Ante el aumento del precio de la luz y del gas —un 10,8% el año pasado, según Facua—, ¿qué medidas están ya al alcance de los usuarios para ahorrar en su consumo energético? Esta es la pregunta que posiblemente muchos de ellos se hagan mientras miran su recibo de la luz e intentan entenderlo, para dar con la clave que les permita gastar menos en este suministro tan básico.

Antes de aventurarse en este terreno, lo primero es darse un buen baño de realidad y asumir que alrededor de un 65% de la factura energética de un hogar es fijo. De ninguna manera el consumidor podrá modificar las tarifas de acceso al servicio —los llamados peajes, fijados por el Gobierno y congelados por quinto año consecutivo—, ni tampoco los márgenes de comercialización para las eléctricas, o el impuesto de electricidad (5,1%), o el IVA (21%).

La factura de la luz

Parte fija y variable, mercado libre o regulado, contadores inteligentes o antiguos… Descubre de un vistazo cómo se cobra la energía eléctrica

Otro 35% constituye la parte variable y dependerá de la tarifa contratada. En el mercado libre, son las comercializadoras las que marcan el precio de la luz por los casi 15 millones de usuarios que han decidido suscribir algún contrato de este tipo. El restante 43% de los consumidores —es decir, algo más de 11 millones, según datos de la CNMC— están en el mercado regulado, en el que se aplica el llamado precio voluntario para el pequeño consumidor (PVPC), una tarifa que solo pueden contratar los clientes con una potencia instalada inferior a 10 kilovatios, es decir, la práctica totalidad de los hogares.

De día, la mejor franja es a primera hora de la tarde

La peculiaridad del PVPC es que varía de día en día y de hora en hora, según los precios establecidos el día anterior mediante una subasta de electricidad en la que se cruzan, por un lado, la oferta de las productoras de energía y, por el otro, la demanda de las comercializadoras. Al analizar todos los precios de 2017, resulta que el PVPC medio por horas más económico el año pasado se dio de 4 a 5 de la madrugada, cuando alcanzó los 11,03 céntimos de euros por kilovatio-hora, tal como se desprende de un estudio del comparador de electricidad y gas Selectra.

Este nivel de precio es un 14,5% inferior al momento de la jornada más caro, el que va de 21 a 22 horas, en el que el kilovatio-hora valió una media de 12,63 céntimos de euros. Teniendo en cuenta todos los precios medios por cada hora de 2017, se observa un incremento progresivo a partir de las 5 horas de la madrugada, un descenso de 10 a 17 horas, y un repunte muy agudo en las cinco horas siguientes, hasta que, a partir de las 22 horas, empieza un nuevo decremento.

¿El calentador de agua? Por la madrugada

El consumidor puede optar entonces por jugar con los momentos del día en los que encender sus electrodomésticos le resulte económicamente más conveniente, siempre y cuando sea posible. Si parece algo inoportuno enchufar durante una hora a las 4 de la madrugada el aparato que más consume de los diez analizados por Selectra, es decir, la bomba de calor (que absorbe 2 kilovatios-hora), se podría pensar en programar su puesta en marcha en las dos siguientes horas, de 5 a 7, ya que son también baratas, y sucesivamente disfrutar del calor durante el desayuno o la ducha. De esta forma tendríamos cubierta por lo menos esta primera parte de la jornada, antes de salir a trabajar, mientras que en las horas diurnas y en la tarde noche no podremos evitar pagar los precios más altos.

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De la misma manera, en lugar de dejar encendido todo el día el calentador de agua (el segundo aparato más voraz, con una potencia de 1,7 kilovatios-hora), una forma de ahorrar sería concentrar la producción de toda el agua caliente que necesitamos durante la jornada en las dos o tres horas de la noche más económicas. Unas regletas eléctricas nos podrían ayudar.

Hay también electrodomésticos como la secadora (con una potencia de 1,4 kilovatios-hora) o el microondas (1 kilovatio-hora) que se utilizan de forma muy breve y puntual, por lo que su peso final en los gastos por consumo varía muy poco en términos absolutos según el momento del día en el que se utilicen. Pero dejar que la lavadora esté en marcha de 4 a 5 horas, supone gastar 15,99 céntimos de euro, contra los 18,32 que cuesta hacer la colada de 21 a 22 horas. Lo mismo ocurre con el lavaplatos, cuyos gastos en estas dos franjas son 14,31 y 16,39 céntimos, respectivamente. En cuanto a planchar, puesto que sería innegablemente muy incómodo hacerlo por la noche, por lo menos no parece descabellado dejar esta tarea para las primeras horas de la tarde.

Sin discriminación horaria y con contador inteligente

Estos precios se han aplicado al 95% de los consumidores del mercado regulado, es decir, aquellos que no se benefician de la llamada discriminación horaria, por la que el día se divide en dos o tres franjas con tarifas distintas. Para que en la determinación de sus gastos se tome en cuenta el consumo hora por hora, además, el usuario tiene que disponer del llamado contador inteligente. Los hogares en los que esté todavía instalado el dispositivo antiguo, se someten a un precio diario ponderado por el perfil del cliente, según un coeficiente que Red Eléctrica no detalla.

A finales del año pasado, la CNMC calculó que a diciembre de 2016 tres de cada cuatro contadores ya eran equipos con capacidad de telegestión y estaban efectivamente conectados al sistema. La ley, además, ha establecido que 2018 es la fecha límite para que todos los usuarios tengan un contador inteligente instalado en su casa.

Fuente: El País