Vas por la calle de paseo cuando encuentras un grafiti en la tapia del parque. O hay un agujero en el centro de la calzada en tu ruta hacia el trabajo. En San Diego, sacas tu teléfono, haces una foto y la envías al departamento competente del Ayuntamiento a través de una app que se llama Get it done (consigue que se haga, más o menos). Ya está. Ni hojas de reclamaciones, ni colas en el departamento en cuestión, ni llamadas con esperas e hilo musical. Según Jonathan Behnke, encargado de la Oficina de Información de la ciudad de San Diego, al sur de California, 26.000 residentes se han descargado en sus teléfonos esta app y se han recibido 130.000 quejas o informes ciudadanos desde su lanzamiento, a mediados del año pasado. Ni San Diego, la octava ciudad más poblada de EE UU, ni su vecina del norte Los Ángeles, la segunda, quieren quedarse atrás en la aplicación de nuevas tecnologías para mejorar la vida de sus ciudadanos.

Pantallazo de la app Get it done, de la ciudad de San Diego

“Nadie quiere ser una ciudad tonta, bromea Ted Ross, el responsable TI en Los Angeles. “Para nosotros se trata de unir dos conceptos básicos: digitalización de la información y las gestiones, e intercomunicación entre todos los distintos departamentos», explica. “Lo más importante no es que innovemos en cada área de la ciudad por separado, obligando al residente a descargar una app por departamento, lo más importante es que estén todas interconectadas”.

Esta es la primera vez que se dedica al tema de las ciudades inteligentes una de las ponencias del foro de inversión España-EEUU organizada por la Oficina Comercial española en Los Ángeles y el ICEX (Instituto de Comercio Exterior). Además de empresas punteras participando en la mayoría de proyectos de infraestructuras y energías renovables de California, de España llegan también soluciones smart para la gestión municipal. “California es un estado pionero en reunir inversión como empresas en este ámbito. No es que sus ciudades vayan por delante de otras, pero sí hay un entorno creado que es muy favorable, por ejemplo en conectividad. Además, si estás aquí, tienes repercusión mundial”, explica África Arévalo, de Wellness Smart Cities, una empresa española cuyas soluciones están presentes en ciudades de Europa y América.

El de ciudad inteligente es un concepto amplio que abarca soluciones en marcha desde hace años en muchas ciudades. Pero es ahora cuando comienzan a agruparse todas bajo el mismo paraguas. “Una ciudad inteligente es cualquier urbe que utiliza la tecnología de la información para mejorar los servicios y la vida de sus residentes”, resume Arévalo. No hace falta imaginarse coches sin conductor flotando entre pantallas etéreas: cualquier municipio que tiene la información, por ejemplo, de su flota de autobuses urbanos disponible en una app ya es una smart city. La gestión smart puede abarcar desde instalar farolas con sensores para optimizar el gasto eléctrico a monitorizar digitalmente lo llenos que están los contenedores para la recogida de residuos, aplicaciones ambas en las que Wellness es veterana.

Francisco Garzón, consejero delegado de ICEX, inaugurando #SpainSoCal ante más de 200 asistentes,

Ahora traen al foro una de sus últimas propuestas, We Go&Park, una aplicación para detectar espacios de aparcamiento libres en tiempo real. “Es una especie de Waze para el aparcamiento. Antes de desplazarte a un lugar podrás detectar los espacios disponibles. Lo estamos desarrollando en Montevideo, en partes de Madrid y Sevilla”, explica Lorenzo Madrid, vicepresidente de la compañía para América.

Aparcar es una de esas cosas que puede ser una pesadilla en Los Ángeles, con 1.200 kilómetros cuadrados y una red de transporte público que deja mucho que desear. Joshua Schank, el responsable de innovación de LA Metro, la empresa que da servicio a todo el condado, (con 88 ciudades y 10 millones de habitantes), está explorando una colaboración con Lyft, el servicio de vehículos con conductor competidor de Uber, para introducir una flota de autobuses pequeños, una especie de camionetas con itinerarios más reducidos en las que un grupo de hasta 20 ciudadanos podría viajar a puntos más específicos de la ciudad, en lugar de a paradas paradas fijas. Una propuesta todavía en fase de estudio, pero que sería un avance teniendo en cuenta que la distancia entre paradas de autobús puede llegar a los 3,5 kilómetros (lo equivalente a un autobús en Madrid que recorriera la Castellana entre Atocha y Plaza de Castilla y tuviese una única parada a mitad de camino).

