Impulsar el buen liderazgo es una necesidad que se siente con urgencia en todos los planos, social, político y económico. Y es que, tan solo hace falta echar un vistazo al informe Education at a glance de la OCDE para comprobar que salen licenciadas más mujeres que hombres de las universidades españolas, una tendencia sostenida desde hace varios años que lo convierte en un hecho consolidado. Sin embargo, según esta misma fuente, a igual nivel educativo, la tasa de empleo y salario es invariablemente mejor en hombres que en mujeres.

Hoy, en España, tan solo un 27% de los puestos directivos están ocupados por mujeres según el último estudio de la consultora Grant Thornton. Incluso si recurrimos a otras fuentes como Eurostat, el dato más optimista es del 37%. En un entorno cada vez más global y competitivo, donde la mayoría de los profesionales con formación superior son del género femenino, que solo 1 de cada 3 directivos sean mujeres debería hacernos cuestionar qué está fallando. ¿Es un problema cultural de falta de corresponsabilidad en el ámbito privado o es la falta de programas empresariales de paridad entre géneros lo que impide a las empresas contar con el mejor talento en cada puesto? ¿Será cuestión de estereotipos tan asentados que nos impiden facilitar igualdad de oportunidades? Los datos están ahí y parecen claros.

No resulta comprensible hoy en día que la valoración y reconocimiento de un perfil profesional demande un esfuerzo extra para demostrar capacidad solo por el hecho de que esa persona sea mujer. Al igual que lo es que su remuneración sea un 23% inferior que el mismo puesto ocupado por un hombre, tal y como indica la OCDE. Y, sin embargo, las estadísticas están ahí y apuntan a que esta es la realidad. Ya lo decía Bella Abzug: “la prueba para saber si puedes o no hacer un trabajo no debería ser la organización de tus cromosomas”.

Si ponemos el termómetro de paridad en un sector económico concreto como es el de tecnología, el mercurio baja preocupantemente. En Europa las mujeres lideran el 30% de las startups, pero en España el ratio cae hasta el 17%, según las cifras del Startup South Summit. Entre tanta mala estadística encontramos la sombra de una noticia moderadamente positiva: la industria digital y el comercio electrónico en particular- es una de las que están incorporando más rápidamente a mujeres en puestos de alta dirección. Así, mientras que en términos globales solo un 6,4% de las compañías Fortune 500 está liderada por mujeres, al hacer zoom en el sector comercio electrónico el ratio se duplica alcanzando el 12%, según Women At.

Teniendo en cuenta que el 50% de los compradores online son mujeres, hay que contar necesariamente con perfiles femeninos en todos los niveles, desde puestos técnicos a directivos. La diversidad de géneros enriquece, gracias a la complementariedad de aptitudes, así como las diferentes perspectivas que cada uno trae a la mesa. Esto nos empuja a ser creativos, aplicar pensamiento lateral y ser flexibles, lo que permite adaptarnos como individuos y como empresas para evolucionar de forma ágil.

Incluso desde la perspectiva más purista de responsabilidad empresarial, los procesos de selección de personal y/o promoción interna tienen que ir abanderados por el objetivo de atraer y retener a la mejor persona en cada puesto. En este sentido, prescindir de barreras de estereotipos de género, promover soluciones de paridad y encontrar vías de conciliación familiar que garanticen la igualdad de oportunidades a mujeres y hombres es, no solo la posición más responsable, si no también inteligente para construir empresas con una ventaja competitiva sólida que derive en crecimiento sostenido.

Hoy en España contamos con una nutrida cantera de profesionales bien formados con tanta capacidad como ganas de contribuir significativamente al crecimiento de nuestras empresas. Tenemos una oportunidad de oro para impulsar nuestra competitividad empresarial. Por eso, es importante que elijamos la calidad del talento por encima de viejos estereotipos y busquemos soluciones que nos permitan a todos, hombres y mujeres por igual, desarrollarnos sin techos de cristal, tanto en nuestra profesión como en la vida personal porque, de todo ello, solo podemos salir beneficiados con un capital humano más fuerte, más competitivo, más integrado y más comprometido con el crecimiento de nuestro tejido empresarial.

No se me ocurre mejor cierre para estas líneas de opinión que citar a algunas de las mujeres que ya hoy están al frente de empresas tecnológicas de primer nivel y que son fuente de inspiración tanto ellas como profesionales, como las compañías que lideran: Susana Voces (directora general eBay España), Mariangela Marseglia (directora general Amazon España), María Teresa Arnal (directora general Google México), Marta Martínez (presidenta de IBM España), Pilar López Álvarez (presidenta de Microsoft España), Sarah Harmon (directora de LinkedIn España), Irene Cano (directora de Facebook Iberia), o Nuria Oliver (directora científica de Telefónica).

Que su figura, y la de muchas más, sirvan de ejemplo para demostrar que la equidad en las empresas no es un simple lavado de cara sin impacto real en términos de negocio, sino que se trata de un hecho incontestable que una mayor presencia de mujeres en puestos de liderazgo puede ser la clave del éxito empresarial. 

Mónica Casal es directora ejecutiva de TandemUP.net

Fuente: El País