Pocos sectores representan la quintaesencia del lujo como la relojería suiza. Por su tradición artesana, por su exclusividad, por sus diseños únicos y por la magia que esconden bajo sus esferas. Pero todo eso no es garantía de futuro en una industria que lleva tiempo afrontando importantes retos y que ha estado a punto de sufrir su peor racha desde la Gran Depresión.

El periodo entre 1930 y 1932 fue el último trienio de caídas consecutivas de exportaciones de relojes suizos, la principal vara de medir la salud de esta industria, que es la segunda más exportadora de la economía suiza, solo superada por la farmacéutica. Los datos de 2017, revelados ayer por la Federación de la Industria Relojera Suiza, la patronal del sector, suponen un alivio para este, ya que el crecimiento con el que las exportaciones cerraron el año, del 2,7%, le permiten esquivar la peor racha desde aquella época, después de unos malos 2015 y 2016 Una cifra que, sin embargo, tampoco permite pensar en un repunte definitivo, ya que de los cinco continentes solo dos registraron crecimientos.

En total, el año pasado se vendieron 24,3 millones de unidades de relojes, que suman un valor económico conjunto superior a 19.000 millones de francos suizos, 17.000 millones de euros al cambio actual. Precisamente, el cambio del valor de la moneda suiza respecto al euro ha tenido mucho que ver en el saldo positivo final. Durante la primera mitad del año un euro equivalía a 1,07 francos suizos, una equivalencia que en julio pasó a ser de 1,15 francos suizos, una línea que se mantuvo hasta final del ejercicio. Hay que tener en cuenta que el Viejo Continente es, después de Asia, el principal mercado para los relojes suizos, con 8,6 millones de unidades vendidas en 2017 y un valor exportador de 5.800 millones de euros, una media de 675 euros por pieza.

El mercado asiático, el que más relojes suizos compra, no se ha visto afectado por estos movimientos. Fue el que registró un crecimiento más sólido, de casi el 5%, y su cuota de mercado ya es del 50,1%. Por su parte, las exportaciones al continente americano descendieron un 2,5%, aunque de forma desigual entre norte y sur:en el primer caso cayeron un 4,1%, y en el segundo, con la mitad de volumen, crecieron un 4%. Por países, Hong Kong sigue siendo el primer importador de relojes suizos, con 2.177 millones de euros, un 6% más que en 2016, pero un 20% menos de lo que suponían en 2015. España, por su parte, es el 12º país importador, con 385 millones, un 0,3% más.

Otro termómetro de la evolución de la relojería suiza son los resultados de una de sus grandes compañías, Swatch, que también se conocieron ayer. El conjunto del grupo facturó 6.890 millones de euros, con el área de negocio de relojería y joyería creciendo un 7,3%. El beneficio operativo de la compañía aumentó un 24%, hasta 864 millones de euros. Marcas como Breguet, Blancpain, Omega, Longines, Rado, Tissot, Hamilton o Calvin Klein forman parte de su catálogo.

Fuente: El País