El reparto de tareas en el segundo Gobierno de Pedro Sánchez deja a Nadia Calviño como adalid de la ortodoxia y cortafuegos frente a los mercados. En ese yin y yang que marcará el paso del primer Ejecutivo de coalición de la democracia, la vicepresidenta económica se ha estrenado este miércoles, solo 24 horas después del primer Consejo de Ministros, con un mensaje de moderación y estabilidad económica con el que busca calmar la inquietud de algunos inversores tras el acuerdo de PSOE y Podemos. “Mantener el crecimiento económico y la creación de empleo es nuestra gran prioridad”, ha subrayado en la décima edición del Spain Investors Day, celebrado en un céntrico hotel de Madrid y que ha contado con el Grupo PRISA (editor de EL PAÍS) como uno de sus patrocinadores, al tiempo que reafirmaba su compromiso con la “disciplina fiscal” y las “reformas estructurales”, que no ha detallado. Al tiempo, ha remarcado la apuesta del Ejecutivo por la derogación de los puntos más lesivos de la reforma laboral del PP, uno de los asuntos que más inquietan a los inversores.

MÁS INFORMACIÓN

“España”, ha subrayado Calviño, “puede demostrar que, con una política económica responsable, realista, coherente y moderada, con responsabilidad fiscal y sensibilidad social, con una agenda clara de reformas estructurales como la que propone nuestro Gobierno se puede hacer que dos más dos sumen mucho más de cuatro”, ha zanjado, ya en español, en el tramo final de un discurso formulado íntegramente en inglés. Todos los pronósticos del Ejecutivo, ha agregado, apuntan a un “crecimiento positivo, más robusto y equilibrado” que en el pasado, con un buen ritmo en la llegada de inversión exterior y un superávit por cuenta corriente (la diferencia entre los ingresos y los pagos al exterior por el intercambio de mercancías y servicios) continuado —aunque decreciente—. Según Calviño, la inestabilidad política —a la que las agencias de calificación han apuntado como una de las principales fuentes de incertidumbre en torno a la economía española— «ha desaparecido» con la formación del Gabinete y ha situado a España como uno de los países «más atractivos del mundo» para los inversores.

El entorno económico, con todo, sigue retando al optimismo. A la ralentización española reciente —en consonancia con la trayectoria de los principales países europeos— se ha sumado un contexto internacional “complejo” y plagado de “riesgos”, como ha reconocido la propia Calviño. “Es un entorno es menos predecible que en el pasado y la incertidumbre está impactando sobre el comercio, la inversión, el consumo y, en general, sobre el crecimiento”. Y, a pesar de la reciente distensión en la guerra comercial que libran desde hace meses las dos principales potencias mundiales —Estados Unidos y China— y un Brexit del que se vislumbra un final no tan traumático como el que se proyectaba unos meses atrás, “pasará tiempo” hasta que la confianza regrese a los agentes económicos. “España está lidiando con este entorno mejor que otros socios europeos. Pero es una economía muy abierta, sensible a los desafíos internacionales, y tenemos que tenerlo en cuenta”.

Contrarreforma laboral para atajar «abusos»

La contrarreforma laboral prometida por el Gobierno de Sánchez es uno de los puntos que más dudas despierta entre los inversores extranjeros. Preguntada por este asunto, la vicepresidenta de Economía y Transformación Digital ha ratificado la apuesta del nuevo Ejecutivo por compatibilizar el ataque a los “abusos” —una palabra que ha pronunciado hasta en dos ocasiones en menos de media hora de alocución— que se producen en el mercado de trabajo con el crecimiento económico y la creación de empleo. “Es una prioridad, como se ha señalado en el programa de Gobierno de coalición. [Pero] existe también un amplio acuerdo sobre la necesidad de ajustar algunos elementos de la legislación laboral que están llevando a abusos que deben ser atajados para asegurar un mercado de trabajo más justo”.

Calviño, figura clave en la relación con Bruselas —donde llegó a ser directora general, el puesto más alto en la jerarquía administrativa europea— ha vinculado la apuesta por reformar las leyes laborales a escala española con el impulso de la Comisión Europea para fijar un salario mínimo a escala comunitaria y la creciente importancia de la desigualdad en la agenda económica y social internacional, y ha mostrado su convencimiento en que será posible “alcanzar un equilibrio entre el crecimiento de la economía y del empleo y la eliminación de los abusos” laborales. “El desempleo”, ha completado, sigue en niveles “intolerablemente altos, con un alto grado de paro estructural” y la desigualdad debe ser atendida “no solo por razones de justicia social sino porque una sociedad cohesionada y equilibrada son clave para la estabilidad política, económica y social”.

En paralelo, la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, ha anunciado este miércoles que la derogación de la reforma laboral de 2012 será en dos fases: primero se suprimirá «de inmediato y con urgencia» el despido por acumulación de bajas justificadas por enfermedad y el que da prevalencia a los convenios de empresa sobre los sectoriales, y en segundo lugar, diálogo social mediante, se actualizará el Estatuto de los Trabajadores a una realidad en la que la importancia de las «grandes fábricas» no ha dejado de mermar en favor de algunas pymes y autónomos. La reforma laboral del PP, ha criticado Díaz en declaraciones a La Sexta, «no sirvió para crear empleo sino para devaluar los salarios».

Puesta en valor de Escrivá al frente de Seguridad Social

La vicepresidenta española también ha aprovechado su intervención para poner en valor el nombramiento de José Luis Escrivá al frente de Seguridad Social, una de las grandes sorpresas que ha dejado la formación de Gobierno por su perfil netamente ortodoxo y un guiño en toda regla a los mercados. «El hecho de que se haya creado un ministerio específico y que su titular sea el anterior titular de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef) es un mensaje claro sobre el compromiso de nuestro Gobierno por la sostenibilidad a largo plazo del sistema de seguridad social y por asegurar las pensiones actuales y futuras», ha remarcado Calviño.

Fuente: El País