La opa lanzada la semana pasada por la Bolsa suiza, Six, para hacerse con el control de BME llega en un momento de fuerte concentración del sector en Europa. La oferta de Six se enmarca dentro de la actividad que impera en 2019, un ejercicio récord para la actividad de fusión en la industria de los operadores de Bolsa. A lo largo del año se han registrado operaciones por un importe global superior a los 65.000 millones de dólares (unos 59.000 millones de euros).

Por encima de todas destaca la oferta presentada en agosto por la Bolsa de Londres (LSE, por sus siglas en inglés) para adquirir el proveedor global de datos e infraestructura de los mercados financieros, Refinitiv, por valor de 37.000 millones de dólares (33.600 millones de euros). La compañía, creada en 2018 como un spin off de Thomson Reuters, es propiedad de Blackstone, que ostenta el 55% del capital y de Reuters, que posee el 45% restante. El interés de LSE pone en el foco el apetito de las sociedades rectoras de Bolsas por la información, al combinar un creador de datos con un distribuidor. No obstante, el pistoletazo de salida a este interés lo protagonizó hace cuatro años Intercontinental Exchange que se hizo con Interactive Data.

En un momento en el que las plataformas alternativas están arañando cuota de mercado a las Bolsas oficiales en su negocio tradicional de la negociación de valores, la gestión y control de datos e información se ha convertido en una pieza clave. Esto adquiere un mayor protagonismo en un entorno como el actual marcado por la caída de los volúmenes de negociación en Bolsa. Según cálculos de Bloomberg, una vez se complete la integración de LSE con Refinitiv los servicios de información contribuirán en 70% a los ingresos totales de la Bolsa de Londres, frente al 40% que representaron en 2018.

El auge de los datos no se limita a la Bolsa de Londres, también en España adquiere un protagonismo especial. Aunque la renta variable sigue siendo la principal fuente de ingresos de BME, su peso ha ido cayendo. A cierre de septiembre, la facturación de las operaciones en Bolsa suponía el 40% del total, frente al 45,5% que representó en 2017. Mientras otros segmentos como la liquidación y el registro han mantenido intacto su peso en el entorno del 20%, los datos han ido cobrando importancia. En los nueve primeros meses de 2019, este generó el 23,2% de la cifra de negocios. Hace tres años, la cuota de que representaban los ingresos de esta división se situaba por debajo del 20%.

BME prevé que los datos sigan jugando un papel destacado en el negocio de la firma en los próximos años. De hecho, en el plan estratégico de la compañía para el periodo 2019-2021 esta división es una de las fuentes de negocio para la que se esperan unos mayores incrementos y la sitúan como una de las palancas de crecimiento para lograr el objetivo de un alza anualizada de los ingresos del 4% y del 6% del beneficio.

Esta estrategia tiene un buen encaje con la política de la suiza Six, que presta una atención especial atención a la información financiera, cuyo peso en la facturación asciende al 36%, la segunda fuente de negocio solo superada por la renta variable (47%).

Los expertos señalan que el auge de los servicios financieros en los últimos años es solo la punta del iceberg y que, a medida que aumente la potencia informática, el valor de los datos será mayor. El auge de las estrategia de inversión cuantitativa y aprendizaje automático requieren además de un flujo constante de datos. Esto hará que muchos operadores reescriban sus estrategias a fin de ganar eficiencia y competitividad.

BME marca nuevos máximos

Las acciones del BME se anotaron ayer un 0,36%, ascenso suficiente para revalidar su máximo histórico. Desde que Six presentó la oferta de compra que valora en 2.843 millones a la cotizada española, BME se anota un 41,7% en Bolsa. El interés mostrado por Euronext –propietario de la Bolsa de París, Ámsterdam y Dublín, entre otras–, por Deutsche Börse y por la Bolsa de Hong Kong lleva a los inversores a especular con posibles contraofertas.

Fuente: El País