Que un autobús suba al escenario de un centro de convenciones no es lo más habitual, y menos aún que lo haga sin que nadie toque el volante. Por eso, Anderson Chen, fundador y actual consejero delegado de Deep Blue Technology, contuvo la respiración el pasado viernes cuando su Panda AI Bus hizo una entrada triunfal en el Centro Nacional de Exposiciones y de Convenciones de Shanghái. “En un espacio tan estrecho, y con la interferencia que crea la pantalla que cubre todo el escenario, tenía miedo de que el vehículo se comportase de forma inesperada”, reconoció Chen con un suspiro de alivio cuando subió al escenario para presentar en sociedad el primer autobús urbano autónomo que entra en servicio en China.

Como su nombre indica, este vehículo eléctrico de 12 metros de largo y 18 toneladas de peso tiene apariencia de oso panda: utiliza el blanco y el negro en su librea, y esconde algunos de los sensores más relevantes en las orejas y en el morro de la carrocería. Son los que le permiten moverse sin que el conductor toque el volante o pise los pedales. “Como la legislación todavía no permite que circulen autobuses sin conductor, el Panda AI Bus mantiene esos elementos y una persona está siempre presente y alerta para tomar el control en caso de que surja algún problema”, comenta Chen. Es lo que se conoce como conducción autónoma de nivel 4.

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El Panda AI Bus ya está operativo en cuatro ciudades de tamaño medio de China. Y, de momento, parece que tanto las compañías de transporte municipal que los operan como los viajeros están satisfechos. “El interior es más amplio y cuenta con un sistema de entretenimiento personal en cada asiento”, resalta un usuario en un vídeo promocional. No en vano, Deep Blue ha incorporado novedades como pantallas individuales o un curioso sistema biométrico de cancelación de billetes.

“Vemos el Panda AI Bus como un avance interesante en los sistemas de inteligencia artificial que van a imperar en el futuro y, por eso, además de adoptarlo, nuestra ciudad quiere convertirse en un polo de desarrollo para estas tecnologías”, afirmó Feifan Tang, alcalde de Quzhou, una de las localidades en las que ya está operativo. “China puede lograr que el desarrollo de estos sistemas se dé mucho más deprisa porque cuenta con la economía de escala que permite poner en marcha proyectos como este”, añadió Chen.

Si bien el Panda AI Bus es el primer autobús urbano autónomo de China, en el gigante asiático ya estaban operativos algunos Apolong, minibuses autónomos desarrollados por Baidu que operan únicamente en zonas turísticas y en rutas prefijadas breves. Estos divertidos vehículos azules son una importante avanzadilla porque el año pasado comenzaron a ser producidos en masa e incluso países como Japón se han interesado por ellos. “Los vehículos autónomos son una revolución que nadie puede detener”, sentencia Chen.

Aspecto del interior del autobús. Cada asiento lleva una pantalla con opciones de entretenimiento. A la derecha, máquina de vending.

Deep Blue va todavía más allá en el desarrollo de máquinas autónomas y ya ha desplegado sus primeros policías robóticos. Sí, Robocop ya no es solo un personaje de película. Aunque el real no impone tanto como el de ficción, es capaz de identificar a las personas gracias a los sistemas de reconocimiento facial y de juzgar su comportamiento. Además, está equipado con diferentes sensores que sirven para dar la voz de alarma si hay fuego o una inundación, por ejemplo. No es el único modelo existente en China, y al menos uno de los que han desarrollado empresas locales, según el Diario del Pueblo, está equipado con una especie de táser para hacer cumplir la ley.

Todavía más de ciencia ficción parece el sistema que Deep Blue está desarrollando para controlar ordenadores con la mente, pero en un vídeo mostrado por la compañía se demuestra que ya han logrado jugar al Tetris. Si el programa termina dando sus frutos, la empresa asegura que será capaz de crear un sistema de comunicación silenciosa que decodificará lo que queremos decir o hacer leyendo los impulsos cerebrales y lo retransmitirá a otra máquina o ser humano. Es, aseguran, lo más cerca que estaremos de la telepatía.

  • Un autobús a la última

A diferencia de lo que hacen los lectores de huellas dactilares, el Sistema de Reconocimiento de la Palma de la Mano que ha desarrollado esta compañía de Shanghái utiliza una luz de espectro infrarrojo para penetrar 3 milímetros en la piel de la mano y hacer un mapa de la palma de cada usuario. Quienes se registren, pueden pagar su billete simplemente posando la mano en el lector y no necesitan viajar con billete de transporte de ningún tipo.

En cualquier caso, una de las peculiaridades más curiosas del autobús se encuentra en sus sistemas para incrementar los ingresos de las empresas de transporte. Debido a que las tarifas son muy bajas para permitir que todos los ciudadanos puedan acceder al transporte público, sus operaciones son siempre muy deficitarias. “Por eso, hemos decidido desarrollar dos tipos de sistemas que pueden incrementar los ingresos”, explica Chen.

Por un lado, está la publicidad que se muestra en las pantallas. Según la información proporcionada a RETINA por Deep Blue, “el autobús cuenta con siete grandes pantallas que emiten publicidad constantemente y que recogen datos en tiempo real del comportamiento de los usuarios, utilizando cámaras con funciones de reconocimiento facial y seguimiento de la mirada que son capaces de analizar las respuestas emocionales y la concentración de los viajeros”. La empresa asegura que todos estos datos “permiten personalizar los anuncios y lograr una mayor conversión en ventas”.

Por otro lado, el Panda AI Bus está equipado con una máquina de vending que se parece mucho a un frigorífico con puerta de cristal como los del supermercado y que, a diferencia de las que sueltan solo el producto elegido, utiliza un sistema de visión artificial para determinar qué ha cogido el usuario y cobrarle por ello a través de Alipay, el mayor sistema de pagos electrónicos de China. “Esto nos permite ofrecer una variedad más amplia de productos porque no estamos tan constreñidos por el espacio”, explica Chen. Lógicamente, la compañía de transporte se lleva una comisión por cada venta.

Fuente: El País