Hace tiempo que el oso de Tous vive una situación extraña. Pese a los buenos resultados que esta joyería con sede en Manresa (Barcelona) cosecha año tras año, la marca ha estado envuelta en varias polémicas, y se ha visto afectada por los coletazos del proceso independentista en Cataluña. Primero por ser identificada como partidaria de la secesión, y luego por declararse en contra.

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“Siempre hemos sido muy discretos, pero al final te tienes que posicionar. Nosotros queremos a Cataluña, somos de Manresa, pero no somos independentistas. Creemos en un mundo global, tenemos mercados en todo el mundo y las fronteras al final son impedimentos”, afirma Rosa Tous, vicepresidenta de la firma. La empresa ha compensado campañas de boicot en España con el crecimiento que ha registrado en el resto del mundo, y espera cerrar 2018 con un crecimiento de entre el 7% y el 10%. El año pasado las ventas alcanzaron los 446 millones de euros, mientras que en 2016 fueron de 403 millones.

Todo empezó en agosto de 2016. Faltaba más de un año para el referéndum del 1 de octubre y para todo lo que ha venido después, pero el ambiente ya estaba caldeado. La periodista Pilar Rahola publicó una fotografía de un encuentro en Cadaqués con medio centenar de personas en el que participó el expresidente de la Generalitat, Carles Puigdemont. En la imagen, algunos invitados mostraban una bandera independentista. “Yo estaba en esa comida, pero no en la foto. Nunca habríamos pensado que algo así tuviese tanta cola. Siempre hemos ido a comer con todo el mundo, sin importar de dónde fuera nadie ni sus ideas políticas. Antes se podía hacer. No tenías que preguntar”, dice Alba Tous, presidenta.

La firma de joyería espera cerrar el año con 702 tiendas y el 7% más de ventas

Esta anécdota dio lugar a campañas de boicot contra la firma, al identificarla como independentista, algo que las hermanas Tous no vieron venir. “Nos cogió en fuera de juego. De golpe todos estaban contra todos. Nos tocó ser señalados, y cuando esto pasa te sientes muy impotente y muy vulnerable”, añade. “Más que el boicot”, abunda, “lo que afecta es el clima político. Cuando hay inestabilidad la gente no está de humor para ir de compras”.

La marca del oso nació en 1920 en un pequeño taller de reparación de relojes, y siempre se ha mostrado muy orgullosa de sus raíces en la comarca del Bages, en el centro de Cataluña. Tanto, que cuando en octubre de 2017, en plena crisis política por la declaración de independencia, centenares de empresas decidieron trasladar su sede fuera de la comunidad autónoma, Tous optó por mantener su domicilio social en Manresa. “Pensamos en muchas opciones, pero vimos que no teníamos por qué hacerlo: si somos de Manresa nos quedamos aquí”, concluye Alba. “Esa época la vivimos con mucha tristeza, como me imagino que lo vivió la gran mayoría de catalanes. De pronto, el país se paró. Creo que los catalanes siempre hemos sido tolerantes, hay que volver a serlo”, añade su hermana.

Las raíces en la comarca impulsaron a la familia a implicarse en una fundación benéfica, pero tampoco este gesto consiguió evitar ser centro de polémicas por el proceso independentista. En 2007 los Tous crearon un banco de alimentos para las familias necesitadas del Bages, junto con unas 50 empresas más y con el convento de Santa Clara. A esta fundación le pusieron el nombre de la madre de las hermanas Tous, Rosa Oriol, la empresaria y diseñadora que junto con su marido Salvador Tous hizo crecer la joyería hasta lo que es ahora, antes de dejarla en manos de sus hijas. Actualmente, Oriol sigue vinculada a la empresa y se dedica al diseño de piezas especiales, en una sección llamada Atelier.

“De pronto nos empezaron a señalar porque en la fundación había gente independentista. ¡Claro, es que en Manresa hay mucha gente que lo es!”, destaca Alba. Concretamente, la fundación la dirigía la monja sor Lucía Caram y en su patronato estaban Pilar Rahola y Helena Rakosnik, esposa del expresidente de la Generalitat Artur Mas.

El año pasado, las llamadas al boicot llevaron a los Tous a forzar la salida de Rahola y Rakosnik del patronato de la fundación, y a emprender su renovación. El resultado ha sido la salida de la familia del patronato y el cambio de nombre. “Tenía que ser una fundación más profesional y no tan vinculada a la familia”, explica la vicepresidenta de la empresa.

Todos estos contratiempos, aseguran las hermanas, han tenido un efecto revulsivo. “Cuando te van mal las cosas, te espabilas y buscas soluciones”, dice la presidenta. Esto ha hecho que la empresa no perdiese fuelle pese a las llamadas al boicot, especialmente gracias a las ventas en el extranjero. El mercado español representa la mitad de las ventas, pero la marca del oso triunfa en países como México, China o Rusia, donde el crecimiento es de más del 20%. Tras cuatro años abriendo entre 80 y 90 tiendas en el mundo cada ejercicio, la compañía espera cerrar 2018 con 702 puntos de venta en 56 países, y con más de 4.000 empleados.

La gran apuesta es el mercado asiático. En China la empresa ya tiene 23 tiendas y ha reforzado su división de ventas por Internet con la creación de una filial. “Allí tienes que ser fuerte en las ventas online, las empresas dependen de ellas mucho más que aquí”, explica la presidenta. En el mundo, la venta digital representa el 6% del total, una modalidad que crece a un ritmo del 36% y de un 25% en España.

La empresa familiar vendió en 2015 un 25% de la compañía a un fondo suizo, Partners Group. “Estamos muy cómodos. Si nuestro objetivo es ser uno de los grandes jugadores del mundo en nuestro sector, teníamos que crecer ordenadamente”, explica la presidenta. Sobre la mesa está la posibilidad de salir a bolsa, aunque no hay fecha. “Estamos preparando a la empresa para poderlo hacer cuando queramos”, añade Rosa.

Fuente: El País