Varios miembros del Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo (BCE), en sus reuniones del 11 y 12 de diciembre pasado, «destacaron la necesidad de estar atentos a los posibles efectos secundarios» de los tipos negativos, según las actas publicados este jueves. Se sugirió que la liquidez creada por el Eurosistema «debía ser rastreada cuidadosamente con respecto a su impacto en la intermediación bancaria y en las acciones, vivienda y bienes raíces, así como las salidas de capital fuera de Europa en busca de rendimiento».

Además de esta alerta, que puede ser de calado si se detectan grandes movimientos de capitales, en el Consejo de diciembre algunos miembros también admitieron que las nuevas inyecciones de dinero al mercado decididas en septiembre «todavía no habían tenido ningún efecto positivo visible, con expectativas de inflación a más largo plazo que se mantienen históricamente en niveles bajos y claramente por debajo del objetivo de inflación del BCE».

El Consejo de Gobierno, presidido por Christine Lagarde, decidió que supervisará «de cerca la evolución de la inflación», que sigue por debajo del objetivo, y el impacto de las medidas de política monetaria que se desarrollan en la economía». No obstante, no aparece mencionada en ningún momento la revisión de política monetaria que tiene previsto realizar Christine Lagarde. Según el gobernador del banco central de Austria, Robert Holzmann, dicha revisión comenzará la próxima semana.

Los tipos cero frenan el ahorro

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Pese a que los tipos bajo cero no han mejorado la inflación, como se pretendía, puede crear más problemas. Varios miembros expresaron «cierta preocupación con respecto al impacto potencial de las tasas de interés negativas en los hogares de la zona del euro, y las dinámicas de ahorro y consumo también requieren una estrecha vigilancia». Otra luz roja que se ha encendido.

En cuanto a los mercados de valores, se apuntó que estaban siendo impulsados por la reciente caída en la aversión al riesgo. En cuanto a la zona del euro, en las proyecciones de diciembre de 2019, el crecimiento del PIB real «casi no se revisó en comparación con las proyecciones del personal del BCE de septiembre de 2019: se esperaba que el PIB real aumentara un 1,1% en 2020, un 1,4% en 2021 y un 1,4% en 2022». La conclusión fue que los riesgos que rodean a las perspectivas de crecimiento «siguen inclinados a la baja, pero se han vuelto algo menos pronunciados y se espera una recuperación moderada más adelante».

En cuanto al consumo privado continuó, se considera que está apoyado «por un mayor ingreso laboral, que siguió siendo el principal impulsor del ingreso real disponible. Mirando hacia el futuro, se esperaba que el ingreso real disponible y el crecimiento del consumo privado se mantuvieran sólidos, aunque disminuyeron algo debido al debilitamiento de la dinámica del empleo».

Menos inversión en vivienda

Lo que se está moderando, a corto plazo, es la inversión en vivienda, incluida la residencial, la confianza en la construcción y la producción de la construcción. Se esperaba que el crecimiento de la inversión empresarial se debilitara aún más en el corto plazo, dada la caída de la producción industrial y el aumento de la incertidumbre sobre la actividad manufacturera, lo que contribuía a posponer la inversión».

En cuanto al crecimiento de los préstamos bancarios a empresas no financieras, «fue ligeramente inferior al 4% en octubre, mientras que el crédito a los hogares alcanzó el 3,5% en octubre, con algunas diferencias entre países». El BCE considera que los tipos negativos sí han tenido efecto en los precios de los créditos a corporaciones, que se estabilizaron en 1,56% en octubre, mientras que el costo de los préstamos para la compra de viviendas de los hogares se situó en el mínimo histórico del 1,44%.

Las cuentas de los bancos sufrieron por este recorte de tipos, pero esta presión sobre los márgenes «fue compensada por la evolución favorable de los rendimientos de los bonos bancarios, a pesar de los recientes aumentos.

Por otro lado, el Consejo de Gobierno concluyó que la implementación del sistema segmentado de la tasa de facilidad de depósito se había realizado sin contratiempos y había funcionado como se esperaba. «Liberó a los bancos de parte de sus costes por mantener exceso de liquidez, al mismo tiempo que preservó las tasas de los mercados monetarios en niveles bajos», detalló el BCE.

Además, aunque los ingresos netos por intereses ganados por los bancos por cada unidad de sus activos se habían comprimido, el sólido crecimiento en los volúmenes de intermediación significó que la base para la generación de ingresos se expandiera», añade.

Fuente: El País