El envejecimiento de la población constituye un reto para la situación fiscal de los países y la política monetaria, ha alertado este miércoles Peter Praet, economista jefe del Banco Central Europeo (BCE), en una conferencia en la sede de La Caixa en Madrid. «Los altos niveles de deuda pública combinados con unas significativas obligaciones implícitas en las pensiones públicas pueden dejar poco margen fiscal para paliar los ciclos económicos», ha dicho. Y ha añadido que el envejecimiento presionará a la baja sobre los tipos de interés, lo que dejará con menos margen de maniobra a la política monetaria. En consecuencia, las crisis podrían ser «más largas» y las recuperaciones menos vigorosas.
MÁS INFORMACIÓN
Praet ha explicado que el descenso generalizado y continuado de los tipos de interés desde su pico en los años ochenta en parte se debe a que los bancos centrales han sabido anclar las expectativas de inflación ganando credibilidad. Pero la demografía también está contribuyendo. El envejecimiento provoca un declive de la fuerza laboral, una ralentización de la productividad y unos mayores ahorros. Por una parte, al reducirse el crecimiento potencial de la economía eso presiona a la baja sobre los tipos de interés.
Por otra, la generación del baby boom sigue ahorrando para su jubilación, lo que hace que haya una oferta masiva de liquidez que también tira a la baja de los tipos de interés reales, aquellos que se dan una vez descontada la inflación. Hay más demanda, ergo baja el interés con el que se retribuye. Además, la aversión al riesgo y la búsqueda de activos seguros acrecienta toda este tendencia. Y con la crisis cada vez hay menos productos financieros clasificados con la triple A para satisfacer esa demanda. Falta un activo seguro en Europa, ha señalado Praet en una defensa implícita de los eurobonos.
El consejero del BCE ha destacado que el número de trabajadores por jubilados se desplomará y, si no se responde al reto del envejecimiento, la deuda pública puede llegar a aumentar hasta un 50% para 2070, lo que a su vez pondrá en cuestión las finanzas públicas.
Para contrarrestar esta tendencia, ha señalado que las reformas pueden ir por el camino de favorecer la provisión privada de pensiones; ha dicho que lo ideal sería vincular la edad de jubilación a la mejora de la esperanza de vida y también ha mencionado la posibilidad de subir las contribuciones, si bien al hacer esto último ha advertido de las consecuencias para el tejido productivo y el desequilibrio que puede ocasionar en el reparto de la carga entre generaciones.
Como la demografía restará margen a los tipos de interés, la capacidad de la política monetaria para aplicar estímulos puede ser menor. Por tanto, «las recesiones pueden durar más y la recuperaciones ser más lentas y superficiales, con mayores riesgos de no cumplir el objetivo de inflación». Además, ha afirmado que las probabilidades de situarse en tipos cero aumentarán.
Ahora mismo el BCE fija su objetivo de inflación en cerca del 2%, con indiferencia de lo que ha pasado. Pero algunos académicos defienden que para que la política monetaria sea más efectiva se mire qué es lo que ha pasado y se compensen los periodos en los que la inflación cae por debajo del 2% con periodos en los que vaya por arriba del 2%. Otros académicos defienden incluso subir el objetivo de inflación. Sin embargo, Praet defendió que los costes de estas medidas podían ser elevados, tanto para los ciudadanos que padecen las subidas de precios como para la credibilidad del banco central.
Y, a continuación, defendió que los instrumentos usados habían demostrado ser efectivos. A saber, las compras de deuda, los tipos de interés negativos, la liquidez a la banca y la orientación de la política monetaria, el llamado forward guidance.
En todo caso, para solucionar todos estos problemas que crea el envejecimiento y el menor margen de la política monetaria, Praet recomendó lo de siempre: que los Gobiernos hagan reformas que mejoren la productividad, lo que descargaría a la política monetaria de la extraordinaria responsabilidad que ha tenido que asumir durante la crisis.
El presidente de Caixabank, Jordi Gual, ha participado en el debate señalando los riesgos de la política monetaria actual. «Estabilizar la economía y hacerlo de manera que el próximo ciclo expansivo presente un crecimiento sostenible son tareas complejas que se llevan a cabo con éxito cuando las diferentes áreas (regulación, política fiscal, política monetaria y reformas estructurales) trabajan de manera coordinada», ha declarado.
Fuente: El País