El Banco Portugués de Investimento (BPI), el tercer banco privado del país, ya solo tiene un accionista y se llama CaixaBank. Tres meses antes de lo recomendado por la CMVM y casi dos años después de la opa lanzada, el 100% de las acciones son del banco catalán.

El control absoluto sobre el banco portugués cierra una historia que comenzó en 1995 cuando el grupo catalán entró como accionista minoritario. En 2012, la entonces La Caixa se convirtió en el primer accionista (44,1%), al adquirir la parte del banco brasileño Itaú. Sin embargo, esa posición no le sirvió para mandar, ya que se necesitaban los dos tercios de los votos del consejo y la angoleña Isabel Dos Santos (19%) mantenía una posición de bloqueo. En 2015, una primera opa de la ya CaixaBank a 1,3 euros la acción fracasó por disputas entre los dos principales socios, pero triunfó un año después a 1,1 euros, gracias al acuerdo con la empresaria angoleña que, a cambio, conseguía la mayoría en el Banco Fomento Angola, donde BPI tenía el 51%.

Tras la opa de 2017, CaixaBank pasó del 45,5% del banco al 84,5%. En mayo, uno de sus tradicionales socios, Allianz, le vendió su 8,5% por 178 millones (a 1,45 euros la acción). El banco catalán se hacía con el 93% y anunciaba la salida del mercado bursátil portugués, que la Comisión del Mercado de Valores Mobiliarios (CMVM) ha aprobado.

La CMVM había autorizado una orden permanente de compra de los títulos en poder de minoritarios (a estas alturas ya solo un 5%) que se extendía hasta marzo del año próximo, periodo en el que los accionistas se verían obligados a vender al precio marcado por la autoridad independiente, 1,47 euros.

Caixabank ha querido abreviar a este miércoles, día 26, el plazo límite para hacerse con el 100% de la sociedad y se cancela la orden permanente de compra. Si algún accionista no vendió antes de este miércoles, día 26, CaixaBank, “ejercerá su derecho potestativo de adquisición de acciones de los accionistas que no acepten voluntariamente la oferta de compra, llegando a detentar la totalidad de las acciones del capital social de BPI”, señala en el comunicado a la CMVM.

Este resto de acciones le va a suponer al banco catalán un desembolso de 108 millones de euros, al haber subido la autoridad independiente dos céntimos el precio respecto al pagado a Allianz en el mes de mayo.

En los nueve primeros meses de 2018, el BPI, bajo la dirección de Pablo Forero, ganó 529 millones de euros frente a los 22 del mismo periodo del año anterior. El 61% de sus beneficios proviene de la actividad doméstica.

Fuente: El País