En una farmacia de la calle Alcalá de Madrid cercana al metro de Quintana, fuera de la almendra central, un cartel anuncia en el escaparate que hay rebajas por el Black Friday. Las dependientas no tienen claro que el gancho les estuviera funcionando. Pero no quieren dejar de lado la moda de estas rebajas importadas de EE UU. «Aquí las ofertas no atraen a la gente», reconoce una de las empleadas. «Los clientes vienen a comprar como de costumbre, pero al pagar se llevan una sorpresa», explica. Les sirva o no para hacer caja, casi nadie quería este viernes ignorar que este día de rebajas importado de Estados Unidos —se celebra la jornada siguiente a Acción de Gracias— ha cuajado en España.

Las rebajas en invierno eran antes un gancho comercial reservado (y regulado por ley) del 7 de enero en adelante, una vez las compras navideñas se habían acabado. Eran el remate de la temporada. Ahora son el pistoletazo de salida. El comercio se ha esforzado por sacar la artillería pesada este año, y ha hecho descuentos de entre el 10% y el 50%. La recuperación económica parece estabilizada, el crédito al consumo se ha disparado y el empleo sube. Sin embargo, el cálido octubre dejó los almacenes llenos de abrigos y la inestabilidad política por Cataluña hace temer a las tiendas que se hayan enfriado las ganas de gastar. La Confederación Española de Comercio no esperaba un viernes negro boyante para los empresarios, porque los descuentos son agresivos, y eso puede golpear los márgenes, sobre todo del pequeño comercio. Pero el éxito de público se dejaba ver en las calles de las grandes ciudades y en los centros comerciales.

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Para andar por la arteria principal de Madrid, la Gran Vía, hay que armarse de paciencia por la tarde. El centro de la ciudad se ha llenado de transeuntes ávidos algunos por comprar, otros por cotillear. A las 19.00 era difícil lograr cobertura de móvil. Por la mañana Elena González, 22 años, esperaba a la puerta de la Fnac su apertura. Eran las 9.50 y tenía una idea fija: una cámara reflex de Canon. Cerca de ahí, en un Media Markt de la plaza del Carmen, José Enrique Alvar, el encargado, había movilizado a toda la plantilla. «Para estar preparados». Algunos comercios estimaban en un 50% el aumento de público.

Rosa y Anna, madre e hija de Lleida, han acudido a Barcelona a pasar el fin de semana dispuestas a aprovechar los descuentos. A Anna le gusta la marca Brownie, que no tiene ninguna tienda en su ciudad. Y piensa aprovechar el descuento del 20%. En Cataluña el comercio confiaba más que nunca en esta fiesta consumista: los comerciantes esperaban que marcara el camino de la recuperación que durante el mes de octubre bajó significativamente tras el referéndum independentista y el clima de protestas.

Según una encuesta de Metroscopia para EL PAÍS, el 22% de los españoles tenía pensado comprar algo. La mitad tenía un presupuesto de entre 50 y 200 euros.

Los gigantes españoles del comercio se han volcado. El Corte Inglés llevaba días calentando la cita. Fuentes del grupo aseguraron que el jueves, cuando ya habían activado descuentos, sus ventas se dispararon un 30%. La web de reservas Atrapalo dijo que había vendido un 36% más noches de hotel. El gigante online Amazon incluso sacó promociones en alimentación: vendía por Internet chuletas y centollos rebajados.

¿Son todo ofertas imbatibles? La organización de consumidores OCU advirtió que hay trampa, al menos en Internet: afirmó —con una muestra de 13.305 productos de 12 tiendas online— que si se comparaban los precios que tenían hace un mes (24 de octubre), un 40% se ha mantenido igual, un 25% había subido y un 35% había bajado.

Con información de Nahiara S. Alonso, Mar Rocabert, Mikel Ormazabal, Carmen Pérez-Lanzac, Marta Rodríguez y Ángeles Lucas.

Fuente: El País