Trabaja en un espacio de unos 600 metros cuadrados en el distrito de Tetuán de Madrid, concebidos hace más de tres lustros por la interiorista Patricia Urquiola, de origen asturiano como su esposa y socia, Carmen Echevarría. El diseñador Roberto Torretta (Buenos Aires, 1950), con los 30 diseños que presentará el próximo lunes en la Mercedes-Benz Fa­shion Week, a buen recaudo y bajo llave, se encuentra relajado. No en vano, calcula que desde 1996 habrá hecho más de 60 pasarelas.

Llegó a España en 1974, con el propósito de empaparse de la luminosidad que desprendía Ibiza, aunque recuerda que España, en aquella época, presentaba una fotografía en blanco y negro. Sin embargo, decidió quedarse y montar su empresa, con la que ha atravesado por diferentes momentos, y con la que, a pesar de la dura crisis que ha azotado a la industria de la moda, sobrevive. “Con todo lo que ha pasado, con la cantidad de competencia que tenemos y las marcas tan fuertes que hay, y no es soberbia, algo bueno habremos hecho”, explica Torretta en su luminoso despacho, rodeado de premios, de libros de moda, velas, botellas de vino y aceite con las etiquetas que llevan su diseño, de gafas o de perfumes. Todos forman parte del abanico de productos que comercializan otros bajo su nombre. “Las licencias son importantes, son una combinación de industria y diseño, que es lo que aportamos nosotros, y lo que conseguimos es que la distribución sea masiva”.

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Mientras otras marcas se venden o se agrupan con grandes grupos empresariales, Torretta resiste como firma familiar independiente, aunque en un par de ocasiones ha sido tentado para vender la compañía. Sin embargo, en el último momento, “por suerte, decidimos no hacer la operación”. Su objetivo, y más desde que hace cinco años se incorporó a la firma su hija, María Torretta, es seguir creciendo, actualizar la marca y apostar por el negocio online, la asignatura pendiente. “Tenemos que abrirnos a este mercado, a pesar de que estamos presentes a través de las plataformas de moda que venden nuestros diseños”.

El diseñador, que en la actualidad no cuenta con tiendas propias, ha confiado sus ventas a los establecimientos multimarca, con capacidad para mostrar un gran abanico de mercancía. Cree, además, que la globalización ha unificado el perfil del consumidor y el paisaje de las ciudades. “Antes ibas a Milán o a Londres y tenían identidad propia, pero todo eso ha ido desapareciendo con la globalización”. En ese fenómeno global juega un papel importante Inditex, con cuyo fundador, Amancio Ortega, ha emparentado por vía política. Su hijo, Carlos Torretta, es el marido de Marta Ortega. Cuando se intenta indagar sobre posibles conversaciones entre ambos sobre la industria textil, Torretta es tajante: “Nunca hablamos de negocios”.

Fuente: El País