Cepsa da un paso atrás en sus planes de salir a Bolsa. El accionista vendedor Mubadala, el fondo soberano de Abu Dabi que controla el 100% de la compañía desde 2011, ha decidido «desistir de la oferta de venta», y en consecuencia, «posponer su proceso de admisión a negociación en las Bolsas», según el hecho relevante enviado a la CNMV, que no ha fijado fecha para volver a intentar salir al mercado. La compañía petrolera argumenta para su decisión «el estado actual de los mercados de valores internacionales». La horquilla de precios fijada entre los 13,1 y los 15,1 suponía valorar el 100% del capital entre 7.010 y 8.000 millones de euros.

La petrolera esperaba culminar la colocación entre inversores institucionales y empleados del 25% de su capital el jueves, 18 de octubre. Esto suponía valorar el 100% de la compañía entre 7.010 y 8.000 millones. «Los acontecimientos económicos internacionales más recientes han sembrado una gran incertidumbre en los mercados internacionales de capitales», señala la compañía en una nota.  «En este escenario, el apetito de los inversores internacionales se ha retraído de manera significativa y, por ende, su predisposición a participar en procesos de salida a Bolsa como el que estaba llevando a cabo Cepsa». 

Mubadala ha manifestado su vocación de continuidad «como inversor a largo plazo», según el hecho relevante. Según explica, el proceso de presentación a analistas e inversores «ha reforzado la convicción de Mubadala del valor de Cepsa, de la solidez de su Plan Estratégico 2030, de su destacada posición de liderazgo en el mercado y potencial de crecimiento».

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La fijación de la horquilla de precios ya estuvo en la parte baja del rango inicalmente previsto. Con todo, a cierre del viernes, la compañía no había logrado aún completar el 100% de la demanda de su OPV, que se situaba por encima del 70%. A día de hoy, señalan fuentes financieras, la demanda aún no estaba cubierta. Ya la semana pasada, la tardanza en completar el libro, la caída de las Bolsas (el Ibex cayó casi un 4% entre el miércoles y el viernes) y la bajada del petróleo hacían sospechar una demanda débil. 

En el camino de regreso de Cepsa a la Bolsa se ha cruzado el renovado temor de los inversores sobre la desaceleración económica global, después de que el FMI rebajara la semana pasada sus previsiones de crecimiento, y el alza de la rentabilidad del bono de EE UU, que hace temer subidas más intensas de interés en por parte de la Fed que aceleren un cambio de ciclo. Otro gran cambio cambio respecto al viernes es la creciente tensión internacional que pesa sobre Arabia Saudí por la desaparición del periodista crítico Jamal Khashoggi, que ha desatado una enorme oleada de críticas a nivel mundial en el ámbito político y empresarial y que supone un elemento de incertidumbre también sobre Abu Dabhi, cuyo fondo soberano es el dueño de Cepsa. El propio presidente de EE UU Donald Trump ha elevado el tono de la crisis y ha prometido un “severo castigo” a Arabia Saudí si Estados Unidos confirma que agentes saudíes mataron al columnista de The Washington Post.

Sobre el mercado español pesa además la inquietud que contagia Italia con la presentación de sus presupuestos a Bruselas, en los que prevé elevar el déficit público, y también la falta de acuerdo en las negociaciones del brexit, sobre el que esta semana celebra el Consejo Europeo un encuentro decisivo. En el camino de Cepsa ha surgido también la presentación del acuerdo de presupuestos entre el Gobierno y Podemos, que incluye la supresión a las sobreretribuciones de la energía nuclear e hidráulica que ha hecho caer con fuerza a las compañías eléctricas.

En la colocación de Cepsa estaban trabajando Rothschild, jefe de los asesores, y también Bank of America Merrill Lynch, Santander, Citi y Morgan Stanley, coordinadores de la salida a Bolsa. Los despachos Clifford Chance y Allen & Overy se han encargado de la parte legal. También estaban en el grupo de bancos colocadores colocadores Barclays, BNP Paribas, First Abu Dhabi Bank, Société Générale, UBS, en un tercer escalón, y BBVA y CaixaBank.

El dividendo de la petrolera era uno de los principales argumentos esgrimidos en favor de Cepsa por los colocadores. Según recogía el propio folleto, Cepsa prometía un reparto de 450 millones en dividendos en 2019, lo que supone incrementar el pago en un 5% con respecto a este año y mantener el pay out (el porcentaje del beneficio repartido a sus accionistas) por encima del 50%. Con cargo a 2020 preveía abonar 475 millones y con respecto a 2021, unos 500 millones. En el conjunto de los tres ejercicios el objetivo manifestado era pagar 1.425 millones de euros.

Fuente: Cinco Días