Daniel Sánchez no tenía muy claro por dónde empezar, solo sabía que quería crear un negocio propio. Después de que fracasase su primer emprendimiento de crowdfunding en 2014, se mudó a Valencia para formar parte de la incubadora Demium Startups. Una vez allí empezó a tantear varios proyectos hasta que aterrizó en la idea que cinco años después se convertiría en un negocio sostenible: un softwarepara automatizar las campañas de publicidad utilizando a influencers. “La gente que utiliza el canal online no consume televisión, radio o revistas. Cada vez hay más personas que están en las redes sociales. Si quieres vender a un público joven, poner un anuncio de 100.000 euros en televisión solo será una pérdida de dinero”, afirma Sánchez, el consejero delegado de Influencity.

La idea original la construyó el toledano, de 35 años, junto a tres socios: Clara Montesinos, Francisco Castillo y Alberto Villar, aunque en la actualidad solo Montesinos continúa siendo parte del proyecto. El mecanismo es simple: a cambio de un pago anual que tiene un coste mínimo de 20.000 euros, Influencity provee al cliente todo tipo de información sobre el mercado de influencers. El programa cuenta con una base de datos de más de dos millones de personalidades en todo el mundo y calcula todas sus métricas: alcance, interacciones, capacidad de compromiso, entre otros. Además automatiza el proceso de contacto, de firma de contratos y el control de la campaña. “No eliges un influencer porque tenga muchos seguidores o porque te guste el contenido que hace, sino porque su audiencia es el tipo de gente que te interesa y que potencialmente puede comprar tu producto o servicio”, explica Sánchez.

La primera versión del producto salió en 2017 y en septiembre lanzarán una actualización que permitirá pasar de los dos millones de perfiles actuales a superar los 30 millones. Hasta el momento, esta empresa, que cuenta con 20 trabajadores, ha facilitado 1.200 campañas publicitarias en 13 países y ha trabajado con grandes marcas internacionales como Uber, Mattel o Telefónica. Según los datos del Registro Mercantil, en 2017 la compañía facturó poco más de 383.000 euros y tuvo unas pérdidas de 179.000 euros. El consejero delegado no ha querido revelar ninguna cifra concreta de las cuentas del 2018, solo menciona que todo lo que gana lo reinvierte. 

Ante los críticos que dudan sobre la efectividad de este tipo de marketing o los que asumen que no se trata de trabajos profesionales, el toledano advierte que “los influencers están para quedarse”. “Alguien que tiene 200.000 seguidores recibe en promedio 150 ofertas diarias, por lo que ellos son muy selectivos con lo que recomiendan. Lo que sucede es que como estamos en un mercado en el que todavía le falta recorrido y madurez, hay ciertos perfiles que se aprovechan comprando seguidores. Nuestra misión en Influencity es profesionalizar todo eso y dar mayor transparencia para que los que no son influencers dejen de serlo”.

Fuente: El País