Netflix, Amazon y Walt Disney velan armas para una épica batalla espacial en las televisiones europeas, ofreciendo las sagas más exitosas de la ciencia ficción en su lucha por dominar el mercado del streaming. Así, mientras Amazon Prime Video arranca el viernes la emisión de ‘Star Trek: Picard’, Netflix le hará su propio huevo a Spock y la nave Enterprise, al estrenar a finales de año la tercera temporada de Star Trek: Discovery’. Dos series producidas en Estados Unidos por CBS Viacom y con las que quieren combatir el imperio de Star Wars. 

El 24 de marzo se estrena la plataforma Disney+ en los mayores mercados europeos. Su principal gancho es «The Mandalorian», un subproducto de Star Wars que se ha erigido en culto en Estados Unidos gracias a las críticas favorables y a un personaje, Baby Yoda, que ha sido objeto de innumerables ‘memes’. 

De las tres ofertas intergalácticas, Amazon se lleva la mayor parte de los titulares gracias al estreno inminente de Picard. La producción ha conseguido llegar al estrellato antes incluso de emitirse: se ha ganado el respeto de los fans y seguidores porque el proyecto ha sido el único que hasta ahora ha conseguido que Patrick Steward retome, a los 79 años, su papel más reconocido. El actor fue persuadido cuando los productores le convencieron de que el suyo sería un personaje transformado respecto al clásico, lo mismo que la serie en su conjunto. 

Las nuevas audiencias se sustentan en franquicias con alto presupuesto y una base amplia de seguidores. También juegan con la ventaja de escala que las plataformas de streaming poseen sobre los productores europeos, que difícilmente consiguen producir algo ante los crecientes costes de producción y el descenso de los ingresos. 

El analista de Bloomberg Matthew Bloxham asegura que nos encontramos «en una burbuja de contenido que sigue creciendo a medida que las compañías de streaming invierten en espectáculos de gran éxito». Este experto añade que resulta «virtualmente imposible» para las cadenas tradicionales producir este tipo de contenido. La bonanza interestelar no hace más que aumentar la apuesta de los gigantes de Estados Unidos por tomar el pulso a la popularidad de tres «shows espaciales» en un mismo año. 

El desembarco europeo de Disney+ tiene lugar apenas unos meses después de que la plataforma aterrizase con éxito en Estados Unidos: en el mismo día del lanzamiento, consiguió 10 millones de suscripciones. Un signo de alarma para Netflix, que depende en gran medida de la evolución en Europa para el crecimiento de sus abonados. La expansión del gigante de streaming por el viejo continente si no encuentra respuestas a las poderosas franquicias de Disney, como Star Wars, Marvel o los contenidos animados de Mickey Mouse. 

El principal problema para Netflix se encuentra en cómo concibe su modelo de negocio: lo apuesta todo al negocio del vídeo bajo demanda. Las cartas de sus competidores, en cambio, son variadas y de gran atractivo. Amazon, sin ir más lejos, es el gigante del comercio electrónico. Disney, además de su tradicional negocio audiovisual, cuenta con una imagen de marca consolidada, según los expertos, y con un negocio diversificado (véase los parques temáticos esparcidos por todo el mundo). Netflix lo fía todo a su plataforma de reproducción de contenidos. Tim Westcott, analista en IHS Markit Londres, asegura que la dependencia de los suscriptores limita a Netflix a la hora de «monetizar sus inversiones en contenidos». 

Tanto Disney+ como Apple TV, otro de los contendientes en liza, presentan un precio de suscripción más bajo que Netflix: 6,99 euros y 4,99 euros respectivamente. Alejandro Mouriño, socio de ECIJA, una firma que asesora en Tecnología, Medios y Telecomunicaciones, piensa que el precio es una «oferta de carácter limitado», al menos en el caso de Disney+. «Se trata de una manera de viralizar la plataforma», añade por teléfono. Las suscripciones de Netflix comienzan en 7,99 euros de la tarifa básica y llega a los 15,99 euros en el caso del plan premium. Rafael Linares, productor y profesor en la Universidad Rey Juan Carlos, destaca que el gigante del streaming ya ha encarecido en el pasado sus precios, una medida a la que se ha visto arrastrado por contar con una única pata de negocio. 

Los presupuestos de las producciones de ciencia ficción acostumbran a superar a los dramas ‘terrícolas’ con efectos especiales, grandes sets y estrellas como el capitán Picard de Star Trek. 

Disney desembolsó 100 millones de dólares tan solo en la producción de la primera temporada de The Mandorlian, más que el coste de la mayoría de las películas con personajes de carne y hueso. Amazon y Netflix compraron a CBS los derechos de Picard y Discovery por una cantidad no revelada, pero probablemente estratorférica: el antiguo CEO de la CBS, Les Moonves, llegó a asegurar en 2016 que el acuerdo con Netflix por Discovery suponía que el show estaba completamente pagado antes de que se emitiera en el servicio de streaming de CBS. 

Los reproductores de nedios europeos son particularmente vulnerables a la competición encarnizada de los gigantes del streaming por la naturaleza fragmentada del mercado local. Contadas excepciones, como Comcast Corp. Sky y Mediapro SpA, se alejan del modelo de pequeñas productoras europeas.

Más producción y más costes 

A más plataformas y competidores, más producción se hace necesaria para satisfacer el creciente número de usuarios suscritos a los servicios de pago. Sin embargo, el boom de contenidos ha conllevado que se inflen los precios y ha desplazado del mercado a emisores europeos que tradicionalmente fueron los clientes favoritos de los ‘blockbusters’ estadounidenses. La entrada de Disney+ en Europa supone que sus producciones dejarán de estar disponibles en otros canales para emitirse, en exclusiva, en la plataforma de la compañía. 

Sky, por ejemplo, resiste al pie del cañón y sigue siendo un competidor estable capaz de atraer dramas de entidad. HBO renovó en octubre un acuerdo con Sky que permitía a esta última difundir en Europa series tan populares como Game of Thrones o Watchmen. Las pequeñas productoras europeas (ITV, Televison Française 1 y ProSiebenSat, intentan ocupar otros nichos: contenidos locales baratos como sitcoms, programas de concursos y realities. También contienen el aliento ante la legada de Disney+ con la esperanza de que no eche por tierra los servicios de streaming que algunas de ellas han desarrollado.  

Fuente: Cinco Días