte, el analista de Renta 4 explica que Ferrovial es un valor interesante «por los negocios de infraestructuras y transporte que tienen, como en el caso de la autopista canadiense 407 ETR, crecimientos anuales de doble dígito y dividendos atractivos». También destaca los ingresos por el aeropuerto de Heathrow (Londres), que, aunque ahora esté saturado, será un filón importante con la puesta en marcha de la tercera pista. Y califica como «sorprendente» la evolución de las autopistas de Texas, con resultados mejor a los previstos y concesiones a 50 años. Donde ha habido más presión y problemas es en construcción y servicios, con los márgenes más estrechos.

El analista Xavier Cebrián considera que la actividad constructora, con unos márgenes operativos de tan solo el 3%, cumple más la misión de ofrecer un servicio completo con la construcción y explotación de las infraestructuras: «Lo poco que se gana en construcción, luego se compensa con la explotación». Al cierre de 2017, Ferrovial facturó 4.628 millones de euros en construcción, pero obtuvo un beneficio de explotación de solo 199 millones de euros, que supone el 4,29% de las ventas.

Son las autopistas las que ofrecen una relación más interesante para la compañía. Al cierre del último ejercicio completo, en este segmento las ventas alcanzaron los 461 millones de euros con un Ebitda de 320 millones, la segunda fuente de ganancias más importante después de servicios, que es la que más factura.

Dudas en Reino Unido

Se ha especulado sobre la venta de su filial de servicios británica Amey, que compró en 2003 por 90 millones de euros, y que ha aguantado en un mercado muy competitivo que ha visto la quiebra de importantes empresas locales similares. En cualquier caso, el Brexit ha tenido un efecto inmediato, con el traspaso de 6.000 millones en activos que Ferrovial tiene en Reino Unido y Holanda. «Lo hemos hecho para que siga bajo el derecho comunitario», explican desde la compañía.

La permanencia en el aeropuerto londinense de Heathrow es otra de las incógnitas que se han planteado, dada su saturación y las discusiones que hubo sobre la creación de una tercera pista. Sin embargo, desde Ferrovial apuntan a que la hipótesis de la venta de su participación del 25% no se contempla. «Llegamos a tener el 63% del aeropuerto londinense y ahora estamos muy cómodos con el 25% y como socios industriales. Nuestra intención es tener más peso en aeropuertos, de ahí nuestra apuesta por el de Denver», indican.

Fuente: El País