Hace un año, el informe de perspectivas empresariales de Grant Thornton pintaba un ambiente favorable a la subida de salarios. La medida ha tardado 12 meses en concretarse. Con los resultados del estudio correspondiente a 2019 sobre la mesa, Alejandro Martínez Borrell, presidente de la firma de servicios en España, comenta cómo han encajado los empresarios el aumento y otros temas que dominarán la agenda de los inversores en el Spain Investors Day que se celebrará el 15 y 16 de enero en Madrid.

¿Cómo han recibido los empresarios la subida del salario mínimo en un 22%?

Ellos están más a favor de ligar los incrementos salariales con la productividad que a un aumento nominal per se. De todas maneras, las condiciones macro y micro del año pasado eran más propicias para un incremento, ya que llevábamos muchos años con sueldos a la baja o congelados. Este año, el nivel de optimismo es mucho menor y las perspectivas de ingresos y beneficios invitaban a la prudencia.

Entonces, tampoco habrán encajado muy bien la subida de las cotizaciones.

Sobre este tema prefiero remitirme a lo que ha pedido el gobernador del Banco de España en una reciente reunión del Círculo de Economía: que no se toque nada que estuviera funcionando. Advirtió también que estos incrementos podrían costar la creación de empleo. Los economistas del Banco de España están muy bien enterados y creo que es prudente atenerse a su opinión.

¿Se ha perdido el optimismo?

Ha habido un cambio drástico de opinión. Hace seis meses, casi el 70% de los encuestados estaban optimistas o muy optimistas. Esta cifra ha bajado al 38%. Y un 25% ya está ligeramente pesimista, es decir, una cosa es que no lo veas tan claro y otra que pienses “esto va para mal”. En las expectativas de ingresos, los niveles no son malos, pero también se observa un descenso en el índice, de 57 a 44 puntos, 13 menos de un cuatrimestre a otro.

¿Esa pérdida de optimismo repercutirá en la creación de empleo?

Sí, allí también hay una retracción importante: el saldo neto de empresarios que prevé incrementar la plantilla es del 25%, 17 puntos menos que hace seis meses, cuando esa cifra era del 42%. También supone regresar a niveles similares a los registrados en el último trimestre de 2017, cuando ese indicador era del 23%.

Las compañías prefieren incrementos salariales ligados con la productividad antes que aumentos nominales per se

¿Ese tono sombrío se repite en toda la encuesta?

No, hay un dato que contrasta con el resto y es que un 32% considera que las exportaciones van a aumentar. En los últimos años las ventas españolas al exterior han crecido a niveles inimaginables. Que la expectativa sea que el mercado exterior va a seguir funcionando es francamente bueno.

¿La caída de la confianza se debe a factores internos, entonces?

No, en absoluto. Las principales causas vienen de fuera. La bonanza de la economía española se ha debido a cuatro condiciones buenas: precio de petróleo bajo, tipos de interés negativos, inflación contenida y el acceso a la financiación baratísima, por no decir regalada, del BCE y la Fed. La economía mundial creció mucho y, además, a nivel global, algo que no se veía en muchísimo tiempo. Ahora tenemos guerra comercial entre EE UU y China y el Brexit a la vuelta de la esquina. Fuera de estas dos incertidumbres, los fundamentos económicos siguen siendo buenos.

¿No hay riesgo de recesión?

Bajo ningún contexto, pero el crecimiento será más moderado. Llevamos algunos años sobrepasando el 3%. Eso es buenísimo para España. Ahora se discute si creceremos el 2,5%, 2,6% o 2,7%. Siempre que estemos por encima del 2,5% es un dato muy bueno. Y, aunque a un ritmo menor, se seguirá creando empleo siempre y cuando las políticas del nuevo Gobierno no alteren lo que hasta ahora ha funcionado.

Alejandro Martínez Borrell Alejandro Martínez Borrell, presidente de Grant Thornton en España. Cinco Días

Si los temores vienen de fuera, ¿cómo se explica que los empresarios confíen en un aumento de las exportaciones?

Porque es lo que les indica su cartera de pedidos para los próximos 12 meses. Salvo catástrofes, no deberían de sufrir cancelaciones. La perspectiva es que la economía mundial siga funcionando bien, lo que pasa es que vivimos en un entorno volátil, incierto y cambiante al que los gestores deben adaptarse muy rápido.

Las tensiones con Cataluña se han recrudecido. ¿Qué efecto tendrá?

La Bolsa da por descontado que no habrá independencia, como lo demuestra el que Cataluña sigue recibiendo flujos de inversión inmobiliaria. Es nuestro Brexit, pero a diferencia del Brexit, los inversores no lo dan por hecho.

¿Y el ascenso de Vox en Andalucía?

España no es ajena a los movimientos populistas. Pero hoy por hoy, si extrapolas los votos conseguidos por Vox en Andalucía al resto del país, todavía es un partido minoritario. Un tema que sí preocupa es la demora en la aprobación de los Presupuestos del Estado porque genera incertidumbre.

Fuente: Cinco Días