La crisis ha pasado, pero las dificultades económicas persisten. Tres de cada cuatro familias tienen problemas para llegar a fin de mes, según la primera encuesta de solvencia familiar elaborada por la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU). En la diana están algunos de los sospechosos de siempre, como las vacaciones: el 46% de los hogares tuvo problemas o directamente no logró escaparse de la ciudad. Asimismo, el estudio detalla que hasta a un tercio de los entrevistados le costó hacer frente a los gastos de dentista y de mantenimiento del coche. Por otro lado, en comunidades destino de turistas extranjeros con alto poder adquisitivo, como Canarias y Baleares —ambas con un PIB por habitante en la media—, las actividades de ocio ya son un lujo para muchas familias. 

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La encuesta de la OCU se llevó a cabo a través de más de 2.000 entrevistas realizadas en todas las comunidades, con excepción de La Rioja. A los entrevistados se les preguntó si les resultaba muy fácil, fácil, difícil o muy difícil afrontar diferentes gastos. El estudio, que pasará a formar parte del portafolio de la organización con frecuencia anual, se basa en un índice elaborado junto a otras asociaciones de consumidores europeas y tiene rasgos parecidos a la Encuesta de Condiciones de Vida del Instituto Nacional de Estadística, pero amplía el abanico a otros elementos de la vida cotidiana —hasta 37 aspectos analizados—, como los gastos relativos a gafas o lentillas o la posibilidad de estudiar un máster. «Medimos la solvencia, es decir las veces que para una familia ha sido difícil enfrentarse a un gasto», resume Ileana Izverniceanu, portavoz de la OCU.

Según los resultados del estudio, donde cada elemento está ponderado según su peso en la economía doméstica, el índice de solvencia familiar medio en España se sitúa en 46,2 (sobre 100). Por encima de 53,5, la OCU concluye que el hogar puede enfrentarse a los gastos cotidianos de manera holgada; por debajo de 32,5, se considera que vive en estado de pobreza. Navarra es la comunidad con el índice más alto (57) y la única que supera el 53,5. Y, pese a lo que se podría esperar, le sigue Extremadura, una de las comunidades con el PIB por habitante más bajo de España, empatada con Cantabria (52,2). En el otro extremo de la lista está, otra vez en contra de lo que se podría creer, Baleares (42,4), seguida por Andalucía (43,2) y Canarias (43,3).

Aunque ninguna comunidad haya obtenido un resultado por debajo de un índice de 32,5, el informe estima que el 10% de las de familias españolas vive en situación de pobreza, es decir que les resulta muy difícil o imposible hacer frente a cualquier tipo de gasto cotidiano. Los colectivos más en riesgo son las familias monoparentales con hijos a cargo (índice de solvencia de 34), las familias con hijos y uno de los cónyuges o ambos desempleados, las parejas jóvenes sin hijos y los hogares con más de seis miembros. Por el otro lado, un 25% de los entrevistados está en situación acomodada, pero solo un 6% dice poder ahorrar sin esfuerzos y hacer frente a los gastos de manera holgada, normalmente los jubilados sin hijos o los profesionales solteros.

El cine o el dentista, prohibitivos 

El estudio destaca que ocho de cada 10 hogares no logran ahorrar. Más de un tercio no puede permitirse ni siquiera una escapada de dos días o ir al dentista, y un 19% no puede afrontar los gastos que supone la compra de gafas o audífonos. Asimismo, para muchos el ocio es un lujo: un 31% de los entrevistados no puede ir al cine, teatro o conciertos, y algo menos, un 24%, a bares o restaurantes.

También el pago de los suministros y de la hipoteca son dos grandes obstáculos para el 14% y el 17% de las familias, respectivamente. Algo parecido ocurre con la educación: casi dos de diez hogares tuvieron dificultades para hacer frente a los gastos de educación superior y cursos y másteres, mientras uno de cada diez se encontró en apuros para pagar los costes de guardería y educación infantil. En cuanto a la alimentación, un 9% de los hogares tiene dificultades en comprar carne o pescado. Y la situación no parece que vaya a mejorar, o por lo menos esta es la percepción que los consumidores han trasladado a la OCU, sobre todo en lo relativo a los gastos de alojamiento y suministros, movilidad y educación. 

Fuente: El País