MÁS INFORMACIÓN

Después del proceso electoral, el futuro Gobierno tiene ante sí múltiples desafíos a los que debe dar respuesta de una manera urgente, con el agravante de una probable desaceleración económica.

Una de las palancas para hacer frente a estos retos es la digitalización, un proceso transversal que debe permear a la sociedad en su conjunto: ciudadanos, empresas y administración pública. La reciente afirmación de Pedro Sánchez de que su partido sitúa el impulso a la digitalización como uno de los cuatro pilares sobre los que trabajará su futuro Gobierno va claramente en la buena dirección.

España no está en una posición en la que pueda relajarse. La digitalización es un fenómeno imparable y, o actuamos a tiempo, o las consecuencias pueden ser muy negativas. Los indicadores del informe España Nación Digital de Adigital muestran, por ejemplo, una alarmante falta de adaptación de la pyme, lo que lastra notablemente su crecimiento. Tampoco estamos siendo capaces de generar el entorno regulatorio y de mercado necesario para que esta oportunidad tenga un impacto real en nuestra economía. Esto está impidiendo que no aprovechemos el potencial de crecimiento que ofrece la digitalización: de entre 1 y 2 puntos de crecimiento del PIB hasta 2025 (McKinsey) o de 42.000 millones de euros en 2021 (Accenture).

En este sentido, España ha carecido de una propuesta estratégica definitiva, a diferencia de otros países y de la propia UE. La digitalización de nuestra sociedad debería ser un elemento de consenso entre los diferentes actores políticos, no el fruto de aproximaciones meramente cortoplacistas. Por eso, es necesario plantear un verdadero pacto que transforme nuestra economía en una preparada para competir en el siglo XXI. No podemos caer en los errores de pasadas Agendas Digitales, enormemente voluntaristas y con el único hito en su lista de tareas cumplidas de habernos dejado una de las mejores infraestructuras digitales del mundo.

Hasta el momento, la respuesta de la administración ante los nuevos modelos empresariales no invita a pensar que España pasará a engrosar las listas de países líderes a nivel digital y tecnológico. En muchos casos, la protección de sectores que necesitan adaptarse y el desconocimiento sobre el impacto de esos modelos han provocado que las empresas digitales se vean como detractoras y no como impulsoras de actividad económica. Es necesario adaptarse a esta nueva realidad con un marco regulatorio justo y transparente, que no se limite a prohibir y restringir estos nuevos actores.

Por último, es imprescindible que se ponga en valor la educación y la investigación, impulsando la inversión en I+D+i. Todo ello con el fin de convertirnos en una sociedad creadora de valor y emprendedora, capaz de exportar soluciones y no depender únicamente del desarrollo de otros. Necesitamos un pacto que incorpore en su ADN la apuesta real por la innovación y el talento; así como la creación de una nación digital que no frene el crecimiento, sino que lo impulse mediante una regulación que nos favorezca a todos y que nos convierta en una economía de referencia y de vanguardia.

Carina Szpilka es presidenta de la Asociación Española de la Economía Digital (Adigital).

Fuente: El País