El Gobierno de Escocia se convirtió este martes en el primero en imponer un precio mínimo al alcohol, una iniciativa pionera y precedida de una batalla legal que arrancó en 2012. El objetivo de la medida es tratar de desincentivar el elevado consumo de alcohol en el país, que según el Ejecutivo, causa miles de muertes al año y eleva la criminalidad.  «Escocia es la primera nación del mundo suficientemente audaz y valiente para introducir un precio mínimo por unidad», defendió la primera ministra escocesa Nicola Sturgeon. «Creo que países de Europa y otras partes intentarán imitar lo que se hemos hecho aquí», añadió en declaraciones a AFP, afirmando que Irlanda y el País de Gales quieren lanzar proyectos similares.

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Escocia ha fijado un precio mínimo de 50 peniques (70 centavos de dólar, 57 céntimos de euro) por unidad de alcohol, una medida que toma en cuenta a la vez la cantidad de alcohol y el volumen del producto. En la práctica supondrá que el precio de la botella más barata de vino tinto sea de casi 5 libras (5,70 euros) y que una botella de whisky no se pueda vender por menos de 14 libras (15,90 euros).

Esta iniciativa, destinada a combatir los estragos causados por el alcohol, cuenta con el visto bueno de médicos y asociaciones que la consideran el mayor progreso en materia de salud pública desde la prohibición de fumar en lugares públicos.

El sistema es similar al que aplica, por ejemplo, España con el tabaco, para el que también hay una serie de tributos que impide la venta a un precio por debajo del fijado, con la idea de impedir la existencia de productos baratos que puedan incentivar el consumo, sobre todo entre los menores.

«Esta ley salvará vidas y reducirá la criminalidad. La mitad de los delitos que se cometen en Escocia están relacionados con el consumo de alcohol», declaró Alison Douglas, directora general de Alcohol Focus Scotland, la mayor organización de Escocia para la prevención del alcoholismo. En 2016, 1.265 muertes en Escocia (5,3 millones de habitantes) estaban relacionadas con el consumo de alcohol, un aumento de 10% con respecto al año anterior.

Los comerciantes cuentan que para ellos las pérdidas serán pequeñas. Es más, Linda Williams, propietaria de una tienda en Edimburgo, estima que la medida podría ayudar «a poner al mismo nivel los supermercados y los comercios independientes». «No podrá haber más descuentos grandes en los licores y los paquetes de cerveza de gran tamaño que son realmente los que originaron todos los problemas con el alcohol», recalcó.

Una larga batalla legal

La medida entró en vigor después de años de demandas judiciales que la fueron retrasando. El año pasado el Tribunal Supremo apoyó la iniciativa del gobierno escocés, al desestimar el recurso presentado por la Asociación del Whisky Escocés (Scotch Whisky Association, SWA) y otros representantes de la industria. Siete jueces de Londres declararon unánimemente que la fijación de un precio mínimo era «un medio proporcionado para alcanzar un objetivo legítimo» y no violaba las leyes europeas. Esto puso fin a una batalla legal que llegó al Tribunal Europeo de Justicia en 2015.

Tras el fracaso de su oposición, la asociación SWA señaló que su objetivo es promocionar «el consumo responsable» de alcohol. «La industria ha desarrollado un código de prácticas que establece estándares mínimos para la promoción del whisky escocés. Además, se han establecido pautas para abordar los daños relacionados con el alcohol», dijo un portavoz a Efe.

Nicola Sturgeon asegura que siempre estuvo convencida de que la medida no perjudicaría a la industria del whisky en Escocia. Los de «alta gama, que le dan renombre no figuran entre los alcoholes más afectados por los precios mínimos», recordó.

Fuente: El País