No es que los responsables empresariales no adviertan los riesgos que se derivan de la creciente incertidumbre geopolítica, el auge del proteccionismo o el impacto de la automatización en el mercado de trabajo, las principales amenazas a su juicio en el actual escenario. Pero lo cierto es que es difícil no ser optimista en un momento de crecimiento generalizado en las principales economías, ahora que el precio de las materias primas se ha estabilizado, con las Bolsas en niveles no vistos en años, en máximos históricos incluso en el caso de los mercados estadounidenses y lejos de los peores temores políticos que se entreveían en 2017.
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De ahí que el 57% de los ejecutivos confíe en una mejora de la coyuntura internacional frente al 29% que declaraba lo mismo el año pasado, un porcentaje que este año se dispara al 63% en el caso de los directivos españoles pero que escala al 80% en el caso de los empresarios de Brasil; 75%, los de Canadá, o 70%, en China. La encuesta de PwC se elabora a partir de la opinión de 1.293 ejecutivos en 85 países y que se presenta puntualmente cada año en el Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés).
El cambio de tono es sustancial frente al año pasado y quienes mejor lo reflejan son los empresarios estadounidenses, que en un (63%, 37 puntos más que en 2017) justifican su entusiasmo por la agenda desregulatoria y las rebajas fiscales impulsadas por Donald Trump, lo que ha acelerado el boom bursátil. Y dado que los estadounidenses son mayoría en Davos no es difícil explicarse por qué el presidente estadounidense planea acudir esta semana a la remota estación alpina.
Por si fuera poco, EE UU sigue siendo el destino favorito de los inversores, seguido por China, Alemania y Reino Unido, que no se ve penalizado por ahora por la decisión de abandonar la Unión Europea. Japón, sin embargo, pierde una posición en favor de India, cuyo primer ministro también acudirá este año a Davos. Destaca, sin embargo, el desplome que sufre México en la valoración de los inversores como destino para el crecimiento empresarial, al pasar del puesto 8 al 13.
La alegría generalizada de los ejecutivos, sin embargo, se modera cuando se trata de valorar el futuro de sus propias empresas a corto e incluso más a medio plazo. Solo el 42% de los directivos confía en alcanzar sus objetivos de crecimiento, cuatro puntos más que en 2017. En el caso de los responsables españoles, se estanca en un notable 50%, solo por detrás de los estadounidenses (52%), canadienses (53%), argentinos (54%) e indios (65%) y en la mayoría de los casos esperan aumentar sus plantillas y realizar nuevas contrataciones este año. El informe de PwC recuerda que la última vez que los empresarios de Norteamérica eran así de optimistas fue en 2007, justo el año antes de que estallara la crisis financiera global.
La disparidad entre el optimismo de los ejecutivos ante las perspectivas económicas y las de sus propios negocios se puede explicar por la incertidumbre que consideran que rodea su trabajo. Aunque el exceso de regulación se mantiene como su principal preocupación, le pisa los talones el terrorismo y la incertidumbre geopolítica. También sube posiciones el temor a los ciberataques y se cuela entre los diez mayores riesgos el populismo —es considerada la mayor amenaza para los empresarios europeos—, un temor que ya se hizo patente el año pasado. Y aunque el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha alertado en esta misma cita contra la complacencia por la buena marcha económica, los empresarios lo tienen claro: como recoge su informe «carpe diem«.
Fuente: El País