El Banco de España ha publicado este viernes el informe en el que se basó el gobernador para criticar la subida del salario mínimo aprobada por el Gobierno de Sánchez. El estudio analiza las consecuencias del alza del 8% que se abordó en 2017, e intenta extrapolar sus conclusiones al incremento de 2019. “Los resultados indican que la subida de 2017 habría tenido un efecto negativo sobre la probabilidad de mantener el empleo entre el colectivo de trabajadores con salarios por debajo del nuevo salario mínimo, que sería especialmente importante para los trabajadores de más edad. La subida aprobada para el SMI en 2019 es muy superior a las observadas en el pasado, lo que eleva considerablemente el número de trabajadores afectados y la incertidumbre en torno a los efectos negativos sobre la probabilidad de mantener su empleo. De acuerdo con las estimaciones presentadas en este artículo, estos efectos negativos podrían ser significativos”, afirma el documento.

El análisis del supervisor recopila la literatura existente, y basándose en ella apunta que no está claro que un incremento del sueldo mínimo legal reduzca la pobreza. Principalmente porque tiene un efecto negativo sobre el empleo, reduce el número de horas trabajadas y puede tener consecuencias incluso al cabo de un lustro porque cambia la forma en que los empresarios organizan su mano de obra. Además, según recuerda, en gran medida afecta a jóvenes que aún viven con sus familias y que, por lo tanto, no sufren problemas de rentas.

Los estudios que compila el supervisor ofrecen una variedad de resultados y se han elaborado fundamentalmente en Estados Unidos, de modo que la evidencia disponible “no es concluyente con respecto al impacto de las alzas del SMI sobre el empleo”, admite. Aun así, la media ponderada del conjunto de trabajos señala que, para un incremento del 1% del salario mínimo, de media hay una destrucción de empleo “relativamente limitada” del 0,1%.

Estos impactos, subraya el banco, podrán ser mayores para ciertos grupos de trabajadores como los poco formados, en parte por estar más expuestos a la sustitución de su puesto por máquinas. Dicho esto, en última instancia reconoce que las pruebas «no son concluyentes» porque, en cualquier caso, «los colectivos afectados transitan con mayor probabilidad hacia una situación de desempleo». E incide en que las consecuencias también pueden ser muy distintas según las condiciones económicas o la regulación del mercado de trabajo.

Por otro lado, el documento resalta que la mejora de las rentas de aquellos que mantienen el empleo podría verse parcialmente neutralizada por dos hechos: en primer lugar, por una mayor subida de la inflación precisamente en los productos que más consumen las rentas bajas. Y en segundo lugar, por el desincentivo a educarse como consecuencia de un mayor salario.

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Los resultados de 2017 en España

En el caso de España, el estudio del supervisor toma el incremento del 8% que se llevó a cabo en 2017. Y trata de ver qué sucedió con todas las personas que cobraban un sueldo justo en esa franja de subida, en total un 2,4% del conjunto de la muestra de vidas laborales. ¿Qué sucedió con sus puestos? Para averiguarlo, por un lado compara la probabilidad que tuvieron en ese año de perder el empleo con la que tuvieron el año anterior en la que no hubo mejora del salario mínimo. Y por otro, compara esa probabilidad de perder el trabajo con la que registraron los trabajadores que en ese mismo año 2017 cobraron justo un poco por encima de esa franja de subida del salario mínimo y, en consecuencia, no se vieron afectados. Al comparar a los trabajadores afectados por la subida con esos dos grupos, las diferencias sirven para aislar el efecto de la subida del SMI sobre el empleo. 

Y la conclusión que arroja el estudio es que un 3,1% de los trabajadores afectados perdió el puesto de trabajo, unos 12.000 de los 384.000. Si bien la incidencia es muy distinta según los grupos de edad: un 20% de los trabajadores de menos de 25 años se vieron afectados y sufrieron una pérdida de empleo del 0,8%. En cambio, solo se vieron afectados un 0,9% de los trabajadores mayores de 45 años. Sin embargo, de estos un 10,7% perdieron el trabajo.

De los datos se deduce que para un incremento de un 1 punto porcentual del salario mínimo la pérdida de empleo fue del 0,5% de los afectados. En cuanto a la pérdida total, el efecto en 2017 fue la destrucción de un 0,1% de los 16 millones de ocupados a tiempo completo. Esta disminución de puestos de trabajo provocó que las subidas de rentas se viesen neutralizadas y, en el agregado, la masa salarial permaneciese igual.

La subida afecta a los nuevos trabajadores

Respecto a la extrapolación para 2019, el subida del 22,3% hace que afecte a más personas. En concreto, al 6,2% de los trabajadores a tiempo completo, según la muestra de vidas laborales de 2017. En el caso de los nuevos entrantes al mercado de trabajo, la incidencia alcanza el 22,5%. Uno de cada cuatro jóvenes tiene ingresos por debajo del SMI. Las mujeres se ven más afectadas, un 8,5% frente a un 4,9% de los hombres. Orense (15,5%), Santa Cruz de Tenerife (13,9%) y Badajoz (12,4%) son las provincias donde incidirá más la subida. La mitad de los trabajadores con un salario inferior a los 900 euros tienen contratos temporales. Y el 40% se halla en empresas de menos de cinco trabajadores, destaca el Banco de España.

Conviene aclarar que estos datos solo se refieren a los puestos destruidos y no contemplan la creación de empleo que se pueda generar al mismo tiempo. Tampoco si se redujeron las horas trabajadas. No obstante, de momento las proyecciones que hacen los analistas sobre el mercado de trabajo parecen ya estar incluyendo este efecto: mientras que en 2018 se crearon unos 560.000 empleos para un crecimiento del PIB del 2,5%, ahora mismo incluso el Gobierno calcula una creación del entorno de los 300.000 ocupados para un crecimiento del 2,2%.

El Banco de España concluye que la desigualdad generada en España no se debe a que hayan aumentado las diferencias entre salarios. El problema reside más bien en que las rentas bajas no trabajan o lo hacen pocas horas y días. Por ese motivo, «sería deseable basar las políticas dirigidas a mitigar la desigualdad de rentas en herramientas que intensifiquen la creación de empleo y reduzcan la temporalidad de ciertos colectivos, como los individuos de baja cualificación y los desempleados de larga duración, que se han visto especialmente afectados desde el inicio de la crisis», dice.

«En cuanto al efecto sobre el total de los ingresos, los mayores salarios de los que conservaran el puesto de trabajo se compensarían, aproximadamente, con los salarios dejados de percibir por aquellos trabajadores que perdieran su empleo, de modo que la masa salarial total se mantendría sin cambios apreciables. Esto último implicaría un cierto aumento del grado de desigualdad de la distribución de las rentas laborales entre distintos colectivos de trabajadores, que, en términos del índice de Gini, se cifraría en un 0,2 % adicional», sostiene el informe.

En resumen, el Banco de España argumenta que ni la literatura económica ni sus estudios avalan que mejorar el salario mínimo reduzca la pobreza. En todo caso, una vez aprobada la subida del SMI, el organismo recomienda que se tomen medidas para mejorar la empleabilidad de los que puedan perder su trabajo.

Fuente: El País