CaixaBank ha mejorado en un 17,8% sus resultados de 2018 en relación a las cifras de 2017. La entidad ha rozado los 2.000 millones de euros de beneficio (1.985 millones), cifra que está en línea con lo previsto por los analistas pese a que el resultado del cuarto trimestre ha caído con fuerza respecto al tercero. Las cifras trimestrales, 217 millones de euros, sí han estado muy por debajo de las previsiones, y de hecho la acción ha marcado una caída del 7,2%, la mayor desde el referéndum del Brexit.

«El mercado valora expectativas, y lo que nos preocupa es crear valor y crecimiento en el largo plazo. Nosotros con la publicación de resultados de hoy estamos haciendo un ejercicio de responsabildiad y valoramos que sigue habiendo fuertes inercias de gasto, que los tipos de interés no suben y que el sector está en una situación difícil», ha valorado al respecto el consejero delegado de la entidad, Gonzalo Gortázar, durante la presentación de sus cuentas anuales en Valencia, donde se ubica su sede social.

La propia entidad bancaria prevé obtener un menor crecimiento para el ejercicio 2019, como resultado de las incertidumbre políticas a nivel mundial.»Cerramos una etapa que comenzó hace cuatro años y lo hacemos muy satisfechos de haber logrado los principales objetivos estratégicos aunque en el tramo final de este ejercicio se ha hecho patente una desaceleración debido a los focos de tensión con el Brexit, las relaciones comerciales entre EE UU y China y la prima de riesgo italiana. Esperamos que el crecimiento en el próximo año sea inferior y a medida que las incertidumbres se resuelvan podremos ir de menos a más, al contrario que este año que hemos ido de más a menos», ha valorado el presidente de CaixaBank, Jordi Gual.

En el mercado, los analistas de KBW han apuntado que los resultados  son más débiles que en trimestres anteriores en términos de margen de intereses y comisiones, mientras Jefferies habla de unos resultados «complicados» por los numerosos extraordinarios.

El resultado del banco se ha beneficiado de las menores cargas por saneamientos respecto al año pasado: en 2017 la entidad registró 1.710 millones entre deterioro de activos y provisiones y este año, 567. No obstante, en 2018 ha tenido que apuntarse minusvalías por la reclasificación contable de la participación en BFA (154 millones) y el impacto de la venta de la participación en Repsol, que restó 435 millones en el tercer trimestre del año, además de tener que sanear algo más de 200 millones por la recompra del 51% de Servihabitat. «La reducción de los activos problemáticos y no estratégicos ha sido clave. La estrategia era estar plenamente centrados en lo que sabemos hacer muy bien y es ofrecer servicios de banca y seguros de alta calidad. Hemos reducido los créditos dudosos a menos de la mitad», ha explicado Gual

En cuanto al plan de ajuste que está negociando con los sindicatos, la entidad financiera ha dotado en el cuarto trimestre 53 millones de euros para prejubilaciones. Igualmente, la red de oficinas que cerrarán como parte de la reestructuración del negocio bancario hacia los canales digitales, el consejero delegado del grupo ha asegurado que no afectará a las sucursales de zonas rurales. «Tenemos una red de más de 1.100 oficinas rurales y no las vamos a abandonar. Es una red que hemos especializado y la vamos a mantener en los próximos tres años. Estamos presentes en más de 2.000 municipios y en algunos de ellos somos la única entidad, no queremos irnos de un solo pueblo», ha afirmado Gortázar.

El resultado de CaixaBank en España ha alcanzado los 1.605 millones de euros, un 6,4% más, mientras que el banco portugués BPI ha contribuido al beneficio con un total de 380 millones, frente a los 176 millones de euros en el ejercicio 2017. El margen de intereses ha aumentado un 3,4% en el año, y el margen bruto, un 6,6%, gracias a la mayor aportación de las filiales y los seguros. En el año el crédito a la clientela apenas ha crecido un 0,3%, mientras los depósitos lo han hecho en un 2,6%. La morosidad ha acabado el año en el 4,7% (un 6% en diciembre de 2017) y el ratio de capital CET1 fully loaded ha cedido dos puntos básicos, hasta el 11,5%.

De cara a 2019, CaixaBank prevé un aumento de en torno al 2% del margen de intereses, confiando en una menor presión de las revisiones hipotecarias y a una apuesta por el crecimiento selectivo. En 2018 la entidad ha destacado que ha hecho énfasis en la producción crediticia en segmentos rentables para compensar las repreciaciones negativas de las hipotecas. La entidad espera que en 2019 la morosidad acabe por debajo del 4% y las comisiones crezcan a ritmos del 3% gracias a las divisiones de gestión de fondos y seguros. Por otra parte, el objetivo de rentabilidad (ROTE) del 12% anunciado en su plan estratégico 2019/2021 podría reducirse si se mantienen estables los bajos tipos e interés. «Si los tipos de interés no suben la rentabilidad será de un 10%, pero trabajaremos para conseguirlo, nuestro objetivo se mantiene en e 12%», ha afirmado el presidente de la entidad.

Política de dividendos

La entidad, además, ha anunciado el dividendo de abril, que será de 0,1 euros por acción. Supera en un 25% los 0,08 euros abonados en abril de 2018. Con este abono, la entidad habrá pagado 0,17 euros a cuenta de las cifras de 2018 (el 13% más), con un pay-out del 51%. CaixaBank, asimismo, ha apuntado que a partir del año que viene cambiará su política de dividendos para hacer solamente un abono al año, hacia el mes de abril.

Esta nueva política se aplicará a partir de los resultados de 2019, por lo que desaparece el dividendo a cuenta que se abonó el pasado mes de noviembre. Hasta 2017 CaixaBank pagaba cuatro dividendos al año. En cuanto a la cuantía, CaixaBank se compromete con un pay-out de más del 50%, pero añade que este porcentaje del resultado no superará el 60% a cargo de los resultados de 2019. En la información remitida a la CNMV sobre la política de dividendos se especifica que la entidad informará sobre el rango previsto de pago de dividendos al tiempo que publique los resultados anuales.

Fuente: Cinco Días