Tras varios años alejada de los focos institucionales del poder financiero internacional, España ha regresado a la cúpula económica europea con tres nombramientos en poco más de doce meses. El último de ellos, hecho público ayer, es la elección del gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, como nuevo presidente del Comité de Supervisión Bancaria de Basilea (BCBS, en sus siglas en inglés). Elegido por el grupo de gobernadores y jefes de supervisión bancaria europeos, presididos todos ellos por Mario Draghi, Cos encabezará un organismo que se fundó en 1974 y cuya misión es diseñar estándares regulatorios no vinculantes, aunque sí recomendables e influyentes, para aplicar al sector bancario a escala global. El gobernador del Banco de España sustituye al sueco Stefan Ingves, que ha desempeñado el puesto desde 2011.

El nombramiento de Cos llega solo unas semanas después de que la Autoridad Bancaria Europea (EBA) haya apoyado como candidato a la presidencia del organismo a José Manuel Campa, exsecretario de Estado en el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero y hasta ahora director de relaciones con inversores y analistas de Banco de Santander, que está pendiente de los últimos trámites para acceder oficialmente al puesto. Cos y Campa se suman a Luis de Guindos, que acumula ya un año ejerciendo la vicepresidencia del BCE y cuyo nombramiento rompió la larga racha gris de España fuera de los sillones de los organismos financieros europeos.

Esa etapa de España como outsider institucional coincidió con los duros años de la crisis económica, que neutralizaron el peso específico propio de la cuarta economía europea. La disciplinada recuperación llevada a cabo en los últimos años y el liderazgo en términos de crecimiento que desempeña actualmente España hacía muy llamativa esa ausencia y ha justificado plenamente la recuperación de ese espacio. Como no puede ser de otra forma, el hecho de tener representantes españoles en los organismos internacionales no se traducirá en una ventaja o favoritismo de corte nacional, pero el prestigio y la imagen internacional de España y de sus instituciones financieras se verán fuertemente respaldados con estos nombramientos. La influencia de un país no depende únicamente de su presencia en los foros internacionales, pero todos los países influyentes sin excepción están bien representados en ellos. Es una buena noticia que España se una a ellos.

Fuente: Cinco Días