No es el potente presupuesto que ansiaba Emmanuel Macron hace apenas tres años, pero tampoco será un fondo más. Los Diecinueve por fin fijaron las líneas maestras del primer presupuesto de la zona euro. Este instrumento nacerá con una cantidad modesta que deberá batallarse dentro de las duras negociaciones del Marco Financiero Plurianual. Y pese a las reticencias de los halcones, contará con dos mecanismos anticíclicos y un mínimo sistema de transferencias. “Es un paso primer paso, significativo más que simbólico”, sostuvo el comisario de Asuntos Económicos, Pierre Moscovici.

La creación de una capacidad fiscal para la Unión Europea hasta hace dos años no lograba salir del ámbito académico, como acertó a recordar este jueves el presidente del Eurogrupo, el portugués Mário Centeno. Los países de la moneda única no contarán de inmediato con un gran pilar que pueda complementar la política monetaria del Banco Central Europeo. El presupuesto del euro no equivaldrá a los “varios puntos del PIB” que celebró Macron en 2017. Los ministros barajan una cantidad de 17.000 millones de euros para el periodo 2021-2027 que podrá incrementarse en función de las contribuciones adicionales que acuerden los socios de la UE. Pero fuentes comunitarias esperan que durante ese tiempo se den nuevos pasos para que engrosar ese instrumento.

Los países del norte de Europa, liderados por Holanda, parecían haber cerrado en mayo todas las rendijas por las que pudiera colarse un mínimo mecanismo anticíclico. Al otro lado, Francia, Italia, Portugal y sobre todo España creían que todavía podían seguir pugnando para dar ese valor añadido al instrumento. España incluso amenazó en varias ocasiones de desmarcarse del acuerdo si el llamado BICC (por las siglas en inglés de instrumento presupuestario para la convergencia y la competitividad) resultaba ser un fondo más. Pese a la modesta cantidad con la que echará a andar y los flecos por cerrar, el documento final indica que la balanza finalmente se decantó hacia el lado francés y español.

Los jefes de Estado y de gobierno y sus ministros de finanzas, en el marco del Eurogrupo, deberán fijar las prioridades del presupuesto. Según el acuerdo, para acceder a sus fondos será necesario presentar propuestas de inversiones y reformas en primavera que reciban la luz verde de la Comisión Europea. El instrumento deja finalmente fuera a los países que se hallan fuera del euro, pero los ministros abrieron la puerta a que acaben participando en el presupuesto mediante disposiciones concretas que podrían materializarse en un instrumento específico o bien un acuerdo financiero. En los casos de Dinamarca y Suecia, esa decisión deberá pasar antes por sus parlamentos nacionales.

Funcionamiento del presupuesto

Pese a que las dimensiones del presupuesto se fijarán en las negociaciones del Marco Financiero Plurianual (MFP), se baraja la cifra de unos 17.000 millones de euros. Esta cantidad podría crecer con aportaciones de los países que deberían pactarse en un acuerdo intergubernamental, que requiere aún de un trabajo a nivel técnico. De la cantidad total, un 20% —por ahora, unos 3.400 millones— se destinará a “reaccionar a los retos específicos de cada país”, es decir, a situaciones de crisis. El 80% restante se repartirá entre los Diecinueve, teniendo en cuenta dos factores: la población del país y el Producto Interior Bruto de forma inversa, de modo que los países con menor renta reciban más recursos. Todos los países recibirán fondos, como mínimo del 70% de lo aportado, pero los más rezagados percibirán más, por lo que habrá transferencias de un país a otro.

Los países tendrán que poner también de su bolsillo para llevar a cabo las inversiones o reformas. El acuerdo fija esa cantidad en un 25% del proyecto. En caso de una crisis grave, sin embargo, esa tasa de cofinanciación se modulará con la voluntad de que una recesión no lleve al país a dejar de invertir en aspectos clave como investigación, infraestructuras o energía limpia. “Cuando se justifique, según el desencadenante, la tasa de cofinanciación nacional podría reducirse a la mitad”, añade el documento.

Desde que el Eurogrupo alcanzara un acuerdo de mínimos el año pasado para crear ese instrumento, España ha batallado en dos frentes: elevar el listón de ese instrumento para dotarlo de mecanismos contracíclicos y evitar que se impusieran duras condiciones para acceder a sus recursos. En esa posición estaban también Francia, Italia o Portugal. En el otro extremo, Holanda no quería que contuviera ninguna función de estabilización y pedir reformas a cambio.

Fuente: El País