La institución que dirige Linde señala que la financiación en manos de las familias siguió descendiendo en 2017, como viene ocurriendo ininterrumpidamente desde 2010. Aunque el crédito hipotecario nuevo está creciendo, las amortizaciones que hacen los hogares del stock de hipotecas ya constituidas son mayores, y ello hace que el saldo vivo de préstamos para vivienda baje, reduciendo el conjunto de la deuda contraída por las familias con los bancos.

En resumen, los hogares estarían continuando con el necesario proceso de desendeudamiento tras el estallido de la burbuja. Sin embargo, el Banco de España llama la atención sobre un tipo de crédito cuyo volumen concedido es sensiblemente inferior al de las hipotecas pero que aun así podría entrañar riesgo: el crédito al consumo, que junto a otros supone un saldo de unos 100.000 millones frente a los 510.000 millones concedidos en hipotecas.

Según las estadísticas del supervisor, las nuevas operaciones de este crédito han estado creciendo a tasas por encima del 15% durante 2017. En solo tres años, las cantidades anuales concedidas han subido cerca de un 100%, alcanzando los 29.121 millones. Si a estas cifras se suman las 13.290 millones que se brindan por tarjetas, incluso se supera las cantidades que ahora se suscriben al año por hipotecas, 36.506 millones en 2017, dato que también crece más de un 15% pero solo en el último año.

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Por eso, en el informe de Estabilidad Financiera se pone el foco sobre los préstamos para consumo: “Es el segmento de negocio con los tipos de interés más elevados, y dado el entorno de bajos tipos de interés en el que se desarrolla el negocio bancario, podría ocurrir que las entidades estuvieran buscando oportunidades de obtener rentabilidades mayores a costa de incurrir en mayores riesgos, por lo que la evolución de este tipo de crédito y su morosidad habrá que seguirlas con atención en los próximos trimestres”, reza el documento.

Deterioro de la mora

El Banco de España destaca además la mora: “Esta evolución expansiva del crédito al consumo ha venido acompañada de un cierto repunte, aunque contenido, de la morosidad”. Y añade: “Suele tener una morosidad relativamente elevada y en el que las garantías juegan un papel menor, por lo que la evolución de esta cartera y su morosidad tendrán que analizarse con atención en los próximos trimestres”. Pese a que la mejora del empleo debería estar haciendo que descienda la mora, el supervisor dice que esta está bajando fundamentalmente porque se está concediendo nuevo crédito.

Es decir, se reduce el porcentaje de morosos no porque bajen las cantidades en mora, sino porque hay más crédito concedido y eso diluye el ratio de morosidad obtenida. Es más: el banco subraya que durante buena parte de 2017 la morosidad de esta modalidad de crédito se disparó, si bien se moderó luego mucho en el cuarto trimestre hasta tasas de crecimiento de solo el 1%.

Comparación con la eurozona

Como explica el papel del Banco de España, la velocidad de crecimiento del crédito al consumo en España contrasta con la que se observa en el resto de Europa: mientras que aquí crece a ritmos superiores al 10% desde 2016, en la zona euro avanza con ratios entre el 5% y el 10%. No obstante, el supervisor español precisa que esto podría deberse a que en España se parte de niveles muy bajos, después de que este tipo de préstamos sufriese caídas de entre el 8% y el 12% entre 2011 y 2012, frente una disminución media del 2% en la eurozona. De hecho, el BCE ya había apuntado una cierta relajación de los criterios para conceder estos préstamos en España e Italia, aunque matizaba que previamente habían sido endurecidos muy significativamente debido a la crisis financiera.

La semana pasada, el Banco de España ya indicó que también se estaba detectando una cierta relajación de los requisitos para dar hipotecas, si bien explicaba que esta solo ocurría con los perfiles que no eran de riesgo.

Fuente: El País