El ritmo frenético del día a día nos hace sentir que no tenemos tiempo para nada. Necesitamos más vacaciones, nos encantaría alargar los fines de semana un día más, salir antes de trabajar. Nos quejamos de que nos faltan horas para estar con quien nosotros queramos, ir a donde queramos, hacer lo que queramos. Tenemos la certeza de que si tuviéramos más tiempo libre seríamos más felices. Pero, ¿puede haber desventajas en tener demasiado tiempo libre? Es la pregunta que ha intentado responder la investigación Los efectos de tener mucho y poco tiempo libre en la satisfacción vital, llevada a cabo por las universidades de Pensilvania y California (EE UU). Y la respuesta es sí: demasiadas horas libres también pueden ser perjudiciales. 

Investigaciones anteriores demostraron que tener muy pocas horas de ocio está vinculado a más estrés y niveles más bajos de satisfacción con la vida. En esta ocasión, los resultados concluyen que, aunque, tener poco tiempo es malo, tener más tiempo no siempre es mejor: socava el sentido de productividad y propósito de las personas, dejándolas menos satisfechas en general. En el estudio participaron más de 35.000 estadounidenses que representaban a trabajadores activos y a desempleados. Y encontraron algunas diferencias entre ellos: la satisfacción vital alcanza su punto máximo cuando un trabajador tiene en torno a dos horas de tiempo libre al día. Este tiempo aumenta hasta las tres horas y 45 minutos entre las personas que no trabajan ni buscan empleo. Por encima de esos tiempos, el bienestar disminuye.

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La gran pregunta es: ¿por qué? Una de las respuestas está en que trasladamos el ritmo del trabajo al resto de aspectos de nuestra vida. Arrastramos el frenesí del trabajo en la oficina y en casa a las horas vacías y nos encontramos con el impulso de hacer, planificar y estar ocupados. En el tiempo libre no hay reglas, es deses­tructurado y más difícil de configurar. Te encuentras volviendo con prisas a casa después de un día intenso de trabajo y luego, cuando llegas, al cabo de un rato, no sabes qué hacer. Y el no hacer nos angustia, provocando la sensación de estar perdiendo el tiempo. En vez de disfrutar del descanso nos aburrimos por falta de vivencias y nos sobreviene el estrés del tiempo libre.

Aún así, es necesario coger los resultados de este estudio con pinzas. Una de las limitaciones de la investigación es la dificultad de abarcar todas las variables que influyen en el bienestar personal, como la motivación, el tipo de trabajo o la importancia que le damos a cada faceta de nuestra vida.

Fuente: El País