Con la arquitectura también se puede hacer activismo, ya sea social, medioambiental o laboral. Al menos eso asegura Ali Ganjavian (Teherán, Irán, 1979), uno de los socios de Studio Banana, junto a Key Kawamura y Álex Barona, cuando habla del trabajo de su estudio de diseño multidisciplinar. En una conversación con él nombra a ilustres políticos como Winston Churchill y su frase mítica: “Damos formas a nuestros edificios, luego ellos nos dan forma a nosotros”. Esta sentencia del que fuera primer ministro británico a mediados del siglo XX podría definir, en parte, el trabajo que esta startup realiza desde el barrio de Tetúan en Madrid.

Álex Barona y Ali Ganjavian, dos de los socios de Studio Banana

Studio Banana cumple ahora 10 años. El que fuera el primer coworking de la capital ha sacado partido a sus oficinas como lugar de experimentación de parte de sus proyectos de diseño para empresas como Ernst&Young en Londres o McCann Worldgroup en Madrid. Proyectos donde han reinventado la manera de relacionarse entre trabajadores, optimizando los recursos y generando nuevos lugares de encuentro dentro de cada una de esas empresas.

“Utilizamos nuestro estudio como un laboratorio, entendiendo el uso que iba a dar cada persona a nuestras oficinas. La evolución y transformación espacial en los trabajos no es algo que se mide, pero en una startup como la nuestra están cambiando todo el rato las personas, los objetivos e, incluso, la visión de empresa”, explica Ganjavian. A su bajo de la calle Plátano le añadieron una zona de entrada que hace las veces de grada, una plaza de encuentro central para el intercambio social y un perímetro con zonas de trabajo. Hace unos años, además, llegaron a crear una guardería para los hijos de los empleados. “Hay que tener en cuenta las relaciones humanas y los rituales de todos nosotros a la hora de crear un espacio”, añade.

  • Cabañas como salas de reunión

Studio Banana, que ahora cuenta con 45 trabajadores, se centra en cuatro áreas del diseño: producto, gráfico, innovación y arquitectónico. Para la nueva sede de la agencia de publicidad McCann World-group en la capital española desarrollaron un ambiente de trabajo abierto y luminoso que propiciara la llama de la inspiración. “Creamos una serie de cabañas (como lugares de reunión y despachos de directivos) a lo largo de un espacio diáfano que, a su vez, nos permitía generar distintas tribus (áreas o departamentos) a su alrededor”, explica Ganjavian sobre este proyecto de 2016 para esta agencia de más de 500 empleados. Así, las diferentes secciones de la empresa colonizaban y circulaban en torno al perímetro de esos cubículos o cabañas, integrándose unas con otras y facilitando el diálogo. “Si te imaginas caminando en un contexto como por ejemplo Túnez, circulas entre callejuelas y, a la vuelta, descubres una plaza o una casa, y esta es la tipología que quisimos generar en McCann”, añade el arquitecto.

Además, se diseñó el mobiliario de la oficina para que todos estuviesen trabajando en un mismo modelo de mesa con diferentes tamaños, en función del uso que se le fuera a dar, y que permitía su unión de manera sencilla. “Si un objeto está atado no permite que la organización sea flexible, aquí todo se puede mover”, sentencia Ganjavian.

Vicky Nieto, Chief Growth Officer de McCann Worldgroup, es una de sus felices usuarias: “El planteamiento de cabañas y vías libres entre ellas para el trabajador ha ayudado mucho a que todos interioricemos y disfrutemos de una sensación de espacio compartido. De democratización del espacio. Tenemos la sensación de que este lugar ha sido pensado para nosotros. Para que trabajemos de forma más integrada y mejor”. Objetivo cumplido.

  • Agilidad a través de la tecnología

Por otro lado, en las oficinas de Ernst& Young en Londres el proyecto fue más enfocado a la organización interna y con clientes de la consultora a través de una resolución más tecnológica. “Quisimos generar un nuevo tipo de experiencia para los clientes, creando espacios de tomas de decisiones aceleradas”, cuenta Ganjavian. Así, cuando el cliente llega a las oficinas, mediante un código QR entra en una sala donde, de manera automática, se generan una serie de ejercicios o actividades para optimizar la reunión que va a tener: “Es un espacio con una tecnología muy alta, que requiere incorporar datos previamente sobre esa reunión y ese cliente, pero que agiliza las reuniones, establece retos y preguntas a los asistentes; te procesa, visualiza, coordina y lidera la reunión; aunque realmente son más talleres donde hay una participación activa de todos los asistentes”.

Boceto de la sede madrileña de McCann.

Es una forma de ganar tiempo, de ser más eficaces, como remata Ganjavian: “La tendencia es pensar que la productividad es la optimización del trabajo de una persona en una mesa, pero la realidad es que si tú trabajas cinco minutos al día pero tienes la clave de la próxima revolución, esa productividad es mucho más alta, y da igual que lo hagas en una mesa o en un sofá”.

Fuente: El País