Adiós a los intermediarios. Con esta promesa se articulaba la premisa fundamental de blockchain, una tecnología que pretende revolucionar la gestión de diferentes procesos por medio de la descentralización. Las garantías que ofrece un banco o un notario las otorgan ahora los propios miembros de una red que ofrece un libro de cuentas inmutable.

El crecimiento del sector depende en gran medida de la confianza que despierte este nuevo sistema que, por estar vinculado a la Red, es susceptible de recibir todo tipo de ataques informáticos. Solo en 2018 se robaron cerca de mil millones de euros en criptomonedas, según la compañía de seguridad Carbon Black. Ante este panorama, han surgido una serie de intermediarios que se presentan como bancos de criptomonedas y que buscan proteger los activos digitales de entidades financieras e inversores privados de estos ataques. Ironías de la cadena de bloques.

  • ¿De quién hablamos?

Onyze es uno de estos bancos de criptomonedas. Sus fundadores, Ángel Luis Quesada y Álvaro Alcañiz, se conocieron en Kubide, una compañía que invierte y trabaja con startups en fases iniciales. Después de dos años involucrados en proyectos de blockchain, se dieron cuenta de que en el sector faltaban servicios profesionales que ofrecieran garantías a los bancos e inversores que forman parte del ecosistema. En esta línea, comenzaron a gestar una plataforma con la que brindar un servicio de custodia que ofreciera una cobertura fiable.

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Comentaron su idea con Eneko Knörr, emprendedor responsable del fondo de inversión en criptomonedas Pheidon, quien se sumó al proyecto. Onyze cuenta con un equipo de seis personas y comenzó a operar desde Madrid el pasado diciembre.

  • ¿Cómo funciona?

Onyze define su sistema como un modelo de custodia fría. “La principal debilidad de exchanges —casas de cambio de criptomonedas—y wallets —carteras virtuales para activos digitales—,que es motivo de multitud de hackeos, es que están conectados a la Red en todo momento”, cuenta Alcañiz. “Nuestra solución se basa en que nuestro sistema está conectado a internet, pero permite que el wallet no lo esté y solo se conecte en el momento en que se realiza cada transacción”. La contraseña para acceder a los wallets es exclusiva de cada usuario, por lo que la compañía se limita a protegerlos y no puede acceder a sus fondos.

Alcañiz comparte la idea de que blockchain debe ser sinónimo de descentralización, pero cree que la normativa por la que se rige pone algunas trabas. “La innovación va tres pasos por delante de la regulación, que prácticamente obliga a centralizar los ingresos e inversiones”, sostiene. “Dentro de lo que permite la normativa, tratamos de intermediar de la forma menos intrusiva posible”.

Respecto al modelo de negocio de la plataforma, su cofundador reconoce que no pretenden inventar la rueda. Su punto de partida es similar al de las entidades bancarias tradicionales: en base a la inversión realizada por sus clientes, reciben una comisión.

“Por otro lado, habilitamos nuestro servicio como marca blanca para que otras compañías puedan ofrecérselo a terceros a través de una interfaz de programación de aplicaciones (API, por sus siglas en inglés)”, añade Alcañiz. En esta línea, ya trabajan con una decena de bancos y fondos de inversión en Centroamérica y Europa.

  • ¿Por qué nos interesa?

Onyze no es la única empresa que se dedica a este negocio. Existen otros agentes internacionales como BitGo, que custodia carteras cuyo valor en conjunto supera los mil millones de euros o Coinbase Custody, que en menos de un año protege cerca de 500 millones. No obstante, aunque desde la plataforma española no comparten estos datos, sostienen que no han encontrado ninguna empresa que replique su modelo de marca blanca.

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Fuente: El País