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Ross está particularmente orgulloso de un servicio que pronto estará a disposición de los ciudadanos del área metropolitana de Los Ángeles. Los camiones que limpian las calles llevarán GPS y una app permitirá a los residentes saber el momento exacto en que van a pasar. Ahora mismo hay periodos de dos horas a la semana en los que está prohibido aparcar en determinadas acercas (y las multas por saltárselos son de 60 dólares). Con la app, la ventana de dos horas quedaría reducida a cinco minutos. “Y el ayuntamiento potencialmente puede llegar a perder ocho millones de dólares en ingresos por multas”, admite. “Pero no estamos para recaudar, sino para hacer la vida más cómoda al ciudadano”. Y al visitante, precisa. Los Ángeles recibe más de 47 millones de turistas al año.

Las nuevas tecnologías ofrecen oportunidades también en el terreno de la seguridad ciudadana, para beneficio de los residentes tecnologizados y los que no lo están tanto. En este ámbito, Herta Security, una empresa con sedes en Barcelona, Madrid y Londres, y presencia, desde hace más de un año, en Los Ángeles, ofrece su software de reconocimiento facial a las fuerzas de seguridad. Con la policía de Los Ángeles lleva tres años colaborando para la ceremonia de entrega de los Globos de Oro, uno de esos eventos globales que tiene muy particulares necesidades de seguridad (entre las caras a reconocer no están solo los malos de siempre sino también algún que otro acosador de famosos).

Vista aérea del tráfico en Los Ángeles

Pero los potenciales clientes en esta zona de EE UU son innumerables: casinos, aeropuertos, estaciones de metro o tren, hoteles, edificios públicos. “Nuestro software puede localizar y alertar en tiempo real de la presencia de una cara contrastando con todo tipo de bases de datos. Sólo hace falta una fotografía, y en condiciones óptimas el porcentaje de acierto está entre el 85 y el 95%”, asegura Alex Collado, responsable del equipo técnico de Los Ángeles. “No sólo sirve para localizar personas que puedan estar en bases de datos de la policía o las fuerzas de seguridad. Puede servir, por ejemplo, para localizar clientes VIP en un casino”.

San Diego ha puesto en marcha un sistema de sensores en 6.000 de sus farolas que detectan disparos e incluso distinguen el tipo de arma (automática o no). “Esto permite”, explica su jefe de tecnología, “optimizar las salidas de la policía, porque muchas veces la gente llama creyendo que ha oído un disparo y resulta ser un petardo, fuegos artificiales, un motor. En concreto, en un 76% de las veces. Con los sensores “detecta disparos”, la policía puede distribuir mejor sus fuerzas”.

Una ciudad inteligente es cualquier urbe que utiliza la tecnología de la información para mejorar los servicios y la vida de sus residentes. 

África Arévalo, de Wellness Smart Cities

Reconocimiento facial, sensores inteligentes, o incluso, simplemente, análisis de datos. El departamento de policía de Los Angeles lleva años usando un sistema de prevención del crimen con un software de análisis de big data. Llamado Compstat, se instaló primero en Nueva York en los 90 y hoy en día se usa en 12 ciudades grandes de todo el país. El programa acumula datos sobre delitos de toda la ciudad, pautas de hora y áreas, y predice las zonas calientes donde hay más probabilidad de que se produzcan en el futuro. Y este “adivino” computerizado está funcionando, según indican los estudios más recientes.

“Lo bonito de este sector es que no hay una ciudad que sea más inteligente que otra, y está bien juntarnos para aprender las unas de las otras”, asegura el responsable de Los Ángeles. “Al final, lo importante es centrarse en hacer la vida más cómoda a los ciudadanos y darles herramientas para participar en la gestión del lugar en que viven”.

Fuente: El País