No han pasado ni 24 horas desde que Pedro Sánchez y Pablo Iglesias presentaran su propuesta de Presupuestos para 2019, y los representantes del Fondo Monetario Internacional (FMI) prefieren ser cautos antes de valorarlos. Pero el diagnóstico general del organismo es claro: los países de la eurozona con un elevado nivel de deuda —entre los que claramente se sitúa España, con una deuda cercana al 100% del PIB— deben hacer más para ajustar sus cuentas ahora que la coyuntura económica es positiva. Esta es una idea que choca con el aumento del gasto en 5.000 millones que incluye el preacuerdo de Sánchez e Iglesias, que aún deben buscar el apoyo parlamentario que les falta.

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Sobre el aumento del salario mínimo, el FMI es más tibio. Se ha limitado a pedir al Gobierno español que sea “cuidadoso”. Poul Thomsen, director del departamento europeo del Fondo, ha rehusado comentar un documento que decía desconocer. Pero sí ha dado algunas pistas de por dónde respira el organismo que esta semana celebra en Bali su reunión anual.

Sánchez e Iglesias han pactado el mayor aumento del salario mínimo de la democracia española; un 22% más, hasta los 900 euros. En este aspecto, Thomsen fue ambivalente. Pidió al Gobierno ser “cuidadoso” al recordar los efectos negativos sobre el empleo que una medida así puede tener, sobre todo el de expulsar a aquellos empleados por los que los empresarios no están dispuestos a pagar esos 900 euros.

Pero también reconoció que esta era una medida social muy demandada. “Lo entiendo perfectamente. Hay que equilibrar ambos factores”, concluyó Thomsen, que alabó las reformas estructurales emprendidas por el Gobierno del PP, que, dijo, han impulsado la productividad.

Sobre la política fiscal, no hay duda. “Nos preocupa que algunos países de la eurozona, sobre todo los más endeudados, no hayan creado el suficiente margen fiscal para los malos tiempos. En estos países no ha habido una reducción significativa de la deuda pese a los años que han tenido crecimiento por encima de su potencial. Esto aumenta los riesgos”, aseguro Thomsen.

El responsable para Europa del Fondo criticó a España por no haber impulsado una política lo suficientemente anticíclica, es decir, que aumente el gasto e inversión cuando la economía baje; y aplique medidas de ahorro cuando la actividad crezca con fuerza. 

Es un mensaje claro para países como Italia, que ha desafiado a la Comisión Europea al presentar un Presupuesto que prevé un déficit del 2,4% para los tres próximos años. O para España, cuyo presidente acaba de presentar una propuesta de presupuesto con 5.000 millones adicionales de gasto distribuidos, entre otras partidas, en 1.300 millones para educación y ciencia, 1.0000 millones para pensiones, 859 para desempleo y dependencia, 600 para vivienda y 300 para permiso de paternidad. Pese a ser preguntado en varias ocasiones, Thomsen dijo no querer opinar sobre estas cifras.

Fuente: El País