Si algo les falta a la mayoría de las embarcaciones de recreo, a excepción de yates y barcos de grandes dimensiones, son las comodidades que ofrece una vivienda convencional. En alta mar, el diseño y la funcionalidad de la nave suelen mandar sobre el confort para el pasajero, y aunque el sector trabaja para equilibrar la balanza, la falta de espacio y amplitud es una de las mayores desventajas que presentan las embarcaciones de menos de 20 metros de eslora, que son a su vez la mayoría de las que se matriculan.
Aquí es donde GoFriday, una empresa que nació hace cuatro años de una spin-off de la Universidad de Coimbra (Portugal), vio un nicho del mercado que estaba vacío. Desde entonces, la compañía fabrica y comercializa viviendas flotantes. “Hay gente que quiere disfrutar de una embarcación con mayor habitabilidad y menor navegabilidad”, explica Alba Ledesma, directora comercial de GoFriday en España, país en el que la empresa acaba de desembarcar, tras presentar sus proyectos por primera vez en el Salón Náutico de Barcelona, celebrado la semana pasada en la capital catalana. “Hemos tenido buena aceptación y ya tenemos varios interesados que viajarán a Lisboa para ver de primera mano nuestros modelos”.
Los prototipos no dejan de ser embarcaciones. La diferencia con el resto de barcos es que por su forma y diseño podrían estar en el césped de cualquier urbanización para servir de segunda vivienda. “Tienen su cocina, su salón, sus dormitorios, baños e incluso terraza, pero eso ya depende de las preferencias del cliente”, prosigue Ledesma. Los modelos se construyen por módulos, por lo que el comprador tiene cierta libertad para colocarlos como desee. “Ofrecemos embarcaciones que van desde los 10 a los 18 metros de eslora, siempre de dos en dos metros. Todas tienen un mínimo de ancho de seis”. Los prototipos más pequeños y diáfanos parten de los 120.000 euros. A partir de ahí, según el tamaño y el diseño del interior, pueden llegar a los 450.000 euros de coste”, señala.
La habitacional es la principal línea de negocio que quiere seguir la empresa. No obstante, recuerda la directora comercial, al trabajar con diseños modulares también tienen en el foco el mundo de las oficinas y de otro tipo de espacios. “Nuestros modelos pueden hacer de oficina, por ejemplo para la marina, y también servir para albergar un restaurante”. La vivienda, no obstante, sigue siendo el eje principal. A nivel mundial, después de haber dedicado los primeros años al desarrollo del negocio y a los diseños, ya han colocado 10 unidades en el mercado. Portugal, Francia, China y Zanzíbar han sido hasta la fecha los países elegidos. La empresa aspira, eso sí, a tener a España entre sus clientes principales en poco tiempo. “De aquí al siguiente Salón Náutico de Barcelona queremos haber vendido al menos 10 viviendas en la región”. Por ahora, quienes se han interesado son diferentes empresas del sector turístico, aunque confían en llegar también al cliente particular.
Desde la compañía explican que el público al que se dirigen es principalmente aquel que quiere disfrutar de aguas tranquilas, en mares con poco movimiento, grandes ríos o pantanos. “Las embarcaciones de recreo han estado muy enfocadas al perfil del navegante. Nosotros nos acercamos a los que quieren estar disfrutando en el agua de otra manera”, comenta Ledesma. Así, los modelos están preparados para soportar hasta un metro y medio de oleaje, y aunque están diseñados para poder navegar a una velocidad máxima de cinco nudos, no están pensados para largas travesías. “No te puedes ir de Málaga a Ibiza, pero sí de Alicante a Valencia”.
La idea de GoFriday está inspirada en las comunidades de vecinos que viven directamente en el agua, como sucede en países como Holanda o Estados Unidos. Por eso, además de la licencia de habitabilidad, la firma ofrece también total eficiencia energética, tanto con paneles solares como con termosolares. “Tenemos un equipo homologado para la gestión de tratamientos de residuos de aguas negras, para poder devolverlas al agua sin contaminar”.
El principal escollo que este negocio puede encontrar está en el ámbito legislativo, al tratarse de embarcaciones poco corrientes. “Pero ningún puerto, siempre y cuando esté pensado para embarcaciones de nuestra eslora, puede cerrarnos el acceso. No vendemos casas, vendemos embarcaciones de recreo que pueden matricularse sin problema. En los cuatro países en los que estamos no hemos tenido ningún problema y nuestro equipo jurista no ve ningún inconveniente”, añade Ledesma.
Fuente: El País