Las rentabilidades de los últimos años no han estado a la altura de sus expectativas, ni de las mías”. Edouard Carmignac, fundador y presidente de la gestora de fondos que lleva su apellido, una de las firmas independientes más grandes de Europa con 56.000 millones en activos, hizo propósito de enmienda esta semana durante la reunión anual con clientes en París. El sesgo conservador y de preservación de capital de sus estrategias y una lectura mejorable del mercado en algunos aspectos (la fortaleza del euro les pasó factura en 2017) provocaron que sus fondos estrella, Investissement y Patrimoine, se perdieran buena parte de la fiesta alcista de las bolsas el pasado año.
Carmignac espera resarcirse este curso gracias a una situación de mercado que consideran más favorable para su estilo de inversión. Desde sus oficinas en la elegante Place Vendôme, los gestores dibujan ante diferenes medios invitados, entre ellos EL PAÍS, un panorama no tan complaciente para el ejercicio que acaba de empezar. El mundo feliz en el que han vivido los inversores gracias a la combinación de crecimiento económico, estímulos monetarios y baja inflación estaría quemando sus últimas etapas. “El panorama está cambiando, pero sigue siendo favorable para los activos de riesgo. El cuento de hadas económico experimentará una pausa. No será el final, pero habrá que reajustar las carteras”, destacó Frédéric Leroux, responsable del equipo multiactivo.
En renta fija prefieren la deuda de países del sur de Europa como España e Italia
En Carmignac creen que la larga fase económica alcista en EE UU está llegando a su fin. La reforma fiscal, dicen, es un factor que impedirá un brusco cambio de ciclo, pero sus efectos no serán suficientes para impedir una desaceleración en la principal economía del mundo debido a la necesidad de ahorro de los hogares (menor gasto) y a la débil contribución de la inversión empresarial. Además, auguran repuntes puntuales de la inflación, un factor clave para el mercado en este momento ya que marcará el paso a los bancos centrales en su camino hacia la normalización monetaria. “Incluso aunque la desaceleración solo suponga una pequeña inflexión en la tendencia y el rebote de los precios sea temporal, su combinación en los próximos trimestres traerá volatilidad”, auguró Leroux.
De cumplirse este escenario, la gestora francesa prevé que la debilidad del dólar frente al euro continúe y que la rentabilidad de la deuda pública, especialmente aquella de mayor calidad, se incremente (es decir, que el precio de los bonos caiga). Por eso, su apuesta principal para 2018 es la renta variable, aunque con un sesgo muy selectivo. “Es cierto que cada vez quedan menos oportunidades de crecimiento en la Bolsa. Por eso, damos prioridad a los valores de más calidad, es decir, las acciones de compañías con un crecimiento sostenible, con predictibilidad en sus ingresos y con baja deuda. Un claro ejemplo son las empresas tecnológicas”, indicó David Older, responsable de renta variable.
En Carmignac reconocen que los niveles de la renta fija pública son “insostenibles”. Por eso, se decantan por emisiones de países de la periferia europea como España e Italia. “El estrechamiento de los diferenciales puede continuar. La mejora de la nota de solvencia por parte de Fitch es muy importante porque servirá para atraer más inversiones hacia la deuda española”, destacó Rose Ouahba, jefe del área de renta fija. Dentro de este activo, otra alternativa que gusta es la deuda de determinados países emergentes como México, con un déficit público controlado y con unos bonos que pagan lo mismo que otros Estados con más problemas como Argentina.
Fuente: El País