La Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA) anunció en 2017 que Europa había entrado en una era de fenómenos meteorológicos extremos como resultado del cambio climático y que España, junto al resto de las regiones del sur del continente, sería una de las zonas que más sufriría las consecuencias. De hecho, según un estudio de Greenpeace y el CSIC, la temperatura media de España ha aumentado 1,5 grados centígrados en las últimas tres décadas, medio grado más que la media del planeta.

España es el país más árido de Europa, y los expertos coinciden en que, al menos, un 20% del territorio ya es desértico y que este siglo podría ascender al 75%. Según la AEMA, siete de las diez cuencas hidrográficas con mayor estrés hídrico de toda Europa se encuentran en territorio español.
Heladas, vientos huracanados, lluvias torrenciales y tormentas con pedrisco, entre otras contingencias meteorológicas que se suman a incendios, casos de dengue o fuertes periodos de sequía, son algunos de los efectos del cambio climático que sufrió España en 2018.

Ante esta situación, no es de extrañar que todos los sectores de la economía vivan las consecuencias. “Para muchas organizaciones, con las que hemos podido iniciar conversaciones y trabajar en soluciones de transferencia, análisis y mitigación de estos riesgos, el clima afecta al volumen de ventas, costos y gastos, creando volatilidad en las ganancias y resultados financieros”, afirma Rafael Montoya Lozano, director de non standard solutions de Willis Towers Watson Iberia.

La temperatura ha aumentado medio grado más en 30 años que en el resto del planeta

Por su naturaleza, el agrario y el ganadero son los más afectados. 2018 fue el segundo año de mayor siniestralidad en la historia del seguro agrario, por detrás de 2012, con más de 755 millones de euros y una superficie total siniestrada de 1,4 millones de hectáreas. Pero otras esferas, como la sanidad, la energía, el turismo o la construcción, también sufren las consecuencias de su exposición al cambio climático.

Por ejemplo, “la correlación entre las ventas de gas y las medidas agregadas de temperatura puede superar el 90%, la falta de bajas temperaturas paraliza las ventas de productos de abrigo o la subida de las temperaturas en el norte de Europa provoca que el turismo español de sol y playa no sea tan atractivo”, dice Montoya. Según BBVA Research, el sector financiero podría apreciar un aumento del riesgo no cubierto y, por tanto, reducir el nivel de crédito en la economía, lo que podría provocar una disminución de la inversión y el crecimiento económico.

En cuanto al sector salud, los datos de la OMS ci­fran en tres millones las muertes prematuras por afecciones respiratorias y cardiovasculares causadas por los efectos de la contaminación, y un estudio de Sanitas correlaciona el aumento de las visitas a sus servicios de urgencias por este motivo. Además, el clima también provoca la irrupción de otras enfermedades nuevas de tipo tropical con la llegada de nuevos vectores de transmisión como mosquitos y garrapatas.

De los más de 7.000 millones que el Consorcio de Compensación de Seguros (CCS) tuvo que desembolsar por siniestros entre 1987 y 2017, el 93% respondieron a riesgos naturales, de los cuales el 69% fueron provocados por inundaciones, el 18% por vientos y el 13% por terremotos. “Para el sector asegurador, los eventos catastróficos tienen muy alto impacto en la siniestralidad, tanto desde el punto de vista de pérdidas humanas como económicas, que se traduce en aumento de primas”, apunta María Jesús Romero, directora de riesgos de Zurich Seguros en España. Una pequeña muestra de esa siniestralidad son los más de 2.400 incidentes que Mapfre tuvo que atender en solo seis días como consecuencias de las tormentas y los fuertes vientos que azotaron en marzo de 2018 la Comunidad de Madrid.

Para intentar paliar las consecuencias del clima, las aseguradoras buscan nuevos servicios. Axa está realizando una prueba de concepto en la que utiliza anemómetros para prever mejor los riesgos que pueden impactar en las pymes y tratar de ser más eficientes en la gestión de siniestros.

Y Catalana Occidente ha puesto en marcha un nuevo servicio gratuito de alertas para avisar e informar a sus clientes cuando se prevea un evento meteorológico importante (alerta naranja) o extremo (alerta roja) en la localidad donde tienen asegurada su vivienda.

En cifras

93% de los más de 7.000 millones de euros que el CCS desembolsó entre 1987 y 2017 fueron por riesgos naturales.

20% es la cifra de territorio desértico en España. Expertos europeos afirman que este siglo podría llegar al 75%.

2.400 incidentes fueron atendidos por Mapfre en solo seis días por tormentas y vientos en Madrid.

Fuente: Cinco Días