El sector del juego se rebela contra el pacto presupuestario firmado el jueves entre el Gobierno y Unidos Podemos. En su punto 13.1, este contempla la aprobación de “una regulación de la publicidad del juego de azar y apuesta en línea de ámbito estatal, similar a la de los productos del tabaco”, los cuales tienen prohibida cualquier tipo de promoción desde el año 2005. La intención, por tanto, es restringir un área que no está regulada, la publicidad del juego y las apuestas en internet, un área que hoy no tiene regulación alguna. La patronal, Cejuego, es clara: si se lleva a cabo una restricción, deberá afectar también al operador público: Loterías y Apuestas del Estado.

El crecimiento de la actividad promocional del juego online en los últimos años es incontestable. En 2017 esta fue de 221 millones de euros, el doble que cuatro años antes. De esa cantidad, 112 millones correspondieron a publicidad y patrocinios, y el resto a ganchos como los bonos promocionales. Solo en el primer semestre de este año, la inversión en publicidad y patrocinios de casas de juego online ha sido de 88 millones de euros, un 54% más que en el mismo periodo de 2017, en buena parte debido al Mundial de fútbol celebrado este año.

A diferencia del juego presencial, el online carece de una norma concreta para regular su actividad promocional. La Ley de Regulación del juego de 2011 no lo abordó, y desde entonces se ha trabajado en un real decreto cuyo último borrador data de noviembre de 2017.

“Una quiniela es lo mismo que una apuesta deportiva”, dice el director general de la patronal Cejuego, Alejandro Landaluce

“Estamos de acuerdo con regular la publicidad del juego online, entendemos que debe haber un desarrollo, pero no se ha hecho, sigue en un cajón. No es el sector del juego el que no quiere que se apruebe”, afirma Alejandro Landaluce, director general de la patronal Cejuego, que aglutina a empresas como Codere o Cirsa. Este rechaza que se equipare la publicidad del juego online a la del tabaco o el alcohol, ya que, defiende, no está catalogado como una adicción en el manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales que elabora la Asociación Estadounidense de Psiquiatría. Además, cifra en un 0,5% el porcentaje de adictos generados por el juego.

Con estos argumentos, Cejuego pide que cualquier cambio legislativo en materia de publicidad del juego sea igual para todos los operadores, sean privados o públicos. Es decir, que Loterías y Apuestas del Estado o la ONCE tengan las mismas restricciones. “Tenemos que estar todos en el mismo saco, porque la naturaleza es la misma. Un rasca de la ONCE es igual que una máquina de hostelería. Una quiniela es una apuesta deportiva. Euromillones vende el mensaje de que va a cambiar tu vida. Tiene que regularse lo público y lo privado”, defiende Landaluce.

A diferencia de los operadores privados, la publicidad de Loterías y Apuestas del Estado no depende de la Ley de Regulación del Juego (se refiere solo al juego electrónico), sino de lo que dispongan los ministerios de Economía y Hacienda, que no especifican ninguna limitación. Tampoco en el caso de los sorteos de la ONCE. En el caso de Loterías, su inversión publicitaria ronda los 70 millones de euros anuales, y es habitual su presencia como patrocinador de eventos e iniciativas deportivas. El motivo, que sus sorteos tienen “finalidad pública”.

El director general de Cejuego defiende que el canal online, al no disponer de establecimientos físicos, “necesita publicidad”, pero reconoce la necesidad de limitar el nivel actual a través de ciertas restricciones, como las franjas horarias de emisión o la utilización de rostros conocidos, algo que contempla el borrador de real decreto: “Se prohíbe la aparición en las comunicaciones comerciales de personas o personajes de relevancia o notoriedad pública sean aquéllos reales o de ficción, que resulten atractivos para, específica o principalmente, el público menor de edad”.

Otra de las cuestiones a las que se ha enfrentado el sector en los últimos tiempos es a la alta densidad de salones de juego en ciertos barrios de Madrid, que a diferencia de la mayoría de comunidades autónomas, no limita las distancias entre locales. “El estar juntas está creando cierta alarma y lo entendemos, pero es un tema de regulación, y al no haber limitaciones, los operadores compiten por las calles con más visibilidad metro cuadrado más asequible”, dice Landaluce. Añade que el sector “se siente cómodo con la limitación de distancia, no es algo que pidamos eliminar”.
Esta asociación ha contratado en los últimos días a la agencia Llorente y Cuenca para elaborar un plan de comunicación que, explican, les permita amplificar su mensaje a la opinión pública.

Fuente: Cinco Días