Con acuerdo o sin él, el Brexit será un gran quebradero de cabeza para empresas y Gobiernos. Pese a esos deseos de normalidad expresados tanto por Londres como por Bruselas, ambas capitales han divulgado ya planes de contingencia en los que contemplan el escenario de no acuerdo. También el Gobierno español ha acelerado esos trabajos en los últimos días. El propio Pedro Sánchez presidió por primera vez a finales de octubre una reunión de la comisión interministerial creada para amortiguar el impacto de la salida británica.

El sector aeronáutico es uno de los más sensibles. En el documento británico sobre planes de contingencia, publicado a finales de septiembre, el Gobierno alerta de que, sin un acuerdo como respaldo, “las aerolíneas con licencias británica y de la UE perderían el derecho automático a operar servicios entre Reino Unido y la UE”. Se necesitarían, por tanto, “permisos individuales para operar”. Aunque lo considera un escenario remoto, el Ejecutivo británico advierte: “Si esos permisos no se otorgan, podría haber alteraciones en algunos vuelos”.

Menos drástica, la Comisión contempla en su documento sobre el sector aéreo que, a falta de un pacto, Europa aplicaría medidas “para garantizar la conectividad básica”. Se trataría de un acuerdo básico entre ambos territorios sobre derechos de vuelo y seguridad o de medidas unilaterales. Pero esta última opción no está detallada, por lo que la incertidumbre persiste.

Incidencia en Vueling

Ya en el arranque del Brexit, el Gobierno español —entonces dirigido por Mariano Rajoy— aventuró esos escenarios. Un documento interno al que tuvo acceso EL PAÍS alertaba del riesgo de que IAG no se considerase grupo comunitario. Ese texto subrayaba la incidencia especialmente sobre Vueling, “que podría pasar a no ser comunitaria, salvo que se cambiara la composición accionarial”.

La comisión interministerial para el Brexit, creada por el anterior Gobierno, reúne a los ministros cuyas áreas están más afectadas por el divorcio británico. En las últimas semanas ha acordado preparar planes de contingencia en tres áreas sensibles: aviación civil, derechos de los ciudadanos (España alberga a la mayor comunidad británica en el exterior, con unas 290.000 personas afincadas) y pesca (la flota pesquera debería abandonar los caladeros británicos, donde faenan unos 80 barcos).

En la reunión que presidió el pasado 22 de octubre en La Moncloa, Sánchez relató la falta de resultados que había arrojado el Consejo Europeo celebrado en Bruselas la semana anterior. La UE tenía la expectativa de alcanzar un acuerdo con Londres para esa fecha, pero no se produjo. Sánchez instó a prepararse para cualquier escenario.

Más allá del impacto en las aerolíneas españolas de IAG, el Ejecutivo español se muestra inquieto por la falta de preparativos en las empresas medianas. Mientras una mayoría de firmas alemanas aseguran haberse preparado, de una u otra manera, para el Brexit, en España apenas son el 30%, según estimaciones gubernamentales. La ministra de Industria, Reyes Maroto, explicó el pasado miércoles que está tratando de concienciar a las empresas. La falta de acuerdo constituye un escenario que “nadie desea, pero ante el que hay que estar preparado”, declaró.

Estas últimas horas son claves para un posible pacto de retirada de Reino Unido. La UE negocia con Londres y confía en sellarlo en los próximos días. Pero nada está aún cerrado. Este mismo viernes dimitió el ministro británico de Transportes, Jo Johnson, por desavenencias respecto a la gestión del Brexit.

Fuente: El País