Cuando se mide 2,13 metros es difícil pasar inadvertido. Ferran Martínez (Barcelona, 1968) es una leyenda del baloncesto español que ha cobrado gran protagonismo en el mundo de las startups. Durante el Startup Grind, uno de los festivales más relevantes de Silicon Valley, bajo el paraguas de Google, se estrenó como representante del capítulo de Andorra, donde reside.

Apasionado por la innovación, Martínez es también un hombre de números. Por su palmarés: siete ligas ACB, una Euroliga, dos copas del Rey, un mundial de clubes, una liga griega, 156 partidos con la selección y olímpico en Seúl. Y por su capacidad para tomar el control de sus finanzas desde muy temprano. Debutó como profesional a los 16 años y no dejó de llevar seguimiento de sus cuentas. “Cuando jugaba ya tenía un modelo de inversión. Usaba Lotus 123 y solo gastaba el 30% de lo que ganaba. Mi representante era también mi asesor y comencé a invertir”, relata. Era un caso atípico, iba a las concentraciones cargando con un portátil (mejor dicho portable) de más de cinco kilos y pantalla monocromo.

Martínez, durante su etapa como jugador, en este caso en un partido con la selección española. Getty Images

“En el vestuario me pedían consejo”, confiesa. Él hizo su propia página web. Era 1995, una época en que navegar significaba escuchar los pitidos del módem y tener mucha paciencia. Estudió programación y finanzas, pensando en seguir su carrera tras dejar los aros en 2002, pero se encontró con una crisis adicional, la de la burbuja de las puntocom. Él jugaba en Italia y veía cómo sus inversiones menguaban. Tanto que perdió el 40%. Quería entender, saber qué estaba pasando y se puso a estudiar. Primero renta variable y análisis de renta en CEF y después un MBA en San Francisco, donde también hizo prácticas. “Traté de aplicar el sentido común y recuperar lo perdido”, reconoce. Terminó por fichar por un banco suizo y después se pasó a la banca privada.

“En el vestuario me pedían consejo”, confiesa.

El mítico pívot ha ido un paso más allá, con inversiones a través de Lánzame Capital, un pledge fund, una fórmula que permite a los miembros decidir en qué invierten en cada propuesta, algo más cercano al club de inversión que a un fondo de capital riesgo clásico. Desde su nacimiento han entrado en 25 startups. Algunas bien conocidas, como MonkiMun (ahora LingoKids), Verse, Kantox o Consentio.

“Ya era inversor, pero ahora hay algunos campos que me llaman la atención, que me interesan especialmente: computación cuántica, deportes y fintech”. Una mezcla que procura activar con cierto criterio y que se refleja en BidAway, una plataforma en la que se crean experiencias especiales con famosos y deportistas para recaudar fondos para causas sociales. Pasaron por 500 Startups, una de las aceleradoras más reputadas en Silicon Valley.

“La fama de los cantantes, futbolistas o jugadores sirve para crear conciencia y conseguir fondos. Ellos ponen su imagen y un detalle para el sorteo. Hemos tenido desde las botas de Messi a un viaje con Neymar. Es escalable y no para de crecer”, relata mientras pone el acento en el poder de las redes sociales para conseguir apoyo financiero a causas.

World Mastery es otra de sus apuestas, una plataforma de e-learning para formar a profesores deportivos. Cuentan con una estrella de fama mundial, Tony Nadal, tío y entrenador de Rafa Nadal. “Él forma a otros entrenadores. Aporta sus conocimientos para poder replicar esa fórmula de éxito”, explica con emoción.

Entanglement Partners es quizá la más compleja e ilusionante de sus aventuras. Se trata una consultora de computación cuántica. En esta caso, destaca la importancia de hacer un buen equipo: “Contamos con los mejores físicos teóricos. No solo hemos contratado talento de España, sino de todo el mundo. Pol Forn Díaz o José Ignacio Latorre son algunos de los involucrados”.

El dorsal 13 no se ha dejado llevar por la fiebre del bitcoin, pero sí por parte del valor agregado de las criptomonedas y blockchain. Bajo ese paraguas ha creado Globatalent, una plataforma basada en blockchain donde se ofrecen los derechos futuros de jugadores. “Hasta ahora el espectador no ha intervenido en nada. Solo pagaba. Ahora le damos la posibilidad de ser parte del deporte. Pueden ayudar y patrocinar a jugadores para ir a un torneo. Consiguen parte de los derechos y se desintermedia el sistema actual de agentes y representantes. Hay chicos buenísimos, con talento y sin acceso a progresar. No queremos que se pierda ese talento”, subraya.

La presentación de esta nueva iniciativa, que saldrá en forma de ICO (oferta inicial de tokens), será el 22 de marzo en Gibraltar, durante un evento de StartupGrind. Se confiesa enamorado de esta nueva fórmula: “Hace años que me interesa el mundo cripto, sobre todo Ethereum y los smart contracts. Con blockchain todo lo que no aporta valor, desaparece. La intermediación sin sentido no tendrá cabida”.

Martínez se siente a gusto en este lugar en donde se puede pedir café a un robot. “Mi casa era domótica cuando no había modelos previos. La puse así en el 96. En el 97 la manejaba en remoto cuando estaba de viaje”, recuerda entre risas.

Aquí no le piden autógrafos, ni selfis. Tampoco que cuente batallitas bajo los aros, sino planes de negocio y, la gran obsesión en esta localidad donde tenía su destino final la diligencia al Lejano Oeste: cómo quiere crecer.

Fuente: El País