Daniel M., un antiguo policía reciclado como detective privado, ha reconocido durante el proceso judicial haber espiado entre 2011 y 2015 a la Hacienda regional de Renania del Norte-Westfalia. Este Estado del noroeste de Alemania se ha convertido en la punta de lanza de la lucha contra la opacidad bancaria suiza y ha sido también el centro de operaciones del agente y sus cómplices. El ministro de Finanzas renano hasta este verano, Norbert Walter-Borjansse, se había propuesto cercar a los alemanes evasores de impuestos, aunque para ello tuviera que recurrir a la compra de datos robados.

Daniel M. espió a los inspectores de hacienda renanos por orden de los servicios de inteligencia suizos, según reconoció el acusado. Berna habría enviado a Daniel M. a Alemania para desenmascarar a los oficiales que se hicieron con once CDs comprados por 18 millones de euros, que contenían los datos de 120.000 supuestos defraudadores alemanes y que fueron robados de un banco suizo. La información ha reportado al fisco alemán más de 6.000 millones de euros.

La compra de datos sustraídos por empleados anónimos de la banca mantiene desde hace años en alerta a las autoridades suizas, que vigilan los movimientos en torno a las sedes bancarias para dar caza a los traficantes de información, que nutren a los Gobiernos extranjeros.

En Wuppertal, en Renania, Daniel M. llegó a recopilar los datos personales de tres de los inspectores presuntamente envueltos en la adquisición de CD. Supuestamente logró además infiltrar un topo en las oficinas de hacienda alemanas, para que informara a Suiza de posibles movimientos sospechosos. Esta última acusación no ha podido ser probada sin embargo por la justicia germana.

Confesión

A finales de abril de este año, Daniel M. un ex policía de 54 años y antiguo empleado del banco UBS, fue detenido en Fráncfort, y condenado a seis meses en prisión preventiva. En octubre pasado, el acusado confesó. Dijo que lo hizo porque es “un patriota” y porque le indignó enterarse de que los alemanes robaban información secreta en su país. Padre de dos hijas y espía intermitente, según publicó el Süddeutsche Zeitung, dijo que lo hizo “porque Suiza necesitaba su ayuda”, además de por los decenas de miles de euros que se embolsó por su trabajo.

Este jueves, Daniel M. no ha querido hacer declaraciones. Tras ser condenado y quedar en libertad condicional, el acusado, con barba y pelo cano ha viajado a su país, Suiza. Allí, la prensa helvética anuncia que el agente patriota hablará. Será entonces cuando se escriba el epílogo de un escándalo, que tanto a Berlín como a Berna les gustaría ver zanjado cuanto antes.

Fuente: El País